Los sueños de China de ampliar su influencia y participación en Latinoamérica y el Caribe a través de proyectos comerciales e infraestructura, son empañados al verse envueltos en problemas de corrupción, dificultades financieras y críticas por la calidad de sus construcciones. Estas fantasías chinas se han convertido en pesadillas y cuentos de terror para muchos países.
“China ha demostrado habilidad para promocionar un atractivo lema, El sueño; que es un eslogan que resuena: ¿quién no sueña, quién no piensa, quien no imagina?”, dijo el 22 de septiembre a Diálogo Sergio Cesarin, coordinador del Centro de Estudios sobre Asia del Pacífico e India, de la Universidad Nacional de Tres de Febrero en Argentina. “Sin embargo, detrás de esa frase publicitaria, las divagaciones chinas plantean una realidad y un pragmatismo brutales”.
Cesarin dice que esta utopía china se traduce en ambiciosos proyectos de infraestructura financiados por bancos estatales chinos para la expansión y globalización de sus empresas; la internacionalización de su moneda, el yuan; y asegurarse el acceso continuo a recursos naturales y proyectos de infraestructura en Latinoamérica, financiados con acuerdos turbios.
“Esta dinámica de aproximación lleva a que numerosos proyectos fracasen, resultando en el desplazamiento de la competencia en detrimento de empresas europeas y estadounidenses”, dijo Cesarin.
En el contexto de grandes licitaciones, la normativa europea y estadounidense se caracteriza por la rigurosidad de las relaciones externas de las empresas, los estándares que deben cumplir y las regulaciones a las que deben sujetarse. En el caso de China, las normativas son oscuras y carecen de parámetros y niveles de control.
“Es difícil plantear compensaciones adecuadas a proyectos fallidos”, indicó Cesarin. “En los procesos de reestructuración de deuda o revisión de proyectos, Pekín opta por negociaciones bilaterales en condiciones de confidencialidad, evitando llevar los casos a tribunales internacionales”.
Estas dinámicas no solo ensombrecen las aspiraciones de China en la región, sino que también dejan a su paso una serie de proyectos incompletos o con problemas. A continuación, algunos ejemplos:
Matthews Ridge
El septiembre de 2021, el embalse de Matthews Ridge de la empresa china Guyana Manganese Inc. (GMI) colapsó, causando inundaciones en la región. Los habitantes tuvieron que refugiarse en los árboles debido al aumento repentino del nivel del agua, refiere el diario guyanés Stabroek News.
A pesar de haber recibido instrucciones del presidente de Guyana Irfaan Ali para reparar la represa, la empresa GMI no realizó mejoras en las obsoletas tuberías de drenaje, lo que comprometió la estructura del embalse, señaló. Actualmente, los residentes deben cruzar un puente inseguro y resbaladizo, representando un grave peligro especialmente para los niños y ancianos, detalló.
Dragon Mart
En 2015, México canceló el megaproyecto chino Dragon Mart en Cancún, Quintana Roo, debido a la falta de autorizaciones para su construcción y la afectación de ecosistemas y caminos costeros en zonas de humedales, reportó la revista mexicana Proceso.
Este proyecto, que comenzó en 2013 y enfrentó la oposición de autoridades locales, ambientalistas, organizaciones empresariales y sociales, tenía planeadas 722 viviendas, 20 naves comerciales y 3000 locales, en una superficie de 561 hectáreas, señaló el diario mexicano El Financiero.
Además de su propósito comercial, Dragon Mart planteaba la extracción de recursos naturales y la producción de soya transgénica en Quintana Roo, detalló Proceso. Este tipo de inversiones chinas en otras regiones, como África y Sudamérica, a menudo están asociadas con la explotación intensiva de materias primas.
Coca Codo Sinclair
El Gobierno ecuatoriano y el contratista chino Sinohydro siguen en conversaciones para resolver los problemas que impiden la recepción oficial de la planta hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, a pesar de que comenzó a funcionar en 2016, informó BNamericas el 4 de mayo.
Sinohydro realizó la construcción de la represa a un costo cercano a los USD 3440 millones, mientras que Ecuador invirtió unos USD 600 millones adicionales en las líneas de transmisión, precisó.
El Gobierno se niega a formalizar la recepción de la planta, debido a la existencia de miles de fisuras irreparables y otros problemas que, en 2018, llevaron a la Contraloría a concluir que la obra no cumplía con los criterios de recepción de obra pública, detalló.
Metro de Bogotá
La Empresa Metro de Bogotá, en Colombia, impuso una multa de USD 196 000 al concesionario chino Metro Línea 1, quien construye parte de la primera línea del sistema de transporte masivo de Bogotá, por incumplir la entrega de estudios y diseños preliminares que debieron entregar a fines de 2022, reportó el diario El País.
Indicó que el contrato para la construcción de la primera línea se firmó en noviembre de 2019 con el consorcio chino APCA Transmimetro, quien se comprometió a finalizar la obra en 2028. La línea 1 tendrá 23,6 kilómetros y actualmente solo está avanzada en un 20 por ciento. El consorcio chino argumentó variables no consideradas y apelará la sanción, comunicó la Fundación Andrés Bello, el 27 de julio.
Hidroeléctrica Rositas
En 2018, Bolivia suspendió el proyecto de la hidroeléctrica Rositas debido a la oposición de las comunidades afectadas, informó la plataforma de periodismo ambiental Mongabay. En enero de 2022, las empresas China Three Gorges y China International Water & Electric no dieron alternativas para las poblaciones que iban a ser inundadas.
El proyecto hidroeléctrico tenía como objetivo construirse en río Grande, en Santa Cruz, cerca de la confluencia con el río Rositas, en un área de 150 000 hectáreas. Se preveía que inundaría una superficie de 449 km2, equivalente a tres veces la zona urbana de La Paz, detalló. El proyecto contaba con el financiamiento de más de USD 1500 millones del Eximbank de China.
A pesar de la suspensión, existe la posibilidad de que el proyecto Rositas se reactive. Mongabay señaló que este proyecto polémico, con más de cinco décadas de historia en Bolivia, no ha sido sometido a un estudio de impacto ambiental ni ha pasado por el proceso de consulta previa. Hasta la fecha, cada gobierno boliviano ha intentado reactivarlo.
Pequeña ventana
“Las dinámicas que arrojan sombras sobre las aspiraciones chinas impactan negativamente la reputación internacional de esas empresas. No estamos solos en la observación de fallos en proyectos en la región, ya que también se registran fracasos de proyectos chinos en el sur de Asia y África”, expresó Cesarin. “En Latinoamérica, la percepción hacia China se ha deteriorado por los múltiples problemas de las infraestructuras que construyen. Esto plantea dudas sobre las alianzas estratégicas previas con Pekín, ya que a menudo niega solución a estos problemas”.
“Es importante considerar que todo esto podría abrir una pequeña ventana de oportunidades para proyectos alternativos de empresas europeas y de infraestructura de los Estados Unidos en el futuro”, concluyó.