Ecuador empezó el 2022 con un récord de 25 toneladas de drogas incautadas y un repunte de la violencia con más de 300 asesinatos hasta mediados de febrero, reportó la agencia EFE. El 2021 supuso un estallido de violencia con un promedio de 13 homicidios por cada 100 000 habitantes, la peor cifra en los últimos 10 años, reportó el diario ecuatoriano Primicias.
Según las autoridades, la porosidad de las fronteras terrestres con Colombia y Perú ha convertido al Ecuador en uno de los principales puntos de acopio y salida del narcotráfico internacional hacia los Estados Unidos y Europa, lo que viene aparejado de crecientes niveles de inseguridad.
Una de las señales de que el país ha acelerado su espiral de violencia fue el descubrimiento el 14 de febrero de 2022 de dos cuerpos colgados por los pies en un puente de la ciudad de Durán, cerca de la ciudad portuaria de Guayaquil, una práctica de los grupos del narcotráfico de México. Las autoridades han reconocido los posibles vínculos entre las bandas regionales con los cárteles mexicanos como Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa.
“Es innegable que el respaldo material y financiero que prestan [los cárteles mexicanos] a los grupos ecuatorianos ha contribuido a intensificar la violencia”, puntualizó la organización internacional InSight Crime.
Los confinamientos y la crisis de contenedores por la pandemia del coronavirus en 2020 afectaron el tránsito de los cargamentos de droga que se acumularon en centros de acopio de Guayas, Manabí, Esmeraldas y Carchi, entre otros. Los policías antinarcóticos ecuatorianos aprovecharon la situación para realizar un sinnúmero de operativos a lo largo de 2021, logrando un récord histórico de 210 toneladas de drogas incautadas y la detención de más de 13 000 personas vinculadas al narcotráfico, reportó el diario ecuatoriano El Comercio.
Pero la ministra de Gobierno Alexandra Vela, advirtió que mientras más se golpea al narcotráfico, la respuesta de estas organizaciones criminales puede ser más violenta, ya que “prácticamente existe una guerra entre el Estado, la sociedad ecuatoriana y los grupos de delincuencia organizada”, dijo a la prensa a inicios de febrero.
En octubre de 2021 el Gobierno decretó un estado de excepción y movilizó a militares en las calles para hacer frente a la violencia y realizar controles de armas y droga, requisas, inspecciones y patrullajes. “En las calles hay solo un enemigo: el narcotráfico”, dijo el presidente de Ecuador Guillermo Lasso al anunciar el estado de excepción. El Gobierno también asignó presupuesto para la compra de equipos, vehículos y capacitación técnica que procuren a la policía mejores condiciones para combatir el crimen organizado.
Por otro lado, la cooperación internacional sigue siendo fundamental para afrontar el crimen organizado transnacional. A mediados de febrero, el Departamento del Tesoro de los EE. UU. sancionó al ecuatoriano Wilder Sánchez Farfán, señalado como uno de los principales proveedores del Cártel de Sinaloa. Sánchez Farfán está acusado de fabricar la droga en laboratorios del sur de Colombia y traerla a Ecuador para finalmente enviarla a México por aire, mar y tierra.
Asimismo, el intercambio de información entre las labores de inteligencia de las fuerzas regionales también ha sido clave para la incautación de droga y la desarticulación de bandas delictivas. El subdirector del Centro de Investigaciones Especiales de la Policía Nacional Manuel Silva, sostuvo en una entrevista con Primicias que “esta lucha no la podemos hacer solos en el Ecuador, tiene que hacerse a escala regional”.