A principios de 2019, las autoridades chinas interrumpieron entierros y bodas cristianas en la provincia de Henan, según indica Bitter Winter, una revista en Internet que documenta los abusos a los derechos humanos en China. Los creyentes son amenazados con encarcelamiento e investigaciones. Algunos son arrestados.
El Departamento de Estado de los Estados Unidos designó a China, desde el 1999, como “país de preocupación especial” por sus graves violaciones a la libertad de religión.
El Departamento de Estado informó que el Gobierno chino obliga a las iglesias a instalar cámaras para que la policía pueda vigilar sus actividades cada día, y obliga a los cristianos a firmar documentos para renunciar a su fe cristiana, de acuerdo al Informe de Libertad Religiosa Internacional 2018. El secretario de Estado Michael R. Pompeo calificó las medidas de China como “atroces”.
Las restricciones a la religión empeoran
China también busca informantes. La publicación South China Morning Post informó que funcionarios de la ciudad de Guangzhou han comenzado a ofrecer premios en efectivo de hasta 1500 dólares, por información sobre reuniones religiosas.
China figura entre los 10 principales países donde imperan las leyes y políticas más restrictivas a la libertad religiosa, de acuerdo a un informe del Centro de Investigaciones Pew en 2019. En la actual campaña del Partido Comunista de China para hacer más china la religión (haciéndola más de la etnia china Han) , cristianos, musulmanes uigures y hui, budistas tibetanos y el grupo Falun Gong, son objetivos particulares del acosamiento.
“La persecución religiosa es un desafío que define al siglo XXI y los Estados Unidos liderarán con orgullo la defensa para proteger la libertad religiosa donde sea atacada”, afirmó Sam Brownback, embajador especial de los Estados Unidos para Asuntos de Libertad Religiosa Internacional, en un testimonio emitido en junio.