China y Nicaragua firmaron un acuerdo de libre comercio (TLC) profundizando de esta manera sus relaciones bilaterales y económicas, luego de que el régimen de Daniel Ortega-Rosario Murillo rompió vínculos con Taiwán y se alineó a Pekín.
“Es necesario mirar con cuidado las nuevas dinámicas políticas y económicas que presenta China desde hace ya varios años”, dijo a Diálogo el 8 de octubre Fabián Calle, analista político argentino y magíster en Relaciones Internacionales.
El diario español El Mundo señaló que luego de romper con Taiwán en diciembre de 2021, Managua y Pekín firmaron un memorándum de entendimiento para establecer un “mecanismo de consultas políticas y un acuerdo de apoyo mutuo, exoneración de visas y cooperación comercial”. El intercambio entre ambos países –separados por más de 14 000 kilómetros– fue de USD 760 millones en 2022.
Sin embargo, la balanza es deficitaria para Nicaragua, pues en la primera mitad de 2023 las exportaciones nicaragüenses a China fueron solo de USD 6,7 millones. Una cifra que resulta ínfima en comparación a la relación de Nicaragua con su principal socio comercial, los Estados Unidos, que para el mismo periodo alcanzó los USD 1000 millones, agregó el medio de comunicación español.
El TLC, firmado el 30 de agosto con China es visto con mucho temor y escepticismo por analistas políticos y economistas nicaragüenses e internacionales. Sobre todo porque no creen que China realmente genere ingresos significativos a la economía de Nicaragua.
“El régimen chino se quiere posicionar mostrando a su país como en vías de desarrollo y que comprende y sintoniza con las aspiraciones y objetivos de diversos Estados relevantes del mundo subdesarrollado”, sostuvo Calle.
Según El Mundo, China podrá vender sin aranceles a Nicaragua insecticidas, herbicidas, plásticos, materias primas para la producción de textiles, tecnologías y juguetes, entre otros productos. La lista de 78 productos chinos está dividida en más de 20 grupos que incluyen plantas vivas, hortalizas frescas o refrigeradas, preparaciones y conservas de pescado, artículos de confitería, extracto de malta, pastas alimenticias, cereales, galletas, hongos, salsas, condimentos y mucho más.
“China se centra en su poder financiero y comercial”, precisó Calle. “Su presencia es impulsar una agenda estratégica principalmente guiada por sus intereses económicos, energéticos y geopolíticos”.
En ese sentido, Calle planteó que los avances chinos en Latinoamérica “son en áreas críticas como infraestructura estratégica, inversiones en tecnologías sensibles, control de cadenas y puntos logísticos, como la búsqueda de cooperación en el campo militar y de la defensa”.
Por su parte, el dirigente opositor nicaragüense Félix Maradiaga, durante el foro China en América Latina: Realidad y tendencias en Costa Rica y Centroamérica, celebrado el 1.º de agosto en la ciudad de San José, Costa Rica, y organizado por el organismo Expediente Abierto, consideró que el régimen Ortega-Murillo es un “socio barato para China, porque no tiene mucho que ofrecer”, informó la agencia de noticias EFE.
Otra muestra del refuerzo del interés de China en Nicaragua es la firma de un memorando de entendimiento para impulsar la enseñanza del idioma mandarín en los colegios y universidades del país centroamericano. El acuerdo fue suscrito por la directora general adjunta del Centro para la Educación y la Cooperación en Lenguas, del Ministerio de Educación de China Yu Tiangi, y la ministra de Educación de Nicaragua Lilliam Herrera, indicó el 23 de septiembre el sitio de noticias argentino Infobae.
Para Calle la política de China “es de endeudamiento, dependencia alimentaria y dominación militar”.