El Cártel de Sinaloa, una organización criminal mexicana dedicada al narcotráfico, afianza su poder y su base en Venezuela para traficar drogas, con respaldo del régimen de Nicolás Maduro.
La investigación Sinaloa: Un visitante que llegó para quedarse en Venezuela; de InSight Crime, una organización de investigación y periodismo sin fines de lucro especializada en crimen organizado en Latinoamérica y el Caribe, narra cómo elementos del Cártel de Sinaloa viven en San Felipe, municipio de Machiques de Perijá, estado venezolano de Zulia, una de las rutas más cotizadas por su frontera con Colombia y su salida al Caribe. Los residentes aseguran a InSight Crime que la presencia de la organización es tan fuerte, que ahora este poblado es conocido popularmente como “Sinaloa”.
Asienta la investigación que el cártel utiliza 400 pistas de aterrizaje ilegales, donde opera en combinación con la Fuerza Aérea de Venezuela y el grupo narcotraficante designado por los EE. UU. como terrorista, el Ejército de Liberación Nacional, para intercambiar cajas con armas y dólares por cargamentos de narcóticos. Según Insight Crime, los operadores sinaloenses pagan unos USD 60 000 por cada aterrizaje ilegal.
“Venezuela se convirtió, hacia el último periodo del régimen de Chávez y en todo lo que va del régimen de Maduro, en un espacio seguro para la delincuencia, que almacena y mueve grandes cantidades de estupefacientes a los EE. UU., Europa y Asia”, comentó a Diálogo Armando Rodríguez Luna, director de proyectos de la ONG mexicana Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia. “El cártel financia algunas actividades del régimen venezolano en su crisis económica de los últimos dos años”.
“Maduro y sus cómplices fueron acusados como narcotraficantes; se benefician enormemente del tráfico ilícito, con un aumento del 50 por ciento en el tráfico ilícito de drogas dentro y fuera de Venezuela en los últimos años”, dijo en abril el Almirante de la Marina de los EE. UU. Craig S. Faller, comandante del Comando Sur de los EE. UU. (SOUTHCOM). A finales de marzo, el Departamento de Justicia de los EE. UU. acusó formalmente al régimen de Venezuela de narcotráfico y otras actividades ilícitas.
“Los productores agropecuarios son los más afectados por esta situación. No pueden negarse a las decisiones de los cárteles. Si no permiten el accionar delictivo, los matan”, indica el informativo independiente venezolano El Pitazo. “Este flujo continuo de cocaína expone a constantes amenazas a los residentes de San Felipe, pieza clave para la organización mexicana”, agregó a Diálogo Yadira Gálvez, académica de la Universidad Nacional Autónoma de México.
En enero, el presidente de Colombia Iván Duque declaró que el protagonismo del Cártel de Sinaloa es tan grande que tiene francotiradores a sueldo y sembradores de minas antipersona para evitar la labor de erradicación en Colombia. “Estos delincuentes ya no requieren de intermediarios; ellos mismos hacen el trabajo con socios locales colombianos y venezolanos”, concuerdan Gálvez y Rodríguez.
“El grupo criminal genera una dinámica distinta en Venezuela al movilizar dólares y lavar dinero para Maduro”, comentó Gálvez. “Este ‘refugio’ permite al Cártel de Sinaloa mejorar su relación con sus socios colombianos para operar de cerca el mercado”.