Organizaciones No Gubernamentales (ONG) de Bolivia se unieron para advertir que la Amazonia boliviana está amenazada por el tráfico de drogas.
“A la devastación de los recursos naturales […] se suma ahora la delictiva actividad del narcotráfico que pretende someter a las poblaciones, en particular a los jóvenes, en ese círculo vicioso de violencia y ambición”, afirma un comunicado conjunto divulgado el 26 de junio. El documento lleva la firma de 17 entidades, entre ellas el Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social, el Centro de Documentación e Información Bolivia, la Fundación Agrecol Andes, el Colectivo Casa y la Pastoral Social Caritas.
Las ONG expresaron su apoyo a la comunidad de Bella Vista, en el municipio de Magdalena, cuyos vecinos se levantaron contra el narcotráfico. El 12 de junio, ellos retuvieron una avioneta presuntamente utilizada por los criminales y la exhibieron en la plaza central. Los habitantes también destruyeron parte de una pista de aterrizaje clandestina y cerraron un hangar supuestamente utilizado por una red de trata de personas con fines de explotación sexual.
El 19 de junio, agentes de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN) incautaron la avioneta, además de cuatro vehículos y un tractor. También inhabilitaron el hangar.
Juan Frías, director de la FELCN, dijo que los narcotraficantes siguen operando en la región a pesar de la cuarentena. “No tenemos un solo día donde no tengamos un resultado positivo en una operación antinarcóticos”, afirmó Frías en una conferencia de prensa el 22 de junio.
El narcotráfico avanza especialmente en la región del norte de La Paz, que forma parte del ecosistema del río Amazonas. Allí, la superficie de cultivos de coca pasó de 220 hectáreas en 2017 a 346 hectáreas en 2018 (último año con datos disponibles), un aumento del 57 por ciento, según el informe Monitoreo de Cultivos de Coca publicado en 2019 por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
La región contrasta con el resto del país, donde las imágenes de satélites mostraron una reducción del 6 por ciento en la superficie con cultivos de coca, totalizando 23 100 hectáreas.
En los últimos años, la prensa y las autoridades dieron a conocer por lo menos cuatro clanes familiares asentados en la Amazonia boliviana, que operan con organizaciones extranjeras. “Se ha denunciado la presencia de ciudadanos de Brasil, Perú, Colombia y Paraguay, entre otros países, que participan en las operaciones de transporte de droga”, informó el diario Los Tiempos.