La compañía Zijin Mining, unas de las mayores productoras de cobre y oro de China, adquirirá por USD 770 millones la totalidad de la compañía canadiense Neo Lithium Corp., centrada en la explotación de litio en Tres Quebradas, provincia argentina de Catamarca, indicaron ambas compañías en un comunicado de mediados de octubre de 2021. Otras dos compañías chinas anunciaron en septiembre que también alcanzaron acuerdos para comprar dos empresas canadienses de extracción de litio en la provincia de Salta, reportaron varios medios como Reuters y el diario financiero Nikkei Asia.
“El interés chino [en Argentina] responde a la necesidad de garantizar acceso a un recurso estratégico destinado a satisfacer la creciente demanda de su industria automotriz, como vehículos eléctricos de última generación, que necesitan ser alimentados por baterías de alto rendimiento”, dijo a Diálogo Sergio Cesarín, coordinador del Centro de Estudios sobre Asia del Pacífico e India, de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, en Argentina.
El litio, por su elevado potencial electroquímico, es clave para muchos dispositivos recargables como teléfonos móviles, ordenadores portátiles y sistemas de almacenamiento de energía, además de los vehículos eléctricos.
Según el banco de inversión estadounidense Jefferies, los precios del carbonato de litio, compuesto utilizado para fabricar baterías de iones de litio, se disparó más del 230 por ciento en 2021, reportó Nikkei Asia. Se prevé que el mercado mundial del litio se quintuplique en los próximos 35 años, indicó en febrero de 2021 el Consejo de las Américas, organización estadounidense que busca promover la democracia y el libre comercio en la región. Esto tendrá sus efectos en Argentina, Bolivia y Chile –el denominado triángulo del litio– donde, según datos del Servicio Geológico de los EE. UU., se encuentra el 58 por ciento de los recursos de litio en el mundo.
“Argentina es el caso más prometedor para la expansión de la industria del litio, ya que busca oportunidades para acelerar la recuperación de su economía”, dijo Ryan C. Berg, investigador del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, basado en Washington D.C., en un reporte de agosto de 2021.
“La operación de firmas mineras chinas en nuestra región no es novedosa; varios proyectos mineros en Bolivia, Chile y en el norte argentino, confirman que su posicionamiento más agresivo es a través de fusiones y/o adquisiciones de empresas locales, o europeas, australianas o canadienses”, indicó Cesarín.
Según el Instituto de Investigación Energética, una ONG basada en Washington, que realiza investigaciones sobre los mercados mundiales de la energía, el proceso de extracción del litio utiliza mucha agua, casi 2 millones de litros por tonelada de litio. Las actividades mineras tienen un gran impacto en la agricultura del triángulo del litio sudamericano, uno de los lugares más secos del planeta, dice la ONG, agregando que también existe la posibilidad de que los productos químicos tóxicos utilizados durante el proceso se filtren en el suministro de agua.
Para Cesarín, los gobiernos deberían poner atención en el mayor agregado local de valor y no la sola venta del recurso, casi o sin explotar. “Para eso se requiere incluir aspectos contractuales sobre transferencia de tecnología; y segundo, que el proyecto sea eco sostenible y no destruya el ecosistema local”, puntualizó.
Por su parte, Berg advierte sobre la creciente influencia de China en Sudamérica. “No sólo China ha aumentado sus inversiones en los países del triángulo del litio, sino que también ha reforzado sus relaciones bilaterales a través de su diplomacia de las vacunas [contra el COVID-19]”, dijo.