Son las 7 de la mañana en la granja. El aire está grueso por el polvo de las pezuñas de un rebaño de vacas Brahman que cruzan los pastos cubiertos de tierra. Un niño de ojos brillantes y manos encallecidas ata y arrea al ganado de 900 kilogramos sin la ayuda de un adulto, y con toda la habilidad de un vaquero.
El niño sólo tiene ocho años.
Esta es una imagen que el Mayor del Ejército de los Estados Unidos Jake Lowry, veterinario de la Fuerza de Tarea Conjunta Bravo (JTF-Bravo), recuerda de su primer Ejercicio de Entrenamiento de Preparación Veterinaria (VETRETE) cuando llegó a la Base Aérea Soto Cano, en Honduras, hace cinco meses.
“Me acordé de cuando mi hijo tenía ocho años y de las diferentes vidas que tienen, y eso me recuerda realmente lo impresionante, trabajadora y tenaz que es la gente de Honduras”, dijo el May. Lowry.
Parte de la misión del equipo veterinario de la JTF-Bravo es añadir otra habilidad a los ya amplios conocimientos de los agricultores hondureños y guatemaltecos, enseñándoles a prestar servicios veterinarios a sus animales.
“Todo el objetivo del VETRETE es trabajar con los agricultores para enseñarles a cuidar de sus animales”, continuó el May. Lowry. “El segundo objetivo es trabajar en conjunto con SENASA, [parte del Ministerio de Agricultura de Honduras], para crear asociaciones y encontrar las áreas más necesitadas”.
La importancia de proporcionar atención a las zonas desatendidas y a los lugares austeros no puede subestimarse, y no se le escapa al liderazgo de la JTF-Bravo.
“Después que el Sargento Mayor del Comando y yo habláramos con el representante local del Ministerio de Agricultura, y con el presidente de la Asociación de Ganaderos local, en un reciente VETRETE, nos enteramos de que anualmente los ganaderos pueden perder hasta el 50 por ciento de su rebaño debido a los padecimientos que se encuentran en la zona”, dijo el Coronel del Ejército de los EE. UU. Steve Gventer, comandante de la JTF-Bravo. “Cuando preguntamos cómo nuestro equipo y estas vacunas ayudarían con eso, nos dijeron que trabajar con nuestros increíbles veterinarios, aprender de ellos durante el VETRETE, y utilizar estas vacunas, disminuye la tasa de mortalidad del rebaño a sólo el 15 por ciento; proporcionando estabilidad alimentaria, oportunidades económicas para los ganaderos de la región, y una oportunidad de hacer crecer el rebaño en el futuro”.
En 2022, el equipo veterinario ha tratado a más de 300 cerdos, 350 ovejas, 1200 bovinos, y 2000 pollos en Guatemala y Honduras, y tiene previsto tratar a muchos más hasta finales de año.
El equipo presta servicios veterinarios preventivos vacunando contra una enfermedad llamada pierna negra, así como contra otras enfermedades. También se limpian a los animales de parásitos internos y externos y se les proporcionan vitaminas.
El equipo veterinario también contribuye a la salud de la Base Aérea Soto Cano.
“El trabajo aquí es un poco más que el de los VETRETE”, dijo el May. Lowry. “Nos ocupamos de los perros de trabajo militares, que ocupan un lugar especial en mi corazón. También tenemos la misión de salud pública, que incluye la gestión de la población callejera y la seguridad alimentaria de la base”.
Después de formar parte de seis VETRETE, el May. Lowry pudo hacer crecer las asociaciones y relaciones con todos los que conoció.
“La parte más gratificante de este trabajo es que la gente a la que ayudamos es muy agradecida”, dijo el May. Lowry. “Siempre intentan alimentarnos y cuidarnos. También se preocupan mucho por sus animales y los valoran. Hacen preguntas en todos los pueblos a los que vamos, para poder entender mejor cómo cuidar de sus animales”.
El comandante Lowry dice que los conocimientos y las habilidades adquiridas, gracias a la oportunidad de servir en Honduras y servir al pueblo hondureño, viajarán de vuelta a casa con él.
“Los VETRETE son probablemente mis favoritos porque me dan la oportunidad de trabajar con los lugareños”, dijo el May. Lowry. “Me han enseñado mucho y he adquirido algunas nuevas habilidades con la cuerda de lazar gracias a algunos vaqueros hondureños. Aprender de ellos ha sido mi parte favorita de la misión”.