La incertidumbre reina en Venezuela ante el avance del COVID-19, no solo por la incapacidad del sistema de salud para enfrentar a la pandemia, sino porque los datos de las autoridades no son reales y quienes los cuestionan se exponen a ser detenidos.
“No se puede confiar en las cifras que ofrece el régimen de Nicolás Maduro. Su administración tiene un historial de mentirle a la población para obtener réditos políticos”, explicó a Diálogo desde los Estados Unidos el venezolano Mariano de Alba, abogado especialista en Derecho y Relaciones Internacionales. “Existen incongruencias en la información reportada, como declaraciones contradictorias entre voceros del Estado en el número de casos, y persecución contra periodistas que publican información veraz en forma independiente”.
En un intento del régimen por silenciar los reportes de cifras reales de la pandemia, el periodista Darvinson Rojas fue acusado de “defensa del odio” e “instigación a cometer crímenes”, detenido el 21 de marzo y liberado hasta el 2 de abril, confirmó Amnistía Internacional en Internet. Por su parte, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa de Venezuela, informó por Twiter que el 24 de marzo Beatriz Rodríguez, directora del diario La Verdad de Vargas, del estado La Guaira, fue sacada de su casa y llevada a la fiscalía a declarar por la publicación de un caso relacionado con la pandemia, que el periódico había confirmado y publicado.
“En Venezuela hay algo más que censura. Hay una advertencia explícita de que el único vocero autorizado para dar el número de pacientes infectados, fallecidos y cualquier otra cifra, es el Ministerio de Salud”, dijo a Diálogo José Ricardo Thomas, catedrático de la Universidad Central de Venezuela. “Contrariar esa advertencia significa captura, cárcel o cosas peores”.
“La dictadura ha utilizado la emergencia y la pandemia para seguir persiguiendo. Con el objetivo de esconder información, hostigan a quienes están haciendo lo posible para atender a nuestra gente”, publicó en Twitter el presidente interino de Venezuela Juan Guaidó.
Sin inversión en hospitales
La censura y la información sin respaldo se suman a la crisis general que vive el sistema de salud venezolano por la pandemia de COVID-19, la falta de médicos e insumos y la deficiente gestión realizada por el madurismo.
“El sistema de salud venezolano está en estado crítico debido a la falta de inversión pública. Existe mucha corrupción y el régimen no le da ningún tipo de prioridad”, explicó De Alba. “Servicios básicos en hospitales como agua, desinfectantes y los instrumentos más básicos para revisar y tratar a pacientes, como alcohol, gasas, etc. prácticamente no existen”.
La Encuesta de hospitales de la organización venezolana Médicos por la Salud, arrojó que durante 2019, en 40 hospitales encuestados de Venezuela, el 78 por ciento reportó fallas de agua y el 63 por ciento reportó fallas de electricidad con un promedio de 342 interrupciones al mes; 164 personas fallecieron por esos motivos. Las camas disponibles para enfermos disminuyeron de 15 600 a 8700 entre 2018 y 2019 dice la encuesta.
“En los últimos años [en Venezuela] solo se invirtió en módulos de atención primaria, diseñados para penetrar ideológicamente los sectores más vulnerables y populares del país”, asegura Thomas. “Básicamente eran médicos cubanos, médicos integrales comunitarios que trabajaban en los barrios, dedicados a meterle ideas comunistas en la cabeza a las personas; entonces esa era la inversión primaria. Lo otro es que a quienes pusieron a controlar los hospitales públicos son funcionarios partidistas, sin formación en la gerencia hospitalaria”.
“A la dictadura se le vienen encima las consecuencias de sus mentiras. Han subestimado al pueblo, creyendo que la represión y el miedo pueden contener lo inevitable”, remarcó Guaidó.