Las compañías militares privadas (PMC en inglés) son firmas internacionales legalmente establecidas, que operan como corporaciones independientes y brindan servicios militares y paramilitares.
En los últimos años, Rusia adquirió un rol preponderante en el uso de PMC como extensión de sus fuerzas armadas, para avanzar con sus objetivos de política exterior. El Servicio de Investigación del Congreso de los Estados Unidos informó el 16 de septiembre que Rusia empleaba esta fuerza militar “no oficial” en conflictos en todo el mundo, incluyendo Siria, Libia, Sudán y la República Centroafricana.
Los PMC son ejércitos mercenarios actuales, que un informe de un comité de las Naciones Unidas calificó el 30 de octubre de 2018 como “compañías militares privadas [que] pueden desestabilizar violentamente un país, dejándolo indefenso e ineficaz”.
Saeed Mokbil, presidente-relator del Grupo de Trabajo de la ONU sobre la utilización de mercenarios, también afirmó que las actividades de estos grupos pueden poner en peligro el desarrollo sostenible, ya que suele existir una impunidad generalizada por los delitos que cometen los mercenarios.
Un ejemplo de una empresa de este tipo es el Grupo Wagner, el PMC más notorio de Rusia, que se ganó su reputación al ayudar a los separatistas prorrusos durante la anexión ilegal de Crimea que impulsó Rusia en 2014. Dichas actividades muestran que las funciones del PMC son instrumentos de generación de políticas del Gobierno ruso.
La amenaza para Latinoamérica
Durante años, Rusia ha brindado un apoyo incondicional al régimen de Nicolás Maduro, tal como lo demuestran los sólidos lazos de defensa entre Rusia y Venezuela que apoyan los PMC. Rostec, una de estas empresas militares privadas, finalizó en marzo de 2019 la construcción de un centro de entrenamiento de helicópteros militares, según un reporte del Wall Street Journal.
Además, Caracas ha recibido a especialistas militares rusos supuestamente encargados de mantenimiento del equipo militar, e incluso ha permitido que los PMC ingresen al país para reforzar la seguridad de Maduro ante las protestas lideradas por la oposición, según informó Reuters.
Según Mokbil, la presencia de mercenarios puede poner en riesgo la estabilidad regional, los derechos humanos y el derecho internacional humanitario, así como también impedir el ejercicio del derecho de autodeterminación.
Durante su testimonio ante el Comité de Servicios Armados del Senado, el 30 de enero de 2020, el Almirante de la Marina de los EE. UU. Craig S. Faller, comandante del Comando Sur de los EE. UU., dijo: “Si bien Moscú niega tener presencia militar en la región, los ‘asesores’ rusos continúan apoyando al exrégimen de Maduro”.
Además, el 11 de marzo, cuando se le preguntó sobre Venezuela, durante una rueda de prensa en el Pentágono, el Almte. Faller dijo que había cientos de rusos allí, incluidos los rusos Spetsnaz y asesores técnicos rusos, arreglando sus sistemas de defensa aérea y asesorando sobre la actualización de sus SU-30.
El secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, anunció el 15 de julio la aplicación de sanciones contra el PMC ruso denominado Wagner Group, sus entidades de cobertura y su liderazgo, dado su papel en la preservación de los regímenes autoritarios en África, mientras explota los recursos naturales. Dichas incursiones pondrán un límite a los intentos de estos PMC de “fomentar el desorden o socavar las reformas democráticas”, concluyó el comunicado de prensa de Pompeo que anunciaba las sanciones.