La Estación de Espacio Lejano, con su antena de 35 metros de diámetro operada por militares chinos en la Patagonia argentina, continúa despertando sospechas. Expertos en seguridad y defensa advierten sobre el posible uso dual de la estructura, que ocupa un área de 200 hectáreas en la provincia de Neuquén cedida a China por 50 años.
“A cinco años de comenzada la instalación de la base espacial china en Neuquén, los argentinos no sabemos cuáles son las actividades que allí realizan los funcionarios de Beijín”, dijo a Diálogo Juan Belikow, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Buenos Aires.
La base científica es operada por la China Satellite Launch and Tracking Control General (CLTC), una división de la Fuerza de Apoyo Estratégico del Ejército Popular de Liberación, cuya función implica el empleo coordinado de la guerra espacial, cibernética y electrónica para paralizar los sistemas operativos del enemigo, según dijo en un informe el Centro de Estudios de Asuntos Militares Chinos de la Universidad Nacional de Defensa de los EE. UU.
Su puesta en marcha se dio a través de un acuerdo con disposiciones secretas firmado en 2014 entre los gobiernos de la expresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner y el presidente chino Xi Jinping. El acuerdo, según el laboratorio de estudios Center for Strategic and International Studies (CSIS), con sede en Washington, especifica que Argentina no puede “interferir [con] o interrumpir las actividades normales llevadas a cabo en el Acuerdo de Cooperación.”
“El secreto y la falta de transparencia que rodean al acuerdo que regula sus actividades alimentan sospechas del uso dual y la falta de claridad en la gestión”, dijo Belikow. “Esto, sumado a la total ausencia de supervisión argentina de esas actividades de una potencia extraregional en nuestro territorio, nos preocupa, especialmente en este momento en que las actitudes beligerantes del gigante asiático rayan en las amenazas de una aventura bélica en Taiwan”, completó el experto.
En una declaración realizada ante el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos el 8 de marzo de 2023, la General del Ejército de los EE. UU. Laura J. Richardson, comandante del Comando Sur de los EE. UU., expresó su preocupación por la influencia maligna de la República Popular China (RPC) en Latinoamérica. “La RPC está invirtiendo en infraestructuras críticas, incluidos puertos marítimos, instalaciones cibernéticas y espaciales, que pueden tener un doble uso potencial para actividades comerciales y militares malignas”, declaró la Gral. Richardson.
Espionaje
Los científicos de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) de Argentina tienen acceso a explorar la antena un 10 por ciento de las horas del día, informó Reuters, es decir, 2 horas y 40 minutos. El 90 por ciento restante es de uso exclusivo de los técnicos de la CLCT. “La Estación CLTC-CONAE-NEUQUÉN brinda soporte de telemetría, seguimiento, control de las misiones del Programa Chino para Exploración de la Luna y programas de investigación científica del espacio lejano”, informa la CONAE en su sitio web.
Pero expertos advierten que la antena podría servir para operativos de espionaje chinos. Entre ellos, el operativo del globo chino derribado en febrero por la Fuerza Aérea norteamericana cuando sobrevolaba el espacio aéreo de los Estados Unidos. El globo espía chino “pudo capturar imágenes y recopilar algunas señales de inteligencia de los sitios militares de los EE. UU.”, dijo el portal CNN el 3 de abril en base a una fuente familiarizada con el asunto.
“A propósito del incidente, cabe preguntarse si la misteriosa base china (…) cumple alguna función relacionada a la armada de globos chinos desplegados por el mundo”, escribió el analista Rubén M. Perina, académico de las universidades George Washington y Georgetown en Washington D.C. y exfuncionario de la Organización de los Estados Americanos, en un artículo publicado en el diario argentino Clarín. “Por la escasez de información sobre la base es difícil adelantar una respuesta plausible, pero ciertamente es un tema a investigar y debatir en relación a la presencia china en el país”, dijo Perina.
“Además, reportes recientes indican que se proyecta la construcción de una base similar en [la provincia argentina de] Santa Cruz y otra naval en [la ciudad de] Ushuaia”, agregó Perina. “Esta última le otorgaría a China la capacidad de apoyar su depredadora flota pesquera, le facilitaría el control del estrecho de Magallanes y el tránsito interoceánico, una ubicación estratégica en un posible conflicto global tan importante como el canal de Panamá, y le posibilitaría su proyección militar hacia la Antártida”, completó.
Capitalismo de Estado
En un estudio reciente, el CSIS afirma que la estación de Neuquén es el paradigma del “capitalismo de Estado chino”. Esto significa que empresas comerciales participan en el programa espacial chino, “pero […] el núcleo del sector sigue estando estrechamente vinculado a las agencias estatales, las empresas estatales y las organizaciones militares de China”, explica el CSIS.
“A nivel internacional, los analistas destacan que la tecnología utilizada en estaciones terrestres como Espacio Lejano es inherentemente de doble uso y podría servir para fines militares o civiles”, dice el documento. El CSIS informa que China tiene actualmente tres estaciones terrestres de espacio profundo: dos dentro de China (en Kashgar y Jiamusi) y la estación de Neuquén. “La Estación de Espacio Lejano llena así un vacío temporal en la cobertura global de China. Agregar una estación terrestre al otro lado del mundo le permite a China mejorar la frecuencia de comunicación con sus satélites”, dijo el CSIS.
Dado que las estaciones terrestres se comunican más fácilmente con los satélites cuando les pasan por encima, la estación terrestre adicional en el espacio profundo en Neuquén le da a China un acceso más continuo a ellos, explicó el laboratorio de ideas. “En particular, las estaciones terrestres también pueden recopilar información de otros satélites que pasan por encima, no solo de los chinos. Por lo tanto, más estaciones terrestres en el espacio profundo permiten una recopilación de datos más rápida y frecuente, lo que puede ayudar a China a comprender el comportamiento de los satélites de otros países”, concluye el estudio.