En nuevas redadas en mayo, al menos 60 opositores al régimen de Nicaragua fueron detenidos por la policía de los Ortega-Murillo en todo el territorio. Tras ser condenados en pocas horas en juicios sumarios y sin defensa jurídica por “conspiración para cometer menoscabo de la integridad nacional y propagación de noticias falsas”, los prisioneros fueron dejados en libertad condicional y deben ir diariamente a estaciones policiales a firmar, indicó el diario español El País.
La primera redada se realizó durante el quinto aniversario del estallido social de abril de 2018. “Ya son más de cinco años de sistemática persecución con graves violaciones de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad”, dijo el 13 de junio a Diálogo desde su asilo en Costa Rica el abogado Gonzalo Carrión, miembro fundador y defensor de la ONG Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más.
Además de opositores políticos, entre los detenidos se encontraban defensores de los derechos humanos, periodistas, trabajadores rurales y personas vinculadas a la iglesia católica, indicó el 2 de junio la organización opositora Unidad Nacional Azul y Blanco, que se ha encargado de llevar el recuento de las detenciones arbitrarias.
El sistema de justicia nicaragüense también dictaminó, el 9 y 11 de mayo, que 26 abogados y notarios críticos al régimen ya no podían ejercer la abogacía, por defender a los asistentes a las protestas. El 9 de febrero 25 abogados fueron despojados de su nacionalidad junto con otras 292 personas. El régimen confiscó sus bienes y propiedades.
“La nueva modalidad de esos procesos es irregular además de violatoria al debido proceso y a los derechos humanos”, dijo a la plataforma estadounidense Voz de América (VOA) la abogada Yonarqui Martínez, quien ha trabajado en la defensa de varios expresos políticos nicaragüenses.
“A mi me declararon traidor a la patria sin haber sido sometido a ningún proceso. Fui condenado sin juicio”, agregó Carrión. En marzo, el régimen de Ortega-Murillo lo despojó de su nacionalidad junto a otras 94 personas. “En una dictadura no hay derechos ni garantías”, señaló.
Según Martínez, esta restructuración de la represión afecta directamente la economía de los opositores y la integridad de sus familias, porque tener que ir a firmar todos los días es un pesado lastre físico y psicológico. Otra modalidad es no permitirle al acusado tener un abogado de oficio, o negarle la oportunidad de tener acceso a otra alternativa, señaló.
Casa por casa
El régimen Ortega-Murillo está además implementado un programa de visitas casa por casa, dirigido por la policía y el Ministerio de Gobernación para “garantizar la paz”. “Lo vamos a hacer todo el tiempo, para fortalecer el conocimiento y la práctica de nuestro modelo de seguridad ciudadana”, dijo Rosario Murillo el 25 de mayo.
El programa de visitas casa por casa ya ha realizado 43 000 visitas, reportó el diario estatal nicaragüense El 19 Digital el 1.º de junio. Sin embargo, las visitas son para garantizar el control social, para llevar al país “al control absoluto, propio de un régimen totalitario”, expresó Carrión.
“Murillo llama visita a las acciones de represión e intimidación. Visitan casa por casa para llevar el mensaje de paz. ¡Dónde hemos visto que los policías son visitantes para llevar el mensaje de paz de un Estado!”, señaló Carrión. Los informantes que el régimen tiene en todos los barrios pasan información previa a las visitas, reporta en Internet Despacho 505.
En este mismo escenario, los agentes amenazan con arrestar a los opositores que critiquen al régimen en las redes sociales, que reaccionen con sarcasmo a los proyectos que desarrolla y ofrece, o describan la crisis sociopolítica que vive Nicaragua desde abril de 2018, reportó el diario mexicano Crónica.
El régimen Ortega-Murillo “prioriza la represión, aunque hable de diálogo y reconciliación. Aun cuando no hay protestas en las calles del país, las autoridades siguen reprimiendo como si la gente estuviera protestando”, expresó Carrión.
Manuales de maldad
Carrión cree que las prácticas represivas de los Ortega-Murillo son una copia de las prácticas que usan sus aliados autoritarios: China, Cuba, Irán, Rusia y Venezuela. “Creo que hay un esfuerzo para tomar un poco de todos los modelos represivos (…), así como lo hizo Hitler”.
“Para el régimen no existimos, nos han borrado. Usan los manuales de la maldad para la represión, el control de la población y el control social, silenciar y generar terror”, precisó Carrión. “Se está implementando el modelo totalitario con todas las escuelas de maldad, para arrancar de raíz cualquier señal de ejercicio de ciudadanía”.
“En pleno siglo XXI tenemos enraizada en el centro de América a una familia que pretende imponerse a perpetuidad como una dinastía en el poder”, se queja el abogado.
“Hago un llamado a los estados democráticos a ser más contundentes, como cuando cayó la dictadura somocista”, remachó Carrión. “Al pueblo de Nicaragua le urge un acompañamiento más contundente y coherente de toda la comunidad internacional, para terminar con esa dolorosa violación a los derechos humanos y los crímenes de lesa humanidad contra sus ciudadanos”.