El informe Alianzas peligrosas, el avance de Rusia en América Latina, del Instituto de Estudios Estratégicos Nacionales (INSS), de la Universidad de Defensa Nacional de los Estados Unidos, reveló en diciembre que el régimen de Daniel Ortega-Rosario Murillo utiliza desde 2018 el software ruso Sistema Operativo de Actividades Investigativas (SORM), para actos de espionaje en Nicaragua.
“Esta tecnología de control social es parte del modus operandi del Kremlin, extendido en Latinoamérica para apoyar a los regímenes más nefastos, pero también para expandir y captar más países de la región”, dijo el 19 de marzo a Diálogo Jorge Serrano, experto en seguridad y miembro del equipo de asesores de la Comisión de Inteligencia del Congreso de Perú.
Según el informe de los investigadores estadounidenses Douglas Farah y Marianne Richardson, la herramienta forma parte de las operaciones de grupos y personas con profundos vínculos con la inteligencia rusa y la antigua policía soviética KGB.
Asimismo, refiere cómo esa tecnología pone a disposición múltiples sistemas avanzados de vigilancias estatal, que ahora utilizan los regímenes autoritarios en Nicaragua, Venezuela y Cuba, así como grupos delincuenciales. “SORM incrementa la capacidad represiva de esos regímenes autoritarios”, detalla.
El sistema operativo de vigilancia ruso permite acceder a todas las comunicaciones, y posibilita monitorear transacciones de tarjetas de crédito, correos electrónicos, llamadas telefónicas, mensajes de texto, redes sociales, redes wifi y publicaciones en foros, establece el informe.
Hay tres versiones del sistema ruso. SORM-1 observa el tráfico telefónico, SORM-2 el tráfico en línea y SORM-3 monitorea todas las formas de comunicación y tiene hasta tres años de almacenamiento, indica el portal de la organización internacional Access Now, dedicada a la defensa del Internet libre y abierto.
Versión Ortega-Murillo
Alianzas peligrosas encontró que la versión SORM-3, proporcionada por la empresa rusa cibernética de vigilancia NTC PROTEI, está detrás de la creciente sofisticación de las capacidades de espionaje y monitoreo del régimen de Ortega-Murillo en Nicaragua, del régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, y del aumento de la represión cubana.
“Creemos que hay un equipo dentro del sistema telefónico [de Nicaragua] y otro que monitorea a nivel político todo lo que pasa en la región”, dijo el investigador Farah al diario nicaragüense Confidencial.
El sistema ruso permitió a la represión nicaragüense rastrear e identificar rápidamente a los jóvenes que se comunicaban vía WhatsApp durante las protestas de 2018, precisó Farah. “Es un instrumento muy eficiente para ayudar [al régimen de Ortega-Murillo] a mantener una mano súper dura y hacer violencia quirúrgica y masiva en ciertas partes”, detalló.
SORM-3 funciona copiando todos los flujos de datos en internet y redes de telecomunicaciones, enviando una copia al régimen y la otra al destino previsto, detalla Alianzas peligrosas.
“La dictadura de Nicaragua no tiene freno. Se siente poderosa porque está protegida por el eje Rusia- Irán-China”, expresó Serrano. “Sabemos que esa dictadura es más fiera que la venezolana porque cruza el umbral totalmente hacia la criminalidad, apoyada no solamente por Rusia o China, sino también por Irán; o sea, los países más siniestros del mundo”.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU), en un reporte sobre herramientas de espionaje, dice que considera “extremadamente alarmante” el uso “indebido e ilegal” de la tecnología de vigilancia, para socavar los derechos humanos de las personas.
Operaciones obscuras
El informe del INSS detalla además que las principales actividades del Kremlin en Nicaragua –militares, cibernéticas y entrenamientos para la fuerza pública– tienen lugar mayormente en las sombras.
Moscú entrena a unos 100 oficiales nicaragüenses en Rusia cada año, así como a varios cientos más de Venezuela y Cuba, precisa. Además, el centro de capacitación del Ministerio del Interior de Rusia en Managua es un área de colaboración en curso, bajo el mando del Teniente Coronel de la Policía rusa Oleg Surov.
Cuando estallaron las protestas contra el régimen Ortega-Murillo, el Tte. Cnel. Surov brindó capacitación especial a un grupo selecto de policías nicaragüenses en un a clase llamada “Métodos y medios modernos para combatir el extremismo y el terrorismo”. La capacitación incluyó técnicas de vigilancia digital y electrónica para reprimir y controlar a la sociedad civil.
Además de dirigir el centro, según el informe, una de las tareas principales del Tte. Cnel. Surov es seleccionar a los oficiales nicaragüenses que son enviados regularmente para ser entrenados en Rusia, para crear un cuadro de agentes de inteligencia familiarizados y leales a Moscú, que puedan operar no solo en Nicaragua sino en toda la región.
“El eje [Rusia-China-Irán] es una amenaza multidimensional que se manifiesta en diferentes ámbitos: tecnológico, político, seguridad, inteligencia, psicosocial, guerra comunicacional y simultánea”, comentó Serrano. “Es como un monstruo de mil cabezas, al que si le cortas una cabeza otra nos atacará. Hay que atacar a todas simultáneamente”.
Elementos de juicio
“La herramienta que proporciona Moscú en Nicaragua para el control social, la destrucción de la disidencia política, la persecución, el encarcelamiento y el asesinato, debe conformar elementos de juicio suficientes para formar un caso para presentar ante el Consejo de Seguridad de la ONU”, expresó Serrano. “Esto ya es grave”.
“Al mismo tiempo se deben articular apoyos de seguridad e inteligencia entre los países de la región y estrechar lazos con potencias democráticas. Todo de manera simultánea. Ya no se puede actuar de manera aislada, porque el proceder de Rusia es en extremo peligroso y agresivo”, concluyó Serrano.