En una acción sin precedentes, la mayor de este tipo en Latinoamérica, más de 200 toneladas de droga, 8000 armas de fuego y cerca de 15 000 personas arrestadas fue el resultado de la Operación Gatillo IX, donde durante 22 días participaron 15 fuerzas policiales de la región, coordinadas por la Organización Internacional de Policía Criminal (INTERPOL).
La Operación se concretó con el despliegue y apoyo de las policías de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay.
“Este tipo de operaciones interestatales e interagenciales son centrales para combatir al crimen organizado y a las organizaciones que se dedican al tráfico de droga”, dijo el 13 de mayo a Diálogo Carolina Sampó, coordinadora del Centro de Estudios sobre Crimen Organizado Trasnacional de Argentina.
En este caso, la megaoperación estuvo enfocada a combatir el tráfico ilícito de armas de fuego. Los agentes de la ley de los países participantes intercambiaron inteligencia sobre el funcionamiento de bandas criminales internacionales como el Primer Comando de la Capital (PCC) y la Mara Salvatrucha, consignó la cadena de noticias BBC.
La Operación Gatillo IX sirvió para poner de manifiesto, entre el 12 de marzo y el 2 de abril, los vínculos entre las armas de fuego ilícitas y la fabricación y el tráfico de drogas, y totalizó la incautación de 203 toneladas de cocaína y otras drogas con un valor aproximado de USD 5700 millones y de 372 toneladas de sustancias precursoras de drogas, precisó INTERPOL en un comunicado.

“La única forma de combatir a las estructuras criminales eficientemente es de forma trasnacional; para esos se requiere la cooperación de múltiples actores de todos los Estados involucrados, pero también del sector privado y la sociedad civil”, indicó Sampó. “Solo de esa forma es posible pensar en cortar los flujos para que los mercados ilícitos no sigan funcionando”.
INTERPOL reunió a especialistas en armas de fuego de todos participantes en un centro de operaciones en Foz de Iguazú, en la triple frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay, para apoyar a las operaciones fronterizas y garantizar el intercambio y cotejo rápido de información policial.
Sobre el terreno, las operaciones coordinadas permitieron desmantelar a 20 grupos de delincuencia organizada y detener a miembros del PCC, Mara Salvatrucha y del Cártel de los Balcanes, implicados todos en tráfico de armas de fuego y el narcotráfico. La Operación también permitió identificar otros delitos como corrupción, estafas, trata de personas, delitos contra el medio ambiente y actividades terroristas.
El PCC tiene presencia hegemónica en países como Brasil, Paraguay, Bolivia y en menor medida en Perú, mientras que en Colombia entra para negociar las condiciones de venta de la cocaína colombiana, pero sin presencia territorial, explicó Sampó. “Se expandió en diferentes estados brasileños desde San Pablo hasta la frontera con Paraguay, controlando distintas rutas de la cocaína en el sur desde el puerto de Santos y la ruta norte en el río Solimões, que sale de la triple frontera entre Perú Colombia y Brasil”.
“Las maras claramente manejan el control territorial en El Salvador, Guatemala y Honduras, donde implementan acciones para negociar con los cárteles mexicanos y otras organizaciones criminales que necesitan utilizar ese territorio para el tráfico de drogas a los Estados Unidos y Europa”, abundó Sampó.
Durante Gatillo IX, por ejemplo en Uruguay, las autoridades incautaron 100 000 piezas de municiones que dos europeos traficaban a escala internacional, en la que fue en el país la incautación de mayor envergadura de su tipo hasta la fecha. Además, las autoridades de Brasil y Paraguay clausuraron varios comercios de armas de fuego, tras detectar transferencias irregulares y ventas sin licencia.
El vicepresidente para las Américas del Comité Ejecutivo de INTERPOL Valdecy Urquiza, remarcó el valor de las iniciativas conjuntas como esta operación, a fin de priorizar los esfuerzos nacionales y regionales contra los flujos ilícitos. El objetivo es combatir el tráfico ilícito de armas de fuego, vinculando las iniciativas de las fuerzas del orden a respuestas más amplias de la justicia penal en Centroamérica y Sudamérica; y en África Occidental y Central.
“Este tipo de operativos que involucran a diferentes actores de la región son centrales para romper con estas redes trasnacionales, y además es necesario que se desarrollen mecanismos de cooperación eficientes que estén aceitados, que permitan que sean formales y que sean sostenibles en el tiempo para seguir evitando que las organizaciones sigan usufructuando en las naciones de América”, concluyó Sampó.