La ciudad de Santos, en el estado de São Paulo, con el mayor puerto de Latinoamérica, aparece en una lista de cuatro lugares que destacan en el tráfico marítimo mundial de drogas. El estudio integra el informe mundial de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), publicado a principios de julio. El informe reveló que los puertos más pequeños situados en el norte de Brasil asumen un papel cada vez más importante como centros del comercio transatlántico de cocaína, especialmente para los envíos destinados a Europa.
El informe no indica cuáles son estos puertos, ni aclara en qué estados del norte/nordeste se encuentran, pero afirma que los traficantes recurren a estas alternativas debido al aumento de la vigilancia en el Puerto de Santos. Para el investigador Thiago Moreira de Souza Rodrigues, del Programa de Postgrado en Estudios Estratégicos de Defensa y Seguridad, de la Universidad Federal Fluminense, la industria del narcotráfico sufre el efecto globo, una metáfora del hecho de que cuando hay inspección e incautación en un lugar, el tráfico se infla en otro.
“El Puerto de Santos, con su gran dinamismo, su infraestructura muy bien desarrollada y los miles de barcos que circulan semanalmente, es obviamente de gran interés para los narcotraficantes. El aumento de la represión y la vigilancia hace que el narcotráfico, que siempre lo ha hecho y lo sigue haciendo, abra o refuerce otras rutas. Los del noreste se han reforzado mientras que los del sureste se han vuelto más precavidos”, explicó el investigador. “Hay otros puertos muy preparados en el nordeste del país como Recife, Fortaleza y Salvador, para poder realizar este tránsito hacia África y Europa, principalmente a través de puertos ibéricos como Portugal, o España a través de las Islas Canarias, o el sur de Italia y Francia, que reciben este flujo a través del Atlántico”, añadió Rodrigues.
Los datos enviados por la Policía Federal (PF) a Diálogo confirman las declaraciones del investigador. El Puerto de Santos no ha perdido su importancia estratégica para el negocio ilícito. Es donde se produce el mayor número de incautaciones de cocaína, aunque con una tendencia a la baja. En 2020 fueron decomisadas 20,87 toneladas y en 2021 17,39 toneladas. La situación en los puertos de la región noreste cambió. El puerto de Recife, en el estado de Pernambuco, que no registró ninguna incautación en 2020, incautó 2,2 toneladas de cocaína en 2021. Los casos de Fortaleza y Natal, respectivamente en los estados de Ceará y Rio Grande do Norte, son aún más emblemáticos. No había registro de incautaciones en los dos lugares desde 2009 hasta 2018. En 2020, en Fortaleza hubo 673 kilogramos y en 2021, 832,6 kg. En Natal, hubo 943 kg en 2020 y 2,3 toneladas en 2021. En Ilhéus, Bahía, no se registraron incautaciones entre 2009 y 2019. En 2020, hubo 2,1 toneladas.
El informe muestra que Brasil es citado como el principal exportador de cocaína fuera del continente americano, estando por delante incluso de Colombia, Perú y Bolivia, los tres mayores productores de esta droga en el mundo. Brasil, Colombia y Ecuador son nombrados como los principales puntos de salida de la cocaína que llega a Europa.
Los datos corresponden nuevamente a los informados por la PF a Diálogo. En 2020, los principales destinos de la droga incautada en los puertos brasileños fueron, por orden de cantidad, Bélgica, Holanda, España, Alemania, Italia y Francia. En 2021, Mozambique sustituyó a Alemania en el cuarto puesto y Ghana ocupó el sexto lugar, ambos en África.
Según el informe de la ONUDD, entre 2015 y 2021, el 70 por ciento de la cocaína incautada en África y el 46 por ciento de los envíos incautados en Asia salieron del continente americano a través de Brasil. En 2020 y 2021, el país llegó a concentrar el 72 por ciento de la cocaína encontrada por las autoridades asiáticas.
“En los últimos seis, siete años, el informe ya ha mostrado esta doble tendencia de que Brasil es a la vez el principal corredor de exportación de cocaína hacia Europa, y también uno de los mayores centros de consumo de esta droga en el mundo, sólo superado por los Estados Unidos”, dijo Rodrigues. Para el investigador esto se debe a varias razones, entre ellas la proximidad geográfica a los países productores de cocaína; el del trá
nsito, Brasil, es un país proyectado en el Atlántico Sur hacia África, y por tanto hacia Europa. La estructura del crimen organizado en Brasil está lo suficientemente bien montada como para hacer la conexión entre organizaciones productoras de los países andinos y los grandes distribuidores internacionales.
“Brasil es también un país bien conectado a la globalización internacional, con puertos muy concurridos como el de Santos, en Río de Janeiro, en el noreste, tanto por las grandes importaciones de mineral de hierro como por los que reciben la economía internacional de contenedores. Y es en esta dinámica, en este flujo de la economía legal y globalizada, donde también circula la economía ilegal. Cuanto más tránsito hay de economía legal, más hay de economía ilegal”, añadió el investigador.