La Comunidad Interamericana de Observatorios del Delito, de la Organización de los Estados Americanos (OEA), realizó su primer Conversatorio Virtual del 2023. A ella concurrieron 229 invitados de países que conforman la OEA, que se enfocaron en el trabajo de estas entidades para guiar la acción a través de la comprensión y análisis de las realidades delictivas.
“Si los organismos que componen el sistema de justicia y de seguridad accionan sin la adecuada observación previa, su operación puede ser deficiente; he ahí la importancia de los observatorios”, dijo el 28 de abril a Diálogo Arturo Huaytalla, coordinador del Observatorio Nacional de Política Criminal (INDAGA) del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Perú. “Los países compartimos la necesidad de fortalecer la obtención de información, y que aquellos datos lleguen oportunamente a los equipos de las fuerzas que deben accionar”.
La reunión, el 30 de marzo, permitió visibilizar y difundir a nivel hemisférico el trabajo crítico que realizan los observatorios, y revalorizar su papel en la recolección y análisis de datos para la comprensión y el abordaje de las realidades delictivas que afectan a los países de la región.
La entidad integra a observatorios y centros de análisis de criminalidad y seguridad de distintas regiones del mundo, con el fin de intercambiar metodologías y técnicas de analítica. También, para contribuir al acervo de experiencias y al fortalecimiento de los observatorios a través de la transferencia horizontal y vertical de conocimientos.
La Comunidad estudia la delincuencia, la violencia y la inseguridad en la región para contribuir a combatir estos flagelos.
En esa ocasión, la Comunidad dio la bienvenida a dos nuevos miembros: el Observatorio de Seguridad y Criminalidad del Departamento de Investigación Académica de la Academia Superior de Estudios Policiales de la Policía de Investigaciones de Chile, y el INDAGA de Perú.
Ambas instituciones presentaron a sus pares la razón de ser de ambas entidades, su estructura, organización y procesos clave establecidos para su operación. También la metodología utilizada para la recolección y análisis de datos, el impacto del trabajo que realizan, además de las lecciones aprendidas, buenas prácticas y principales desafíos que enfrentan, indicó en un comunicado a Diálogo la Comunidad de la OEA.
Esta información es utilitaria para la creación de proyectos de ley, el accionar de las fiscalías, o la confección de mapeos sobre fenómenos criminales, entre otros usos.
“Los observatorios experimentaron dos olas de creación: la primera concentrada geográficamente en Colombia con un auge durante la segunda parte de los años 90, y una segunda ola en los 2000, de propagación a nivel regional”, dijo a Diálogo Karen Bozicovich, jefa de la Sección de Información y Conocimiento, del Departamento de Seguridad Pública de la OEA. “En esta nueva década es necesario retomar el trabajo con los observatorios de la región, e identificar quiénes siguen de pie y quienes surgieron luego de esas dos olas de creación”.
“Una de las principales lecciones aprendidas y buenas prácticas identificadas por los Observatorios fue la importancia de crear y mantener equipos técnicos multidisciplinarios”, agregó Bozicovich.
“Entre los desafíos mencionados destaca la necesidad de establecer mecanismos constantes de retroalimentación entre quienes generan los datos y utilizan los análisis, particularmente a nivel local de gestión, y por supuesto los Observatorios”.
“El rol de la OEA es fundamental para reunir a los distintos observatorios y conocerse entre sí, pues es clave para mejorar las capacidades de los equipos de análisis criminal, que a su vez mejora la toma de decisiones del sistema de justicia y de seguridad de nuestros países”, concluyó Huaycalla. “Aquí construimos procesos de diálogo, fortalecemos los equipos de analítica criminal y hacemos contactos, lo que nos permite generar mejores resultados en lo que desarrollamos”.