El Observatorio Estratosférico para Astronomía Infrarroja (SOFIA), un proyecto de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) de los Estados Unidos y de la Agencia Espacial Alemana (DLR), culminó una misión de observación en Chile, el 1.º de abril de 2022, donde capturó en alta resolución imágenes celestes solo visibles desde el hemisferio Sur.
SOFIA es un Boeing 747SP modificado para llevar un telescopio reflector con una apertura efectiva de 2,5 metros de diámetro. La aeronave vuela entre 11 000 a 13 000 metros de altura, por encima del 99 por ciento del vapor de agua en la atmósfera terrestre que bloquea los rayos infrarrojos. Esto permite observar el sistema solar de formas no posibles con telescopios terrestres, detalló el Ministerio de Ciencia de Chile.
El equipo de SOFIA operó desde el Aeropuerto Internacional de Santiago, y realizó ocho vuelos para observar la Pequeña Nube y la Gran Nube de Magallanes (LMC), las dos galaxias más cercanas y vinculadas gravitacionalmente a la Vía Láctea, informó la Embajada de los EE. UU. en Chile.

Las observaciones servirán para crear el primer mapa del carbono ionizado en la LMC. “Puesto que la Gran Nube de Magallanes está tan cerca de nuestra galaxia, SOFIA puede observarla en gran detalle y en escalas astronómicas relativamente pequeñas, para ayudar a los científicos a entender mejor cómo se formaron las estrellas en el universo primitivo”, publicó la Embajada.
“El principal objetivo fue completar un mapa de la emisión en el continuo infrarrojo de la Nube de Magallanes”, indicó al diario chileno El Mostrador el Dr. Edmond Harmon, jefe de la misión SOFIA. El proyecto es liderado por la profesora Mónica Rubio, de la Universidad de Chile, abundó.
Otro de los objetivos de SOFIA, añadió la Embajada estadounidense, fue observar restos de estrellas supernovas, para investigar cómo algunas explosiones podrían haber contribuido con la abundancia de polvo espacial. Asimismo, realizaron observaciones para medir la abundancia de litio, que podría tener implicaciones para nuestra comprensión de la teoría del Big Bang de la evolución del universo.
“Estamos encantados de desplegarnos en Chile para poder ofrecer a nuestra comunidad científica un mayor acceso a los cielos del hemisferio sur”, declaró Naseem Rangwala, científica del proyecto SOFIA. “Estamos aumentando nuestro ritmo de despliegue enfocándonos en la eficiencia y en los objetivos, y estamos agradecidos por la oportunidad de hacerlo desde Santiago”.
Esta es la primera visita de SOFIA a Sudamérica y su primer despliegue de corto plazo. Esta misión se considera corta porque normalmente se planifican más de 25 vuelos con múltiples instrumentos.
“La colaboración científica, especialmente en el campo de la astronomía, ha sido un pilar de la relación entre los Estados Unidos y Chile, que comenzó con el establecimiento del Observatorio del Cerro Santa Lucía, en Santiago, hace más de 170 años”, señaló Richard Glenn, jefe de misión de la Embajada estadounidense. “El despliegue de SOFIA en Chile es el siguiente hito en esa relación, acercándonos a las estrellas como nunca antes”.
Uno de los logros más grandes de este observatorio ocurrió en octubre de 2020, cuando detectó por primera vez moléculas de agua en la Luna, en el cráter Clavius, uno de los cráteres más grandes visibles desde la Tierra e iluminado por el Sol, publicó la NASA. “Este descubrimiento indica que el agua puede estar distribuida por la superficie lunar y que no se limita a lugares fríos y sombreados”.
El Centro de Investigación Ames de la NASA en California administra el programa SOFIA, la ciencia y las operaciones de la misión, en cooperación con la Asociación de Universidades de Investigación Espacial con sede en Columbia, Maryland, y el Instituto SOFIA alemán de la Universidad de Stuttgart. La DLR proporciona el telescopio, el mantenimiento del avión y otros apoyos para la misión.