La violencia de las pandillas en Haití alcanza niveles alarmantes, afectando no solo a la capital Puerto Príncipe sino también a otras ciudades importantes, forzando el desplazamiento masivo de personas, según afrima la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en sus últimos informes.
“La situación de la seguridad sobre el terreno sigue deteriorándose a medida que la creciente violencia de las bandas sume en el caos la vida de la población de Haití y los principales delitos aumentan bruscamente hasta alcanzar nuevos máximos históricos”, declaró la enviada de la ONU María Isabel Salvador ante el Consejo de Seguridad a finales de octubre.
Entre octubre de 2022 y junio de 2023, la Policía Nacional de Haití registró cerca de 2800 asesinatos, afectando a mujeres y menores, informa la ONU. Paralelamente, los secuestros aumentaron con cerca de 1500 casos. A pesar de los esfuerzos locales para abordar esta crisis, la falta de recursos y la corrupción continúan siendo desafíos cruciales.
Este panorama está exacerbado por la aparición del movimiento civil de vigilancia Bwa Kale, dedicado a perseguir a las pandillas. Es un escenario que contribuye significativamente al aumento de los secuestros y la violencia sexual, reportó la agencia de noticias AP.
Según la ONU, se calcula que Bwa Kale ha matado a casi 400 presuntos miembros de bandas, entre el 24 de abril y el 30 de septiembre.
“Haití enfrenta una profunda crisis institucional, exacerbada por la ausencia de una estructura política y económica sólida”, dijo el 22 de octubre a Diálogo Iván Gatón, experto en relaciones internacionales y geopolítica y profesor en la universidad Autónoma de Santo Domingo, en República Dominicana. “Esta falta de cohesión desencadenó el caos que experimenta el país”.
Para Salvador, el restablecimiento del control por parte de la Policía Nacional de Haití, con la ayuda de la misión multinacional, que el Consejo de Seguridad aprobó el 2 de octubre, es fundamental.
“Este nuevo despliegue se convierte no solo en necesario, sino en urgencia. Las pandillas alcanzan niveles de brutalidad impactantes, profanando iglesias y perpetrando violaciones contra los feligreses”, dijo Gatón. “Recientemente un grupo de religiosos salió a protestar contra esta violencia, pero lamentablemente sufrieron una tragedia mayor con la pérdida de varios de sus miembros en el camino”.
Durante los próximos 12 meses, la misión multinacional se dedicará a brindar apoyo operacional crucial a la Policía Nacional de Haití, en un esfuerzo por mejorar las condiciones de seguridad en medio de una ola de violencia sin precedentes, apuntó la ONU. Este proyecto será liderado por Kenia, en colaboración con el Gobierno nacional de Haití.
Sin embargo, el despliegue de unos 1.000 policías kenianos para ayudar a restablecer la seguridad en Haití ha quedado temporalmente en suspenso por orden judicial en Kenia. La orden, que originalmente expiraba el 24 de octubre, se aplazó hasta el 9 de noviembre.
La misión no perteneciente a la ONU se financiará con contribuciones voluntarias, y Estados Unidos se ha comprometido a aportar 200 millones de dólares en ayuda logística y financiera, reportó la organización InSignt Crime, especializada en el crimen organizado en Latinoamérica y el Caribe.
“La contribución financiera estadounidense es crucial en este momento. En Haití cualquier ayuda se convierte en un recurso valioso, debido a la extrema escasez en el país”, comentó Gatón. “La asistencia puntual es necesaria y este desafío no concierne solo a los EE. UU., sino a toda la región”.
Crisis profunda
Desde el asesinato no resuelto del presidente Jovenel Moïse, el 7 de julio de 2021, Haití se encuentra sumido en una profunda inestabilidad política. “El presidente de Haití fue asesinado por intentar enviar a los EE. UU. una lista de personas vinculadas con el narcotráfico”, remarcó en ese entonces el diario español El País.
“En este escenario las pandillas consolidan su poder, extendiendo su control hasta en el 80 por ciento de la zona metropolitana de Puerto Príncipe y expandiendo sus operaciones hacia el valle del Artibonito y las regiones de Gonaïves y Cabo Haitiano”, abundó Gatón.
Las bandas recurren a tácticas extremas, empleado francotiradores desde los tejados para disparar indiscriminadamente contra la población. Además, los saqueos masivos y la destrucción de viviendas fuerzan el desplazamiento masivo de personas, precisó la ONU.
La violencia desplazó a casi 200 000 personas. De ellas unas 70 000 se encuentran en asentamientos espontáneos y frágiles, 31 000 duermen al aire libre y 34 000 se hacinan en aulas. Muchas familias no pueden cubrir sus necesidades básicas, indicó la ONU el 10 de octubre en un comunicado.
El problema de Haití no se limita solo a la seguridad. Este país se encuentra en una ruta propensa a huracanes y terremotos. Además, está ubicado a unas 14 horas en lancha rápida de las costas de Colombia, lo que lo convierte en un punto clave para el tráfico de cocaína, explicó Gatón.
Unidad nacional
Es esencial buscar la cohesión nacional entre todas las instituciones de Haití para superar la actual crisis, señaló Gatón. “Es necesaria la colaboración entre haitianos locales y en el extranjero, para desarrollar un proyecto conjunto que defina la visión del país para los próximos 40 años”.
Esta iniciativa debería contar con la participación de la comunidad internacional, para garantizar el éxito y la sostenibilidad del proyecto. La colaboración podría establecer bases para un futuro estable y próspero en Haití, dijo Gatón. “No queremos que la situación llegue a niveles más indignantes”, remachó.