En una amplia zona de Praia dos Anjos, en la ciudad costera de Arraial do Cabo, la Marina de Brasil (MB) cuenta con cinco nuevos laboratorios del Departamento de Biotecnología Marina, en el Instituto de Estudios del Mar Almirante Paulo Moreira (IEAPM), institución científica, tecnológica y de innovación subordinada al Centro Tecnológico de la Marina, en Río de Janeiro.

La investigación del IEAPM es esencial para que el MB desarrolle estrategias para cumplir con los convenios internacionales, como el Convenio Internacional para Prevenir la Contaminación por los Buques, conocido como MARPOL 73/78, y alcanzar sus objetivos medioambientales, como prevenir y responder a los derrames de petróleo u otras sustancias nocivas en aguas jurisdiccionales brasileñas, que pueden afectar a otros países de Sudamérica.
El Departamento de Biotecnología Marina se dedica a diferentes áreas de la biología marina, y goza de numerosas colaboraciones con institutos y universidades nacionales y extranjeras, lo que permite la visita de investigadores y estudiantes en interacción para el desarrollo de sus trabajos.
El principal ámbito de investigación de los nuevos laboratorios es la vigilancia del impacto de los derrames de petróleo en el medio ambiente marino y la salud. Un ejemplo práctico de la importancia de esta investigación fue el trabajo de MB en el análisis del petróleo que, entre agosto y noviembre de 2019, afectó a 130 municipios de la costa del noreste y parte del sureste, matando animales marinos, contaminando playas, y perjudicando a miles de pescadores.
“Nuestros laboratorios estuvieron muy activos en ese episodio, analizando todas las muestras recogidas por la Marina durante el derrame. Hicimos un análisis forense para intentar identificar al culpable. Recogimos muestras del entorno y de los barcos, que fueron comparadas para intentar descubrir el origen del accidente”, explicó a DiálogoEliane González Rodrigues, directora del IEAPM.
Los nuevos laboratorios también estudian la lucha contra la bioinvasión marina, es decir, la expansión de las especies en regiones donde antes no existían, y que provocan impactos en el ecosistema como la reducción de las especies endémicas, la pérdida de biodiversidad y la modificación de los hábitats costeros. Otro ámbito de interés es la lucha contra la bioincrustación, que es la fijación de organismos marinos en los cascos de los buques, muelles y plataformas petrolíferas, lo que provoca la reducción de la maniobrabilidad y de la velocidad de barcos y el aumento del peso.
La directora relata otro ejemplo del uso de la investigación del MB: la lucha contra la especie invasora mejillón dorado (Limnoperna Fortunei), que no solo perjudica al medio ambiente sino que también causa enormes pérdidas económicas al país. La especie prolifera, ensuciando y obstruyendo las turbinas de las centrales hidroeléctricas del país. Según el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables, el mejillón ya está presente en al menos 50 centrales hidroeléctricas brasileñas, con pérdidas diarias por la limpieza y desatasco de las turbinas, y el tiempo de inactividad por estos servicios.
“Tenemos un estudio relacionado con esta especie para ver cómo se asienta, su ciclo de vida, cómo entró al país, su origen, cómo controlarlo y dónde se encuentra”, dijo ladirectora del IEAPM. El mejillón, originario de China, está devastando los ecosistemas a medida que se extiende por Sudamérica, amenazando la cuenca del Amazonas, informó la revista académica Science.
Los cinco laboratorios se inauguraron a finales de abril. Las nuevas instalaciones se unen a los otros 15 laboratorios que forman parte del complejo del Laboratorio de Recursos Marinos. En la actualidad, entre militares y civiles, el IEAPM cuenta con más de 320 personas, de las cuales cerca del 23por ciento son investigadores.