La Fuerza Armada de El Salvador (FAES) cumplió 20 años desde que abrió la primera convocatoria para mujeres en la Escuela Militar Capitán General Gerardo Barrios. Desde entonces, más de 1500 mujeres se convirtieron en militares. Actualmente, la FAES cuenta con 128 mujeres oficiales, tres suboficiales y 480 en la tropa.
En 2019, se inscribieron 634 mujeres en la Escuela Militar y la cantidad de aspirantes es constante. “Es una gran satisfacción transmitirles mis conocimientos”, dijo a Diálogo la Teniente del Ejército Adriana Burgos, instructora y jefe de Asuntos Civiles del Comando de Apoyo de Transmisiones de la FAES. “En 2020 organizaré campañas médicas en zonas rurales junto a militares de los Estados Unidos, donde hay mucha responsabilidad por el nivel de coordinación y logística”.

La FAES graduó a las primeras 16 militares del país en 2006. De ellas, 10 oficiales fueron ascendidas al rango de mayor en 2018. La primera mujer en vestir oficialmente el uniforme salvadoreño fue Adriana Herrera de Hayem, en 1969, después de terminar sus estudios en la Escuela Militar de Enfermería de México, para después alcanzar el doctorado en Geriatría, en España. Se retiró en 2000 con el rango de coronel, máximo grado alcanzado por las mujeres en El Salvador.
En la Fuerza Naval, la primera promoción de mujeres inició en el 2010. A la fecha cuenta con nueve oficiales y 25 en la tropa. El grado más alto alcanzado por mujeres es el de capitán de corbeta.
“En la Naval, las mujeres abren brecha en todos los niveles. Los límites no están en la institución, sino en cada ser humano sin importar su género”, enfatizó a Diálogo la Teniente de Fragata Marinlys Chicas, tutora en el Centro de Educación e Instrucción Naval. “Contamos con una mujer que trabaja con mucho éxito a la par de los caballeros en la Fuerza de Tarea Naval Tridente, nuestro grupo élite contra el narcotráfico”.
Las militares salvadoreñas también están presentes en las misiones de paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Por ejemplo, la Mayor Piloto Aviador Sandra Hernández, es aeronauta de helicópteros en el tercer contingente de la Fuerza Aérea Salvadoreña (FAS) en la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de la ONU en Malí. Dijo a Diálogo que se enlistó de nuevo en esta misión porque los patrullajes que realiza “brindan tranquilidad a las personas para que puedan ir a sus trabajos, llevar los niños a las escuelas y no vivir resguardados en sus casas por temor”.
“El aumento de personal femenino provoca respuestas de protección más creíbles y satisfactorias para las necesidades de las comunidades locales. Cuando las mujeres están en la negociación, la paz dura más tiempo”, afirma en su página oficial António Guterres, secretario general de la ONU.
Otra salvadoreña sobresaliente es la Piloto Aviador de la FAS María Elena Mendoza, quien en 2016 fue la primera mujer de Centroamérica en certificarse como piloto de combate. Hoy es capitán y está desplegada en un grupo élite para proteger a su país desde el aire.
“La autoridad y el lugar lo define una con el respeto mutuo. Dirijo grupos de soldados hombres y ellos reconocen nuestro estilo de liderazgo, nos integramos perfectamente.” finalizó la Tte. Burgos. “Sí existen oportunidades de superarse en las actividades militares. No existe reto que no pueda vencerse, solo se requiere disciplina”.