Los países de África oriental y meridional reciben cargamentos ilegales de drogas sudamericanas de mucho mayor tamaño de lo que se creía hasta el momento, a medida que los mercados mundiales de cocaína se expanden, reportó a principios de enero InSight Crime, una organización dedicada al estudio del crimen organizado en Latinoamérica y el Caribe.
“Aumentó el tráfico de cocaína desde Latinoamérica a través de África porque el continente africano es una excelente ruta de tránsito”, dijo el 18 de enero a Diálogo Carolina Sampó, coordinadora del Centro de Estudios sobre Crimen Organizado Trasnacional de Argentina. “Además, poco a poco y por la presión de quienes exportan droga, [el continente africano] también se está convirtiendo en un espacio importante para el consumo”.
Los cargamentos de narcóticos viajan sobre todo en contenedores marítimos que salen del puerto de Santos, Brasil; aunque también hay un flujo constante de correos humanos que saca por aire cantidades más pequeñas en contrabando hormiga, desde los principales aeropuertos internacionales de Brasil, como el aeropuerto de Guarulhos, en São Paulo.
La mayor parte de estos cargamentos aterrizan en países costeros como Sudáfrica, Mozambique, Kenia y Tanzania, para luego ser llevados a otros continentes, o bien hacia el interior, indica un informe de diciembre 2022 de Iniciativa Global contra la Delincuencia Organizada Transnacional (GI-TOC), ONG suiza de investigación sobre crimen organizado.
“En un principio esas rutas fueron utilizadas por los cárteles colombianos para evitar pagarle a los cárteles mexicanos”, dijo Sampó al abundar sobre la relación existente entre Latinoamérica como región productora de cocaína, y África como zona de tráfico, acopio y consumo. “Se empezó a abrir una colaboración entre las organizaciones criminales africanas y latinoamericanas, lo que propició el incremento de consumo en Europa y también la apertura de nuevos mercados como Medio Oriente y Asia”, agregó Sampó.
Los traficantes de cocaína envían grandes cargamentos con regularidad a varios países de la región. Esto ocurre de tres maneras: en contenedores, en embarcaciones marítimas como barcos pesqueros, y mediante esquemas de narcotráfico desde Latinoamérica, señaló GI-TOC.
La investigación identifica varios puertos principales de recepción como Durban en Sudáfrica; Pemba y Nacala en Mozambique; Dar es Salaam y Zanzíbar en Tanzania; Mombasa en Kenia y Walvis Bay en Namibia.
InSight Crime puntualizó que narcotraficantes nigerianos dominan desde hace mucho tiempo los flujos marítimos y aéreos, desde que establecieron puestos de envío en São Paulo, Brasil, a fines de la década de 2000. Para 2013, ya organizaban hasta el 30 por ciento de las exportaciones de cocaína por barco o contenedores desde el puerto de Santos, según un informe publicado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD).
“Los Estados africanos son cooptados por las organizaciones criminales”, declaró Sampó. “Estas generan mayores incentivos para los narcos latinoamericanos, que consideran que dicha ruta es menos riesgosa y más redituable que otras, aun cuando tengan que negociar parte de la logística con sus pares africanos”.
Para la especialista argentina, los cargamentos de drogas en África tienen circulación debido al escaso control en regiones como el desierto de Malí o las islas que están frente a Guinea-Bisáu, donde se realiza el trasbordo de cocaína desde grandes barcos a lanchas rápidas que recorren las costas africanas.
GI-TOC remarcó que los barcos desembarcan o dejan drogas “a lo largo de las costas este y oeste de Sudáfrica, la costa norte de Mozambique entre Angoche y Pemba, las aguas costeras de Zanzíbar y Madagascar, la costa de Kenia desde Kilifi hasta Lamu, y las aguas costeras del área marítima de Somalia-Kenia”.
“El patrullaje del mar es bastante limitado porque los recursos de los Estados son escasos y también porque los funcionarios públicos y privados de esos países son corruptos”, opinó Sampó.
Brasil contraataca
Sin embargo, las autoridades brasileñas han tomado medidas enérgicas contra el narcotráfico que tiene como objetivo las rutas transatlánticas desde el puerto de Santos.
A finales de octubre de 2022, por ejemplo, la Policía Federal de Brasil (PF) incautó 125 kilogramos de cocaína en el puerto de Santos; la droga estaba oculta en un cargamento de baldosas de cerámica con destino a Sudán, África, informó CNN Brasil. Meses antes, la PF había realizado una incautación récord de 1,5 toneladas de cocaína en dos contenedores, también en el puerto de Santos, con destino a África, según informó el sitio de noticias brasileño G1.
La PF también informó de numerosas incautaciones en aeropuertos a personas que intentaban introducir cocaína de contrabando en África. El 16 de abril, dos mujeres fueron detenidas cuando intentaban embarcar en un vuelo con destino a Addis Abeba (Etiopía) con casi 18 kg de cocaína. Un día antes, un pasajero brasileño, cuyo destino final era Maputo (Mozambique), fue sorprendido transportando casi 12 kg de cocaína, según informó el sitio de noticias estadounidense Homeland Security Today.
Según G1, entre 2010 y 2019, la PF incautó un total de 80,7 toneladas de cocaína en el puerto de Santos. Las incautaciones aparentemente disminuyeron en los años siguientes a medida que las organizaciones criminales transnacionales se trasladaron a puertos más pequeños en Brasil, indicó un informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.