“El cambio climático es mucho más que un problema ambiental; representa un serio desafío para la paz y la estabilidad en todo el mundo.” Así comienza el informe Clima y Seguridad en Brasil, que forma parte de la serie Informe mundial sobre el clima y la seguridad 2020, perteneciente al Consejo Militar Internacional sobre Clima y Seguridad (IMCCS en inglés), al que suscriben personalidades como Sherri Goodman, secretaria general del IMCCS y exsubsecretaria adjunta de Defensa para la Seguridad Ambiental en los EE. UU.; y el General (R) Tom Middendor, excomandante de Defensa de los Países Bajos.
El IMCCS se creó en febrero de 2019, y actualmente está integrado por líderes militares, expertos e instituciones de seguridad de 38 países.

En el estudio publicado en diciembre de 2020, expertos militares y civiles aclaran asuntos sobre el impacto de los problemas ambientales en la sociedad, la economía, y sobre todo en la defensa y seguridad del país más grande de Sudamérica. Por último, exhorta a la dirigencia brasileña a priorizar el cambio climático y las medidas contra la deforestación, como parte de la política nacional de defensa y seguridad.
Según el informe, entre los problemas ambientales que más afectan a la región se destacan el aumento de la temperatura y del nivel del mar, alteraciones en el patrón de lluvias, la deforestación y la sequía. De acuerdo con el IMCCS, estos problemas perjudicarían los medios de vida de la población y generarían inseguridad alimentaria, energética e hídrica. Además, podría incrementarse la migración, lo que provocaría una sobrecarga para los gobiernos. “El cambio climático afectará la demanda de capacidades militares regionales y la priorización de misiones en todos los conjuntos, y las misiones de asistencia humanitaria y respuesta a desastres serán más comunes”, prevé el estudio.
Según analistas, el cambio climático también pone en riesgo la infraestructura militar ubicada en regiones costeras y ribereñas. De este modo, la Marina de Brasil podría perder parte de sus capacidades para cumplir con sus principales obligaciones, incluyendo la protección de riquezas submarinas y la inspección de aguas para combatir la delincuencia.
Para los militares y expertos del IMCCS, si estos desafíos no se abordan adecuadamente, podrían agravarse los factores subyacentes a la inseguridad como la pobreza, la desigualdad, la competencia por recursos y las tensiones sociales. “Esta dinámica puede, a su vez, recrudecer algunos de los desafíos de seguridad de la región, incluyendo aumento del crimen organizado transnacional”, indica el IMCCS.
En un reportaje de Reuters sobre el informe del IMCCS, el exministro de Defensa brasileño Raul Jungmann indicó que “para preservar la selva y proteger el suministro de agua en Brasil, el país necesita actividades de desarrollo en la Amazonia, pero de forma sostenible”.
Estas declaraciones coinciden con la visión expresada en el informe sobre las iniciativas que deben priorizar los dirigentes brasileños en lo que respecta no solo a la protección de la región amazónica. “El apoyo militar para enfrentar el cambio climático y la seguridad puede ser particularmente importante en Brasil. Si se combina con el respeto por las normas humanitarias, su participación podría aumentar la resiliencia en el país y la región, y apoyar los esfuerzos internacionales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, y preservar los sumideros de carbono, que son indispensables para la seguridad internacional”, destaca el informe.