El Gobierno ruso financia con considerables recursos una campaña de desinformación en curso en Latinoamérica, con el propósito de socavar el apoyo a Ucrania y provocar sentimientos contra los Estado Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), alertó el 7 de noviembre el Departamento de Estado de los EE. UU.
La campaña del Kremlin se propone aprovechar los contactos establecidos con algunos medios en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, México, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela, entre otros países del hemisferio occidental, para llevar a cabo una campaña de manipulación informativa destinada a explotar, en forma subliminal, la apertura del entorno mediático e informativo latinoamericano.
“Se observa que Rusia utiliza la manipulación a través del dominio de los medios de difusión, a fin de instalar campañas de desinformación, como así también con acciones de ciber espionaje”, indicó 27 de noviembre a Diálogo Luis Somoza, experto argentino en relaciones internacionales.
La Agencia de Diseño Social, el Instituto para el Desarrollo de Internet, además de la Estructura, colaboran para desarrollar y mantener una campaña de manipulación de información dirigida a Latinoamérica, que tiene como objetivo promover los intereses estratégicos de Rusia en la región a expensas de otros países, a través de la captación manifiesta y disimulada de medios e influenciadores locales, para diseminar información falsa y propaganda, señaló el Departamento de Estado.
Se trata de entidades dedicadas a la “influencia por contratación”, que cuentan con capacidades técnicas avanzadas para la explotación de entornos de información abierta y antecedentes de contribuir a la proliferación de noticias falsas y propaganda, para promover objetivos de influencia exterior de Rusia.
“Manejar o tratar de influir en la opinión pública es un juego muy típico de la guerra ideológica de Rusia y hoy claramente estamos en esa corriente”, afirmó a Diálogo Juan Belikow, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Buenos Aires, Argentina. “Estas situaciones se dan en el marco de la Cortina de Hierro virtual informática que vivimos hoy”.
De acuerdo con el Departamento de Estado, Moscú siembra historias falsas o amplifica discursos populares o divisivos ya existentes, sirviéndose de una red de protagonistas de influencia de medios estatales, fachadas falsas y en redes sociales, para luego intensificar ese contenido y propagar y penetrar incluso más en el entorno de desinformación occidental.
Estas actividades pueden incluir la difusión de contenidos falsos y la amplificación de información que se percibe como beneficiosa, para las teorías de conspiración o los esfuerzos de influencia geopolítica y económica de Rusia.
En declaraciones al sitio de noticias argentino Infobae, difundidas el 29 de octubre, James Rubin, enviado especial y coordinador del Centro para la Participación Mundial, un organismo del Departamento de Estado de los EE. UU., opinó que “hoy en día existe una especie de sistema instintivo para culpar a los Estados Unidos por todos los problemas del mundo”.
La operación de desinformación es promover una serie de narrativas rusas que Rubin tilda de “rotundamente falsas”, como que Ucrania culpa a los Estados Unidos por la guerra; que los Estados Unidos está detrás del conflicto; que los ucranianos son fascistas, etc., describió Rubin.
La mecánica de la campaña analizada por el Departamento de Estado concluye que se conformaría un equipo cultivado con personal editorial en un país latinoamericano, lo más probable en Chile, con diversos individuos y representantes locales, como periodistas y líderes de opinión pública de distintos países de la región.
Un equipo de propagandistas en Rusia crearía contenidos y enviaría el material al equipo editorial en Latinoamérica para su revisión, edición y posterior publicación en todos los medios de comunicación locales posibles.
En efecto, este proceso de blanqueo de información se aseguraría de que el contenido pro-Kremlin, elaborado en Rusia, cumpliera con una “localización” realizada por el equipo creado en Latinoamérica y fuera publicado en medios latinoamericanos con el objeto de que tenga apariencia de naturalidad y veracidad.
“Queda claro que Rusia utiliza todo este tipo de operaciones para posicionarse en naciones europeas y de Latinoamérica, con el objetivo de tratar de convencer que la invasión de Rusia a Ucrania es justa por una disputa territorial, y lograr que un sector de la opinión pública critique el accionar de apoyo de varios países al Estado ucraniano”, dijo Somoza.