Mientras las fuerzas rusas intensifican su amplio ataque a Ucrania, en Latinoamérica, el Kremlin está ocupado librando un tipo diferente de asalto a la democracia: la desinformación.
A pocos días que los colombianos acudan a las urnas para elegir a sus representantes en el Congreso, y a menos de tres meses de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, la preocupación por los intentos de Rusia de manipular los resultados del proceso democrático es generalizada.
A finales de febrero, Julio Borges, ex representante diplomático del venezolano Juan Guaidó, dijo en una entrevista con la emisora colombiana Caracol que unos 15 agentes rusos realizaban actividades de espionaje contra Colombia desde el estado fronterizo venezolano de Apure. Los agentes rusos “tienen la capacidad de captar mensajes, realizar ciberataques y tienen radares para ver el tráfico aéreo en territorio colombiano”, dijo Borges.
En un artículo de opinión publicado el 24 de febrero de 2022 en el Miami Herald, Carlos Vecchio, embajador de Guaidó en los Estados Unidos destacó la importancia de Latinoamérica para Rusia, señalando la decisión de Vladimir Putin para organizar visitas con los presidentes de Brasil y Argentina, y programar llamadas telefónicas con los dictadores de Nicaragua, Venezuela y Cuba, en medio de su campaña inicial contra Ucrania.
“Es un error subestimar el potencial del impacto negativo del Kremlin en nuestro continente”, dijo Vecchio. “El Kremlin ha demostrado tener un abanico de opciones para [desestabilizar la región], incluyendo el espionaje, los ciberataques, las campañas de desinformación, la asistencia militar, e incluso habilitar canales irregulares para blanquear activos financieros ilícitos […]. En las elecciones presidenciales de este año en Colombia, Rusia y la dictadura de Maduro buscan sumar un nuevo aliado en su actual plan de desestabilización”.
Ese mismo día, mientras las tropas rusas lanzaban una invasión a gran escala en Ucrania, el presidente colombiano Iván Duque condenó la medida en un discurso televisado, y expresó su preocupación por la intervención de actores extranjeros durante las elecciones presidenciales de Colombia, previstas para el 29 de mayo.
“Hay una preocupación mundial por la ciberseguridad, que debe ser atendida”, dijo Duque a través de Twitter. “Colombia viene tomando acciones desde hace varios años; hemos incrementado los mecanismos de protección para enfrentar, con anticipación, cualquier riesgo que se presente en el proceso electoral”.
El 15 de febrero, al dirigirse a los miembros del Parlamento Europeo, Duque insistió en la necesidad de proteger las próximas elecciones de la injerencia extranjera. “Tenemos que ser capaces de rechazar cualquier intento exterior de convertir nuestros sistemas electorales en un experimento de hackers entrenados para movilizar e incitar al odio”, dijo.
La subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos de los Estados Unidos Victoria Nuland, durante una visita a Bogotá, el 7 y 8 de febrero, también expuso la preocupación de la Casa Blanca de que Colombia enfrentara “riesgos por parte de actores externos y autoritarios”, así como “amenazas de ciberseguridad para propagar mentiras e historias que no son de origen colombiano”.
“El hemisferio debe estar no sólo en alerta, [sino también] defender activamente los intereses, la seguridad y las democracias de nuestros pueblos. Los latinoamericanos debemos rechazar las pretensiones de Putin de utilizarnos como fichas de cambio para satisfacer sus ambiciones, ya que nunca representan un beneficio para la región […]. De lo contrario, la paz, la estabilidad y la seguridad del hemisferio estarán en grave peligro”, dijo Vecchio al concluir su artículo de opinión.