China es ahora el prestamista preferido en Latinoamérica y el Caribe. Alberga dos bancos internacionales de desarrollo –el Banco Asiático de Desarrollo de Infraestructuras (BAII), liderado por Pekín, y el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB), con sede en Shangai–, que están ampliando su presencia en la región, informa la revista TIME.
“El desarrollo de las infraestructuras acorta la distancia entre Asia y Latinaoamérica”, declaró a TIME el presidente del BAII Jin Liqun, en su sede de Pekín en febrero de 2021.
Sin embargo, aunque los préstamos chinos suelen tener menos condiciones, la dependencia de ellos puede empujar a países económicamente inestables, como Venezuela, a lo que los críticos llaman “trampas de deuda” que podrían resultar en impagos, dijo Diana Roy, escritora y editora del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR), un laboratorio de ideas especializado en políticas de los Estados Unidos y relaciones internacionales , en un artículo publicado en abril de 2022. “Los críticos también dicen que las empresas chinas traen consigo normas medioambientales y laborales más bajas, y advierten que el creciente control de China sobre infraestructuras críticas como las redes de energía, plantea riesgos para la seguridad nacional. También hay temores de dependencia económica en países como Chile, que envió casi el 39 por ciento de sus exportaciones totales a China en 2020”, dijo CFR.
Los países se arrepienten
Según el TIME, muchos de los recientes proyectos de infraestructura respaldados por China han dejado arrepentidos a los países anfitriones en Latinoamérica y el Caribe. En Costa Rica, un proyecto de USD 1500 millones de dólares para modernizar y ampliar una refinería de petróleo en Moín fue cancelado en 2016, después de que las autoridades locales destacaran que los estudios de impacto ambiental y de viabilidad fueron realizados por una filial del socio chino, un claro conflicto de intereses que provocó varios arrestos. “En Ecuador, una presa hidroeléctrica construida por la empresa china Sinohydro Corp, con ayuda de un préstamo de USD 1700 millones del Banco de Exportación e Importación de China, se convirtió en un desastre medioambiental tras su apertura en 2016, ya que la erosión aguas arriba de la cuenca de la presa contribuyó a los derrames de petróleo por el desplazamiento de los oleoductos”, informó Times.
Durante la Cumbre de Seguridad en el Hemisferio Occidental 2022 Concordia Américas, celebrada del 13 al 14 de julio en la Universidad de Miami, la General del Ejército de los EE. UU. Laura J. Richardson, comandante del Comando Sur de los EE. UU., dijo que “de los 31 países que abarca el Comando Sur, 21 ya han firmado la iniciativa china del Cinturón y la Ruta, y esto es muy preocupante”. Pero, al centrarse predominantemente en la relación económica y comercial de China con la región, se pasa por alto una tendencia alarmante observada en otras partes del mundo, que bien podría repetirse en Latinoamérica y el Caribe: China suele aprovechar intereses comerciales aparentemente inocuos con fines militares, dijo en marzo Leland Lazarus, asistente especial y redactor de discursos de la Gral. Richardson, en un artículo redactado con Ryan C. Berg, miembro principal del Programa de las Américas del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, publicado por la revista Foreign Policy.
Relaciones entre militares
Los autores informaron que el Ejército Popular de Liberación (EPL) ha reforzado sus relaciones militares dentro de Latinoamérica y el Caribe en las últimas décadas. “Desde principios de la década de 2000, los altos dirigentes del EPL han realizado más de 200 visitas a la región para reunirse con sus homólogos. A medida que crece su influencia en la región, China podría utilizar sus vínculos militares como moneda de cambio para presionar a los Estados Unidos y a sus aliados, amenazando quizás con enviar tropas o aumentar el personal y el equipamiento en los países cercanos a la frontera con los Estados Unidos”.
Esto ha levantado varias banderas rojas en Washington, D.C., y según CFR, el Congreso estadounidense está considerando varios proyectos de ley que se centran en la competencia con China. “Entre ellos se encuentran la Ley de Innovación y Competencia de los Estados Unidos y la Ley América COMPETES de 2022, ambas destinadas a desafiar el dominio de China en los sectores de ciencia y tecnología de Latinoamérica, mediante el aumento de la inversión estadounidense en investigación y desarrollo. Entre otras propuestas se encuentra la legislación bipartidista patrocinada por los senadores Bob Menéndez (demócrata de Nueva Jersey) y Marco Rubio (republicano de Florida), que busca contrarrestar la “influencia maligna” de China en la región, mediante el fortalecimiento de la cooperación multilateral en materia de seguridad y la lucha contra el narcotráfico”, señala CFR.