El intento de un espía ruso que se hizo pasar por brasileño para infiltrarse en la Corte Penal Internacional (CPI), que investiga los crímenes de guerra rusos, ha llamado la atención sobre una trama que se remonta a la época de la Guerra Fría y el uso de espías del Kremlin en diversas regiones del mundo. El Servicio de Inteligencia holandés acusó a ese hombre de intentar realizar prácticas profesionales en la CPI utilizando una historia falsa que ocultaba sus vínculos con el Servicio de Inteligencia Militar del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia, más conocido como GRU.
Según la información difundida por el Servicio General de Inteligencia y Seguridad de los Países Bajos (AIVD) a mediados de junio, Sergey Vladimirovich Cherkasov, de 36 años, fue detenido cuando aterrizó en el país en abril para ocupar la vacante en la CPI. El hombre había desarrollado una elaborada identidad falsa durante 12 años como el brasileño Viktor Muller Ferreira, dijo la AIVD. La CPI está investigando posibles crímenes de guerra de Rusia en su invasión a Ucrania, así como en la guerra ruso-georgiana de 2008.
“Si esta persona hubiera tenido la oportunidad de trabajar realmente en la CPI podría haber recogido información, podría haber descubierto fuentes (o reclutado) y podría haber accedido a los sistemas digitales”, dijo la AIVD en un comunicado. El GRU ha sido acusado de ciberataques en Georgia, Ucrania y los Estados Unidos, entre otros.
Los funcionarios holandeses de inmigración detuvieron al ruso cuando aún estaba en el aeropuerto y lo enviaron a Brasil al día siguiente de su captura, donde fue recibido por la Policía Federal brasileña y será procesado por uso de documentos falsos, según la publicación británica BBC.
El currículum del espía ruso, disponible en Internet bajo su supuesta identidad brasileña, afirma que tiene un máster en la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore (Estados Unidos), especializado en política exterior estadounidense. El periódico inglés The Guardian verificó que los registros universitarios muestran que Viktor Muller Ferreira se graduó en Johns Hopkins en 2020.
Según la AIVD, los espías como Cherkasov son conocidos por los rusos como “ilegales”, oficiales de inteligencia que reciben un largo y extenso entrenamiento. “Al presentarse como extranjeros, [los ‘ilegales’] tienen acceso a información que sería inaccesible para un ciudadano ruso”, dijo la AIVD. La institución holandesa declaró además que “los ‘ilegales’ suponen una amenaza extremadamente grave para la seguridad nacional, la seguridad de las naciones aliadas y, en este caso concreto, también para la seguridad e integridad de la CPI”. La concientizaciación sobre este y otros tipos de amenazas de los servicios de inteligencia es de suma importancia, especialmente a la vista de los actuales acontecimientos internacionales”.
Según la cadena alemana DW, los holandeses han expulsado a más de 20 rusos acusados de espionaje desde 2018. Esto incluye a cuatro personas acusadas en 2018 de hackear la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, dos acusados de espionaje en el sector empresarial de alta tecnología en 2020, y 17 presuntos agentes acreditados como diplomáticos, que fueron expulsados tras la invasión de Ucrania en 2022.
Espionaje en Latinoamérica
El espionaje y la infiltración de rusos también llegan a los países latinoamericanos. Colombia ya ha expulsado a tres ciudadanos rusos desde 2020. El caso más reciente ocurrió en marzo de 2022, cuando el Ejército y la Fiscalía colombiana detuvieron a Sergeí Vagin, un ruso acusado de reclutar colombianos para infiltrarse en las protestas del país.
“Pero los rusos también tienen espionaje electrónico en Latinoamérica, con intentos con bots para influenciar a través de las redes sociales, además de las acciones de desinformación que realizan los medios rusos que operan aquí”, explicó a Diálogo Milton Deiró Neto, consultor sénior del Centro de Defensa, Seguridad y Espacio, de SENAI CIMATEC, en Bahía, Brasil, y estudiante de doctorado en Estudios Estratégicos Internacionales de la Universidad Federal de Río Grande do Sul.
Para el experto, estos medios buscan principalmente difundir un sentimiento antiestadounidense entre los latinoamericanos. “En Latinoamérica, Rusia está tratando de estructurar una red de espionaje que está más relacionada con el conocimiento de actores clave y su influencia para tratar de socavar las asociaciones y alianzas estratégicas entre los países latinoamericanos y los Estados Unidos”, dijo Neto. En su opinión, este asunto “es una herencia del periodo de la Guerra Fría. Ahora, con Vladimir Putin, se retoman algunos de estos preceptos soviéticos”.