El Departamento de Tesoro de los Estados Unidos impuso sanciones económicas al ciudadano ruso Dmitry Kudryakov y a la ciudadana bielorrusa Iryna Litviniuk, quienes financiaban y dirigían tres empresas mineras en Guatemala.
“Las sanciones son muy importantes pues las sanciones políticas o de justicia para estas empresas no son suficientes”, dijo el 5 de diciembre a Diálogo Guadalupe García Prado, directora del Observatorio de Industrias Extractivas en Guatemala. “La sanción económica es más contundente para frenar este tipo de actividades”.
Los dos directivos estaban involucrados en múltiples esquemas de sobornos a políticos, jueces y funcionarios del gobierno, así como en la apropiación indebida de activos estatales, corrupción relacionada con contratos gubernamentales, extracción de recursos naturales, y/o soborno, precisó el comunicado.

Detalló que dentro de los actos de corrupción con tráfico de influencias, Litviniuk realizó pagos ilegales en efectivo a funcionarios públicos, a cambio de apoyo a los intereses mineros rusos.
Las sanciones, impuestas el 18 de noviembre a la “red nefasta de corrupción rusa”, tienen como propósito desactivar sus prácticas ilegales en la industria minera de Guatemala, detalló el Departamento de Estado de los EE. UU. en un comunicado.
“(Los EE. UU.) Acompañamos al pueblo de Guatemala y apoyamos sus esfuerzos por proteger sus recursos naturales”, dijo el subsecretario del Tesoro para Terrorismo e Inteligencia Financiera de los EE. UU. Brian E. Nelson. “Usaremos nuestras herramientas para ayudar a garantizar que quienes lucran con la corrupción enfrenten consecuencias”.
El Gobierno guatemalteco agregó que “las sanciones (a los dos extranjeros y a las tres entidades del sector minero) son resultado de un estrecho trabajo y comunicación continua con agencias del Gobierno de los Estados Unidos”.
“Además evidencian el nivel de control que tenían [sus empresas] sobre el territorio guatemalteco para favorecer la extracción minera, la cantidad de sobornos y la violencia”, agregó García. “Ellos simulaban tener una separación [entre las firmas], pero realmente es todo un entramado que opera en conjunto”.
El metal del diablo
Las mineras propiedad o bajo control de Kudryakov son: Compañía Guatemalteca de Níquel (CGN), Compañía Procesadora de Níquel (ProNiCo), y Mayaníquel, filiales de Solway Investment, un grupo minero con sede en Suiza y alimentado por capital ruso, detalló el Tesoro. Juntas producen unas 25 000 toneladas métricas de ferroníquel anualmente, reportó EFE.
CGN opera la planta de tratamiento de metales ProNiCo y las canteras explotadas por la minera Fénix (de capital ruso). A la extracción del níquel los mineros la apodan “el metal del diablo”, por su difícil proceso de refinación y el impacto ambiental profundo que genera, según la investigación Mining Secrets del consorcio periodístico Forbidden Stories.
La investigación, basada en una filtración masiva de documentos de CGN, muestra estrategias que los responsables de Fénix, en contubernio con autoridades locales, desplegaron para ocultar cualquier elemento que pudiera inculparlos en esos casos de contaminación del medio ambiente.
Uno de los documentos indica que el 26 de junio de 2019 Kudryakov, director de Fénix, escribió “si bien los periodistas no pueden acusarnos de contaminar el lago por elementos vinculados a nuestra actividad, podrían tener esta oportunidad si recurren a expertos independientes”.
La investigación también señala que el agua no era el único recurso contaminado por la minera Fénix. Las partículas finas y tóxicas que respiran las familias mayas Qéqchi y los trabajadores de la mina rebasan las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.
Asimismo, indica que Kudryakov rechazó la elaboración de una base de datos estadísticos. “Lo peor para nosotros sería provocar un flujo masivo de quejas. Los quejosos vincularían sus enfermedades a la empresa para sacarle provecho. Todos esos recursos serían documentados y los periodistas tendrían acceso a las estadísticas”, escribió.
Con ayuda de operadores locales, los directivos de estas empresas suplantaron consejos de autoridades indígenas para obtener las licencias, explicó García. Incluso, obligaban a sus trabajadores a manifestarse en la capital a favor de las minas. Si no asistían les quitaban sus prestaciones laborales, señaló.
“Los directivos [rusos] actuaban de formas muy violentas”, comentó García. “Se sabe que ellos planeaban envenenar químicamente las cosechas de cardamomo de la gente para (…) obligarlos a desplazarse, y que tenían planes de contratar mareros para intimidar a la población”, detalló.
El 25 de noviembre, el Instituto Guatemalteco de Migración anunció que tanto Kudryakov como Litviniuk abandonaron el país y que no se les permitirá el reingreso, de acuerdo con el Consejo Nacional de Seguridad.
Una pausa
“(…) Las sanciones van a detener las operaciones de las mineras de capitales rusos”, detalló García. “Es importante porque Mayaníquel quería expandir su explotación hacia otras áreas de Guatemala”,
“Se debe poner mucha atención porque el níquel siempre ha sido un metal de guerra. La guerra en Ucrania hace que el níquel se vuelva más demandado”, finalizó García. “Debemos pensar y reformular que es lo que queremos para el país, sobre todo porque tenemos zonas biodiversas y territorios indígenas importantes”, expresó García.