Más de 80 000 nicaragüenses salieron de su país entre agosto de 2018 y julio de 2019, huyendo de la violencia, secuestros y abusos contra los derechos humanos cometidos por el régimen de Daniel Ortega, señala el reporte Situación de los derechos humanos en Nicaragua, publicado el 3 de septiembre de Michelle Bachelet, alta comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
“A esta cifra debe agregarse un 30 por ciento de las personas que no salen con documentos ni solicitan asilo, dijo a Diálogo Alberto Cortés Ramos, catedrático de Ciencias Políticas y Geografía, de la Universidad de Costa Rica. “El informe de Bachelet señala falta de voluntad del Gobierno nicaragüense para garantizar la rendición de cuentas por [delitos de] impunidad y violaciones de los derechos humanos. Esto empuja a miles de nicaragüenses a buscar refugio lejos de la violencia”.
Costa Rica es el principal destino de los ciudadanos nicaragüenses que huyen. “Hasta el 19 de agosto casi 65 000 nicaragüenses solicitaron refugio a las autoridades costarricenses para protegerse de la represión de la dictadura”, comentó a la prensa el canciller de Costa Rica Manuel Ventura.
Para Cortés, la llegada masiva de migrantes a territorio costarricense genera desajustes en el mercado laboral y comportamientos xenofóbicos, además de la preocupación de que los refugiados terminen captados por circuitos de delincuencia, prostitución y trata de personas.
“Muchos nicaragüenses desplazados también ven en los Estados Unidos, España, Panamá y México una opción de refugio”, comentó en Managua a Diálogo el abogado Eliseo Núñez, especialista en políticas públicas y derecho legislativo. “Nicaragua, Cuba y Venezuela son los grandes expulsores de ciudadanos. Este tipo de regímenes son desestabilizadores de la región”.
Entre los solicitantes de asilo hay estudiantes, ex funcionarios, líderes de la oposición, periodistas, médicos, defensores de derechos humanos y agricultores, quienes para evitar ser detectados, a menudo caminan durante horas en terrenos difíciles, expuestos al calor, la humedad y la malaria, indica la Agencia para los Refugiados de la ONU.
“Las personas emigran porque no son responsables de la situación. Castigamos al efecto y no a la causa. En Nicaragua habrá más represión, muerte y migración. Ortega perdió su base de apoyo: los jóvenes. Cuando un gobernante pierde el apoyo de la juventud, inevitablemente perderá el poder”, comentó Cortés. “La migración puede activar una bomba de tiempo que desestabilizaría las relaciones diplomáticas en toda la región”, agregó Núñez.
La Organización de los Estados Americanos, por medio de su Comisión Interamericana de Derechos Humanos, lamentó la decisión del Gobierno de Nicaragua, que prohibió el 14 de septiembre el ingreso de sus representantes al país, para iniciar gestiones diplomáticas y encontrar soluciones pacíficas a la crisis.