Desde el final de la Guerra Fría, los cambios en el contexto de lo que solía llamarse “guerra” han transformado el pensamiento militar en todo el mundo. El inicio de la década de los noventa, marcado por la certeza de que la historia estaba escribiendo una nueva página en la evolución de la humanidad, supuso para la ciencia militar el reto de reflexionar y ajustarse al nuevo escenario de las relaciones internacionales.
El fenómeno de la globalización, con la ruptura de las fronteras comerciales y la consiguiente aproximación de los Estados, eliminó la antigua visión de la bipolaridad política y estableció nuevos paradigmas de relaciones multinacionales.
En este contexto, aunque alguna literatura opina lo contrario, el pensamiento de Clausewitz parece tener un impacto aún más decisivo en la comprensión del uso de la expresión militar del poder nacional de los Estados. La premisa de esta afirmación radica en la percepción de la creciente importancia del uso de pequeñas fracciones en los enfrentamientos, el uso selectivo del armamento, la correcta comunicación de las acciones a todos los niveles, la búsqueda de la reducción de los “efectos colaterales” y, sobre todo, la fiel comprensión del estado final deseado que establece la estrategia militar.1 Esto, en última instancia, traduce el pensamiento político en los niveles operativos y tácticos que gestionarán (planificarán y conducirán) la violencia armada. En resumen, la política se ha acercado a la táctica militar, y ésta debe entenderla mejor que nunca.
Si antes el análisis del espectro de los conflictos se resumía fuertemente en la capacidad de los estados contendientes para utilizar el poder bélico (stricto sensu), ahora es necesario comprender las condiciones psicosociales y la dinámica de la comunicación dentro y fuera del conflicto.2
La ciencia militar comenzó a percibir el conflicto en sus tres dimensiones: física, humana y de información.3
A partir de estas percepciones, la Escuela de Formación de Oficiales (EsAO) ha desarrollado una amplia discusión con su cuerpo docente y alumnos, con el fin de dar un tratamiento científico a los últimos 30 años de operaciones de la Fuerza Terrestre Brasileña y alinear los conocimientos doctrinales de las Operaciones Ofensivas y las Operaciones Defensivas con las recientes Operaciones de Cooperación y Coordinación con Agencias (OCCA).
El estado final deseado, para los próximos dos años, es que la OCCA esté perfectamente alineada con la doctrina de “guerra” y que el capitán alumno de la EsAO amplíe sus herramientas de planificación y conducción de operaciones a nivel táctico.
TRADOC de Estados Unidos: la “guerra” del futuro
Recientemente, por iniciativa del Mando de Adiestramiento y Doctrina (TRADOC) del Ejército de los Estados Unidos de América (EE.UU.), se ha publicado el Panfleto 525-92, El entorno operacional y el carácter cambiante de la guerra (TP 525-92) con los nuevos conceptos de este complejo “nuevo terreno” en el que operan las fuerzas terrestres en la actualidad. Al identificar las nuevas amenazas, previstas para mediados de la década de 2050, el documento cita:
Ampliación de la doctrina y las capacidades
Nuestros adversarios ya se están esforzando por desarrollar nuevos métodos y nuevos medios para desafiar a Estados Unidos. Estos esfuerzos continuarán y se atenuarán hasta 2050. Podemos esperar enfrentarnos:
- Amenazas en múltiples ámbitos;
- Operaciones en terrenos complejos, incluyendo zonas urbanas densas e incluso megaciudades;
- Estrategias híbridas/operaciones en la “zona gris”;
- Armas de destrucción masiva;
- Sofisticados complejos antiacceso/denegación de área;
- Nuevas armas, aprovechando los avances tecnológicos (robótica, autonomía, IA, cibernética, área espacial, tecnología hipersónica, etc.);
- La información como arma decisiva.4
En este nuevo escenario, las operaciones básicas de las fuerzas terrestres mundiales comenzaron a sumar, además de las ofensivas y defensivas, también las de cooperación y coordinación. Este nuevo concepto militar, en su sentido amplio, incluye en la planificación y realización de las maniobras a organismos nacionales e internacionales, organizaciones no gubernamentales, empresas nacionales o multinacionales y civiles de los más diversos orígenes.
Ante el reto de la Operación Tormenta del Desierto (1991) y las experiencias posteriores al 11 de septiembre (2001), los estadounidenses percibieron los distintos matices de sus nuevos enemigos y su admirable capacidad para amoldarse a los entornos más diversos. Estos nuevos espacios, ahora rodeados de temas que ganaron protagonismo en el contexto del cambio político-ideológico global (medio ambiente, derechos de las minorías, protección de los civiles, responsabilidad de proteger, etc.), favorecieron la proliferación y el fortalecimiento de formas híbridas de combate y la casi ruptura con el paradigma de la “guerra lineal”.
Era necesario, pues, estudiar a fondo los éxitos y fracasos de las operaciones, en sus distintos niveles, identificando los cambios emergentes, no sólo en las técnicas y tácticas, sino, fundamentalmente, en la forma de pensar el nuevo modelo, reformulando la ciencia de la guerra en el siglo XXI.
Cabe destacar que esta nueva percepción fue motivada por la propia estructura y misión de las Fuerzas Armadas de los EEUU, que son instrumentos de disuasión para el mantenimiento de los objetivos nacionales permanentes de la mayor economía mundial. La Constitución de los Estados Unidos no les permite actuar internamente en temas similares a los que se encuentran en todo el mundo y que impregnan los combates actuales: el tráfico de armas, el narcotráfico, la trata de personas, la corrupción activa y pasiva en los distintos niveles del poder público, el conflicto entre sectores paralelos al gobierno establecido, la seguridad pública (lato sensu), etc.
Colombia: La “Doctrina Damasco
A nivel regional, motivado por el acercamiento militar a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Colombia lanzó en 2016 su nueva doctrina, bautizada como “Doctrina Damasco”.
Desde 2010, con la tendencia a la baja de los enfrentamientos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), surgió la necesidad de un cambio, especialmente por los constantes cuestionamientos de representantes nacionales e internacionales de derechos humanos sobre las técnicas de actuación de los militares y su contribución efectiva a los procesos de reconciliación y reintegración de las víctimas del conflicto5. A partir de 2016 se inició el proceso de desarme y desmovilización de los ex guerrilleros y una mayor participación del Ejército Nacional de Colombia (ENC) en misiones no armadas, similares a las de la Policía Nacional y organismos civiles vinculados a proyectos socioeconómicos.
En el centro del acuerdo de transformación de las fuerzas armadas, además de los intereses a nivel político del país, estaba el refuerzo de la legalidad de las acciones internas llevadas a cabo desde los años 60, ahora en el marco de las normas de la OTAN, moduladas para el siglo XXI.
Al hacer pública la nueva doctrina en agosto de 2016, el entonces comandante del ENC, general Alberto José Mejía, se refirió a la transformación propuesta de la siguiente manera:
[Lo] más importante en un siglo: trascender las operaciones de seguridad -que se mantendrán, incluso reforzadas- y conseguir la estabilidad social y la gobernabilidad a través del servicio integral a las comunidades. Estamos pasando de las actividades militares ofensivas y defensivas a dos nuevos modelos: uno de estabilidad, que busca consolidar zonas para estar cerca de la población civil y de las entidades estatales; y el segundo, el modelo para asegurar la gobernabilidad a través de la ayuda social y humanitaria, como se ha visto en los últimos días. Esto significa que habrá más operaciones, como el apoyo al rescate de personal civil herido en zonas remotas del país, el transporte de ciudadanos en momentos de calamidad o el apoyo a la labor humanitaria.6
La Doctrina de Damasco establece las Operaciones Terrestres Unificadas (OTU) como el concepto operacional del ENC, definiendo que la Fuerza “captura, retiene y explota la iniciativa, que se ejecuta a través de la Acción Decisiva (ofensiva, defensiva, de estabilidad y de Apoyo de Defensa a la Autoridad Civil, ADAC), con el fin de crear las condiciones para una resolución favorable del conflicto” (traducción del autor).7
La OTU también destaca la necesaria sincronización con otras fuerzas (misiones conjuntas), organismos e instituciones gubernamentales (misiones coordinadas o interagenciales) y fuerzas multinacionales (misiones multinacionales o combinadas) y la tarea, para el suboficial, de la “seguridad de la zona amplia”, que es la aplicación de los elementos del poder de combate para proteger a la población, las propias tropas, las infraestructuras, los activos estratégicos y otras actividades.
Armas de miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en una zona de transición en Icononzo, provincia de Tolima, Colombia, el 1 de marzo de 2017. La Misión de la ONU había iniciado la verificación de la entrega de armas de las FARC-Ejército del Pueblo, en un proceso que concluirá el 29 de mayo de 2017. (Foto: Jhon Paz/Xinhua/Alamy Live News).
La experiencia brasileña
En Brasil, la evolución de la doctrina militar terrestre también ha sido notable, en respuesta a los nuevos desafíos impuestos a las democracias de América del Sur desde principios de la década de 1990.
Con base en la Constitución y reforzada por la Ley Complementaria 97/99 y sus modificaciones (LC 117/2004 y LC 136/2010), la Fuerza Terrestre actúa con instrumentos legales en todo el territorio nacional. Las experiencias, inicialmente basadas en la Garantía de la Ley y el Orden (GLO), fueron adquiriendo mayor referencia teórica y práctica a medida que la sociedad brasileña presentaba sus diversas demandas de seguridad, motivadas por diversos actores.8 Así, se ha ido ampliando el abanico de operaciones de carácter subsidiario, mostrándose flexible para adoptar técnicas y tácticas propias del entorno físico y humano nacional y, en particular, de la legalidad impuesta por los protocolos legales.
El general Eduardo Dias da Costa Villas Bôas, comandante del Ejército entre 2015 y 2019, solía decir que la madurez del Ejército se basaba en la legalidad, la legitimidad y la estabilidad.9 Sin duda, este trípode se construyó sobre un sólido terreno doctrinal, cuyo aspecto fundamental son las escuelas militares, donde la ciencia y el arte militar son actividades finales.
La doctrina de empleo de la Fuerza Terrestre en el territorio nacional ha sufrido sucesivas adaptaciones a lo largo de las tres últimas décadas, en relación con el nivel de actuación integrada con otros organismos. Las cuestiones de empleo en apoyo a la seguridad pública, después de la Conferencia ECO 92, junto con la participación en Operaciones Multidimensionales de Paz, a través del despliegue de contingentes de tropas, fueron un motor para la integración de las tropas del Ejército con otros organismos presentes en el entorno operativo. Este hecho proporcionó el uso de las lecciones aprendidas para la formulación de la base doctrinal de las Operaciones en Entornos Interagenciales y la OCCA.
Operaciones de paz
Mención especial merece la participación de los Batallones de la Fuerza de Paz de Brasil en la misión de 13 años en Haití, que, entre otras razones, integró la doctrina convencional de empleo militar en áreas urbanas con las percepciones del campo psicosocial de ese entorno, que algunos autores han calificado de poder inteligente.10 Las tropas brasileñas actuaron en los más diversos escenarios de crisis en el país caribeño: seguridad electoral, pacificación de barrios, apoyo humanitario durante catástrofes naturales.
El soldado brasileño que llegó a Puerto Príncipe en 2003 se adaptó al empleo haciendo hincapié en la dimensión humana. Sus recientes experiencias en operaciones entre la población, especialmente en las favelas de Río de Janeiro, le han familiarizado con las normas de conducta personal en las operaciones, con reglas de enfrentamiento más estrictas y adaptadas al entorno operacional en el que no se admiten daños colaterales. La protección de los civiles formaba parte de la cultura de la tropa, hecho que reflejaba el alto nivel de aprobación de la conducta de las tropas por parte de la población brasileña.
Figura 1. Doctrina Azul
Sin embargo, en todas las ocasiones, la preparación de los militares para un posible cambio en la aplicación del uso de la fuerza fue una condición sine qua non. No por casualidad, Brasil ha sido invitado a dirigir misiones de paz en todo el mundo y a ocupar puestos de decisión en la estructura del Departamento de Operaciones de Paz de las Naciones Unidas (ONU). La aplicación juiciosa del concepto de “uso gradual de la fuerza”, la empatía interpersonal (o incluso, la “inteligencia emocional ajustada”) y el sentido común del soldado brasileño de ayudar realmente en la transformación social haitiana son algunas de las razones del éxito operativo.
El Centro Conjunto Brasileño de Operaciones de Paz (CCOPAB), al entrenar a los tres últimos batallones que fueron a Haití (24, 25 y 26), estableció la “Doctrina Azul” con fines didácticos, como forma de orientar el entrenamiento de las tropas brasileñas bajo la “filosofía de la ONU”.
Teniendo en cuenta que un porcentaje importante de los miembros de estos batallones, en algún momento de su carrera, ya habían participado en más de una operación de Global Law o subsidiaria, la adaptación a las normas de las operaciones de paz se hizo mucho más fácil.
De hecho, la “Doctrina Azul” adaptó del conjunto de conocimientos doctrinales establecidos para el empleo de la Fuerza Terrestre, lo necesario para la aplicación de las reglas de enfrentamiento en una operación de paz (ver Figura 1). Este marco más amplio, que agrega tanto lo bélico como lo no bélico, el CCOPAB lo denominó “Doctrina Verde”, refiriéndose a todo el proceso de preparación y sus diversos matices establecidos por el Mando de Operaciones Terrestres (COTER) en el Programa de Instrucción Militar (PIM) anual.11
Este estudio de caso confirma la afirmación de que “quien hace más, hace menos”, concretamente en lo que respecta a la aplicación del uso de la fuerza, que se entiende más restrictiva en las operaciones de paz que en los conflictos “convencionales”.
El entorno interinstitucional
En 2013, el EB publicó el Manual EB20-MC-10.201, Operaciones en un entorno interinstitucional. En él se define el entorno conflictivo contemporáneo (lato sensu) como el que tiene:
- aplanamiento de los niveles de decisión, acercando lo político a lo táctico;
- Una profusión de capacidades tecnológicas relevantes entre los beligerantes estatales y no estatales;
- dificultad para definir las líneas de contacto entre los beligerantes;
- la tendencia a que los enfrentamientos se prolonguen en el tiempo;
- presencia de los medios de comunicación instantáneos en el espacio de la batalla, influyendo de forma predominante en las decisiones políticas;
- apreciación de las cuestiones humanitarias y del medio ambiente;
- baja aceptación entre la opinión pública (nacional e internacional) de las soluciones a las diferencias entre los pueblos mediante el uso de la fuerza
- exacerbación de la protección de las minorías;
- La presencia de las organizaciones no gubernamentales en los conflictos;
- Identificación de la información como arma, que afecta directamente al poder de combate de los beligerantes;
- conciencia de que las fuerzas militares no resuelven las causas de la guerra;
- la importancia del papel de la población en el resultado de los conflictos;
- prevalencia de combates urbanos con presencia de civiles, contra civiles y en defensa de civiles
- la dificultad de caracterizar al adversario dentro de la población.12
En este escenario, los mandos militares de todos los niveles se enfrentan a un enorme desafío para el rendimiento operativo, ya que las demandas de información (sobre absolutamente todo) han crecido exponencialmente. Esta, a su vez, es la “moneda de cambio” de los principales agentes perturbadores del orden con sus financiadores, e incluso con los miembros de los medios de comunicación.
La presencia de agentes que antes eran ajenos al escenario del conflicto se convierte ahora en algo habitual y no pocas veces contrario a las fuerzas legales enviadas a los lugares de fricción. Estos agentes, a su vez, pueden tener efectivamente vínculos con el área de confrontación, pero también pueden ser elementos externos auspiciados por las más diversas motivaciones.
También es muy común que se exacerben las referencias a narrativas que no tienen relación directa con el núcleo de la fricción a resolver, sobre todo cuestiones psicosociales vinculadas a principios ideológicos exógenos.
Operaciones de cooperación y coordinación con las agencias
En 2017, el Ejército Brasileño (EB) insertó en el manual EB70-MC-10.223, Operaciones, OCCAs como una nueva “operación básica”.13 El manual presenta la siguiente definición:
Son operaciones ejecutadas por elementos del EB con apoyo de órganos o instituciones (gubernamentales o no, militares o civiles, públicas o privadas, nacionales o internacionales), definidas genéricamente como agencias. Tienen como objetivo conciliar intereses y coordinar esfuerzos para lograr objetivos o propósitos convergentes que sirvan al bien común. Buscan evitar la duplicidad de acciones, la dispersión de recursos y las soluciones divergentes, lo que lleva a los implicados a actuar con eficiencia, eficacia, efectividad y menores costes.14
Figura 2. Arquitectura de mando y control y relaciones institucionales
El Interventor Federal tenía bajo su mando una serie de organismos, cuyo objetivo común era restablecer la seguridad pública en el Estado de Río de Janeiro.
En 2019, en el Manual de Fundamentos EB20-MF-10.102, Doctrina Militar Terrestre, la Fuerza Terrestre ratifica los protocolos de actuación en el “entorno interinstitucional”, que pretenden facilitar el planeamiento y la conducción de las operaciones militares en el contexto multicultural15.
El manual subraya que las OCCAs se producen normalmente en situaciones no bélicas, pero que pueden implicar un “combate real” en las siguientes circunstancias “especiales”:
- (a) garantía de los poderes constitucionales;
- b) garantizar el orden público
- c) tareas subsidiarias
- d) prevención y lucha contra el terrorismo
- e) bajo la égida de organizaciones internacionales
- f) en apoyo de la política exterior en tiempos de paz o de crisis; y
- g) otras operaciones en situaciones no bélicas.16
A primera vista, está claro que el uso gradual de la fuerza se adaptará, junto con las respectivas reglas de enfrentamiento, al entorno del conflicto en el que se utilizará. En particular, se entiende, por ejemplo, que las “atribuciones subsidiarias” y la “prevención y lucha contra el terrorismo” difieren significativamente, tanto en la planificación como en la realización de la propia operación militar.17
Otro análisis se basa en la premisa de que el nivel de acción de la agencia tiende a variar en función de la intensidad de los combates. Cuantas más hostilidades, menos pueden contribuir las agencias a apoyar a la población. Basándose en el principio de economía de medios, la disponibilidad de los organismos para actuar en apoyo de la población civil repercutirá en mayor o menor medida en la disponibilidad de poder de combate contra las fuerzas contrarias. Por lo tanto, es fundamental que las OCCA se lleven a cabo de manera que se optimice la capacidad de acción de los organismos, permitiendo que las herramientas de maniobra del poder de combate de los militares se liberen para actuar en su actividad principal.
En este contexto, el mantenimiento de los servicios básicos para la población civil restante en la zona de conflicto debe ser coordinado entre los organismos y el comandante militar de la zona, con el doble propósito de mantener, en la medida de lo posible, las necesidades esenciales de los civiles y evitar los daños colaterales de la guerra entre la población. Todo para mantener el apoyo de la población y de la opinión pública nacional e internacional.
Se entiende que la doctrina OCCA puede ser aplicada en situación de guerra, de forma excepcional, con su consiguiente grado de combatividad. A partir de esta premisa, se deriva el estudio que se está llevando a cabo en la EsAO, que pretende revisar sus Planes de Disciplinas (Pladis), centrándose en el uso integrado de los conocimientos de la OCCA con los bloques de estudio “Ofensivo” y “Defensivo” (Guerra).
La intervención federal en la seguridad pública en el Estado de Río de Janeiro
Grandes operaciones también han contado con el conocimiento específico del Ejército en el apoyo a cuestiones de seguridad en Brasil: Eco-92, la visita del Papa en 2013, el Mundial de Fútbol de 2014, los Juegos Olímpicos de 2016, las acciones de la GLO en Río de Janeiro y Espírito Santo, entre muchas otras.
De manera muy singular, la Intervención Federal en Seguridad Pública en el Estado de Río de Janeiro fue una experiencia notable en la aplicación y validación de los conocimientos militares doctrinales. La operación, en un contexto no bélico, trajo como oportunidad la ampliación del espectro de uso del poder inteligente, debido a la ocupación, por parte de los militares, de los niveles de decisión política y estratégica del poder público y, al mismo tiempo, el seguimiento de la eficacia de las acciones militares y civiles con la población.
Oficiales y soldados rasos participaron en un estudio sin precedentes, utilizando puramente su experiencia personal y profesional aliada a los protocolos de seguridad del Estado de Río de Janeiro y a la doctrina de planificación operacional común en los procesos de toma de decisiones prescritos en las escuelas militares.
De una situación de casi nulo conocimiento de la estructura a formar (en el caso de la Oficina Federal de Intervención) a las que se restablecen (en el caso de los organismos de seguridad pública), se lograron resultados significativos, no sólo operativos y de medición inmediata, sino también en las prácticas de gestión de los organismos intervenidos, plasmados en diversos planes (estratégicos, de comunicación social y de transición; ver Figura 2).
La llegada de la Intervención Federal de Seguridad Pública en el estado de Río de Janeiro fue un ejemplo de las nuevas exigencias que una crisis puede traer al ámbito de actuación del Ejército. Se configuró como una exigencia sin precedentes para los mandos militares, con un aplanamiento entre los niveles político y táctico, además del fuerte componente informativo y humano.
La capacidad de actuación de los organismos influyó en la percepción de la opinión pública sobre el éxito de la misión, ya que sólo la disponibilidad de los agentes públicos permitiría la aplicación de las políticas gubernamentales con efecto duradero. La puesta en marcha de Proyectos de Impacto Rápido (PIR), una experiencia exitosa en Haití, no logró los mismos resultados, aumentando la presión de la opinión pública sobre los proyectos de estructuración a largo plazo y dificultando el mantenimiento del apoyo público18.
Por primera vez en las últimas décadas, un mando militar asumió un papel protagonista en la gestión de la seguridad de la sociedad en una zona de acción delimitada. El éxito en las acciones tácticas contra los Agentes Alteradores del Orden Público, en la dimensión física, no garantizaría necesariamente la victoria en la dimensión informativa. La gestión de las relaciones institucionales con las agencias sería determinante para el éxito alcanzado por el Mando Conjunto.
El caso aportó una reflexión doctrinal sobre el uso de la Fuerza Terrestre en un entorno nacional, en una crisis de seguridad, actuando en un entorno interagencial y con un uso de la fuerza muy variable, debido a la potencia de fuego de las facciones criminales enfrentadas. En definitiva, en determinados lugares del entorno operativo, el combate se desarrolló con armas similares en ambos bandos, asemejándose al paradigma convencional, pero bajo un marco legal inalterado, descartando el estado de excepción, debido al contexto de normalidad de la nación en su conjunto.
Conclusión
Salvo que se diga lo contrario, la aplicación por parte de la Fuerza Terrestre de conceptos consolidados desde hace más de 30 años de manera legal y legítima es sumamente valiosa para los nuevos paradigmas del combate armado moderno en el contexto de la “guerra”.
La experiencia de esta doctrina autóctona, cuyo lema, “¡Brazo fuerte, mano amiga!”, dibuja la portada imaginaria de su manual, es totalmente aplicable a los conceptos actuales estudiados por la ciencia militar del siglo XXI.
Para ello, el Manual de Fundamentos EB20-MF-10.102, Doctrina Militar Terrestre, y el Manual de Campaña EB70-MC-10.223, Operaciones, podrán considerar en el futuro las OCCA como “acciones comunes en la guerra y en la no guerra”, permitiendo su planificación y realización en el amplio espectro del combate.
Referencias
- Carl von Clausewitz, On War, ed. y trad. Michael Howard y Peter Paret (Princeton, NJ: Princeton University Press, 1976).
- Peter Paret, Builders of Modern Strategy, tomo 2, participación de Gordon A. Craig y Felix Gilbert, trad. de Joubert de Oliveira Brízida (Biblioteca del Ejército, 2016).
- Joint Chiefs of Staff, Joint Concept for Operating in the Informational Environment, 25 jul. 2018, consultado el 4 mar. 2020, https://www.jcs.mil/Portals/36/Documents/Doctrine/concepts/joint_concepts_jcoie.pdf?ver=2018-08-01-142119-830.pdf.
- S. Army Training and Doctrine Command (TRADOC) Pamphlet 525-92, The Operational Environment and the Changing Character of Warfare (Fort Eustis, VA: TRADOC, octubre de 2019), consultado el 4 de marzo de 2020, https://adminpubs.tradoc.army.mil/pamphlets/TP525-92.pdf.
- “Las FARC anuncian un alto el fuego en medio de las conversaciones de paz en Colombia”, vídeo de YouTube, publicado por Telesur Español, 19 de noviembre de 2012, consultado el 19 de marzo de 2021, http://youtube.com/watch?v=Iv3kwZQtkWE.
- Gen (Reserva) Alberto José Mejía Ferrero, “Plan de Transformación: construyendo una Fuerza Multimisión”, Revista Ejército183, 8 ago. 2016, consultado el 19 mar. 2021, https://issuu.com/ejercitonacionaldecolombia/docs/183web; “Veo un Ejército preparado para la consolidación de la paz”, Semana, 22 abr. 2016, consultado el 19 mar. 2021, https://www.semana.com/nacion/articulo/comandante-del-ejercito-alberto-jose-mejia-revela-futuro-de-la-institucion/470667/.
- Cel Pedro Javier Rojas Guevara, “Damasco: la renovada doctrina del Ejército Nacional de Colombia”, Revista de Estudios Militares y Estratégicos17, nº 4 (junio de 2017), consultado el 19 de mar. de 2021, https://jmss.org/article/view/58266/43832.
- Congreso Nacional de Brasil, Constitución de la República Federativa de Brasil (1988), consultado el 4 de marzo de 2020, http://www.planalto.gov.br/ccivil_03/constituicao/constituicao.htm; Congreso Nacional de Brasil, Ley Complementaria nº 97 (9 de junio de 1999), consultado el 4 de marzo de 2020, http://www.planalto.gov.br/ccivil_03/leis/lcp/lcp97.htm; Congreso Nacional de Brasil, Ley Complementaria nº 117 (2 de septiembre de 2004), consultado el 4 de marzo de 2020, http://www.planalto.gov.br/ccivil_03/leis/lcp/lcp117.htm; Congreso Nacional de Brasil, Ley Complementaria nº 136 (25 de agosto de 2010), consultado el 4 de marzo de 2020, http://www.planalto.gov.br/ccivil_03/leis/lcp/lcp136.htm.
- “Los pilares de EB para afrontar la actual crisis política: Estabilidad, Legalidad y Legitimidad”, Defesanet, 24 mar. 2016, consultado el 4 mar. 2020, https://www.defesanet.com.br/crise/noticia/21949/Os-pilares-do-EB-para-enfrentar-a-atual-crise-politica-Estabilidade-Legalidade-e-Legitimidade.
- Johanna Mendelson Forman, Invertir en un nuevo multilateralismo. A Smart Power Approach to the United Nations, Center for Strategic and International Studies (enero de 2009), consultado el 4 de marzo de 2020, https://csis-website-prod.s3.amazonaws.com/s3fs-public/legacy_files/files/media/csis/pubs/090128_mendelsonforman_un_smartpower_web.pdf.
- “Doctrina Azul” fue el término creado por el autor, cuando estaba al mando del Centro Conjunto Brasileño de Operaciones de Paz (CCOPAB), para facilitar la comprensión, por parte de actores externos, de la preparación de las tropas brasileñas para las operaciones de paz.
- Estado Mayor del Ejército, EB20-MC-10.201, Operaciones en Ambiente Interagencial (Brasilia, 2013), 2-1 a 2-2.
- Estado Mayor del Ejército, EB70-MC-10.223, Operaciones(Brasilia, 2017).
- Ibid.
- Estado Mayor del Ejército, EB20-MF-10.102, Doctrina Militar Terrestre(Brasilia, 2019).
- Ibid.
- Ibid.
- Proyectos de Impacto Rápido: establecidos por elementos del componente civil en las misiones de paz de la ONU, con apoyo ejecutivo que también incluye al componente militar. Utilizado con éxito en la MINUSTAH por los Batallones de Paz de Brasil, en línea con la actividad táctica.