El despertador suena a las seis de la mañana. El hombre se despierta y participa en la rutina matutina normal de una unidad militar, como por ejemplo afeitarse y ducharse. Después de un abundante desayuno, se dirige a lo que considera lo más satisfactorio e interesante de la misión, que es repartir sonrisas y abrazos, no solo entre sus subordinados y el Estado Mayor, sino también entre voluntarios de organizaciones no gubernamentales (ONG) y de varias agencias nacionales e internacionales que trabajan en el mayor esfuerzo cívico-militar de la historia de las Fuerzas Armadas de Brasil: la Operación Bienvenida. “¿Cuántos abrazos al día? Es algo difícil de decir. Pero son muchos. Eso facilita bastante mi trabajo. Las tropas y el resto de la gente saben que hago lo posible por quererlos, por guiarlos y cuidarlos, como individuos y como grupo. Confían en mí y yo confío en ellos”, asegura el Coronel del Ejército Brasileño Mauro Figueiredo Crespo, comandante de la Base Militar de Pacaraima, ciudad ubicada en la frontera entre Brasil y Venezuela.
Para comprender mejor este escenario, tenemos que remontarnos un poco en el tiempo. En enero de 2018, se producía una crisis humanitaria en Roraima (estado del norte de Brasil) debido a la intensificación del flujo de inmigrantes provenientes de Venezuela. En ese momento la Municipalidad de Boa Vista, capital de Roraima, descubrió que había 45 000 venezolanos en la ciudad, una cifra equivalente al 10 por ciento de la población local. En ese contexto un nuevo desafío surgía en el país, es decir, recibir a estas personas necesitadas de ayuda, quienes poco a poco llenaban las calles de la ciudad, y darles la esperanza de una vida mejor.
Fuerza de Tarea Logística Humanitaria
El 28 de febrero de 2018, el Gobierno brasileño autorizó la ejecución de la Operación Bienvenida, bajo el liderazgo del Ministerio de la Casa Civil y de la coordinación del Ministerio de Defensa. Las Fuerzas Armadas tenían la responsabilidad de coordinar una fuerza de tarea para controlar la crisis. El General Eduardo Dias da Costa Villas Bôas, que por entonces era comandante del Ejército Brasileño (EB), designó al Teniente General Eduardo Pazuello como coordinador de la Fuerza de Tarea Logística Humanitaria para el estado de Roraima (FT Log Hum). “Considerando las capacidades de despliegue rápido, la logística modular y la flexibilidad de las Fuerzas Armadas, el Ministerio de Defensa vio la necesidad de armar un brazo militar básicamente logístico para la operación, para llevar a cabo ese despliegue de forma rápida y, a partir de allí, añadir las capacidades de las agencias humanitarias que prestarían apoyo”, explicó el Coronel del Ejército Brasileño Carlos Frederico Cinelli, jefe del Estado Mayor Conjunto de la FT Log Hum.
La misión principal de la FT Log Hum es coordinar y cooperar con las Fuerzas Armadas de Brasil (la Marina de Brasil y la Fuerza Aérea Brasileña también participan en la misión), con agencias gubernamentales, ONG, organizaciones internacionales, agencias de las Naciones Unidas (ONU), entidades civiles, religiosas y filantrópicas, para llevar a cabo la relocalización de inmigrantes venezolanos en situación de vulnerabilidad, para lograr su integración socioeconómica y mantener el orden en la región fronteriza que comparten ambos países. “La estructura de la Fuerza de Tarea de Logística Humanitaria se asemeja a la de un Estado Mayor militar de una operación de guerra. Tenemos células funcionales, como las que existen en los estados mayores de operaciones militares, que cuentan con algunas estructuras anexas, dada la naturaleza de la misión”, agregó el Cnel. Cinelli.
Tres pilares
La Operación Bienvenida opera en base a tres pilares: orden en la frontera, envío a refugios y relocalización. El primero organiza el flujo migratorio una vez que los inmigrantes llegan a la frontera. Allí se recibe e identifica a los refugiados. Luego se los conduce al control migratorio, que está a cargo de la Policía Federal. Para permanecer en Brasil, los refugiados deben vacunarse.
“Aquí en el Puesto de Recepción e Identificación (PRI), nosotros somos el primer contacto de los venezolanos con Brasil. Se trata de un servicio de aduanas y podemos atender hasta a 1500 personas por día”, comenta el Teniente Coronel del EB Arcilio de Holanda Negreiros, coordinador del PRI. “Nuestra primera función es organizar a los venezolanos en grupos, porque algunos llegan con todos los documentos mientras que otros no los traen. La mayoría llega huyendo de la situación de pobreza en Venezuela, pero hay quienes vienen como turistas o a visitar familiares”, continuó el Tte. Cnel. Negreiros.
Los venezolanos que deseen permanecer en Brasil deben presentarse ante los representantes de la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Una vez allí, completan un formulario de registro y obtienen documentación para inmigrantes (registro de individuos y tarjeta de empleo provisional). Luego, las autoridades entrevistan a los refugiados para evaluar sus aptitudes individuales y conocimientos profesionales.
La vacunación, un requisito para permanecer en el país
Después del proceso de identificación, el inmigrante debe vacunarse según lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud para Brasil. A la fecha, se aplicaron más de 350 000 dosis de vacuna en la frontera, todas para prevenir las principales enfermedades epidémicas en la región: triple viral, fiebre amarilla y varicela. Luego los inmigrantes llegan a los refugios, en donde se intenta brindar un hogar temporal a los que no tienen los recursos necesarios para mantenerse por sus propios medios en el territorio nacional y se les ofrece la relocalización, con la cual las autoridades trasladan a los refugiados a otros estados brasileños para cubrir vacantes laborales, reunirse con familiares, o bien los envían a los refugios de Boa Vista u otros ubicados en Brasil.
“En la actualidad, existen 13 refugios en Roraima, 11 de los cuales están en Boa Vista y dos en el municipio de Pacaraima. Los refugios están organizados para recibir por separado a mujeres y hombres solteros, parejas con y sin hijos, población LGBT [lesbianas, homosexuales, bisexuales, transgénero] e indígenas. Los refugiados reciben tres comidas al día y cuentan con servicio de lavandería y atención médica, entre otros”, explicó el Teniente Coronel del EB Marcus Paulo Pessoa Pacheco, oficial a cargo del refugio Rondon 3 en el sur de Boa Vista, el cual tiene la capacidad de atender a 1100 personas por día.
El venezolano Aguirre Cabrero José Daniel, de 25 años de edad, reside en el refugio temporario BV8 de Pacaraima, y contó que la Operación Bienvenida salvó su vida. “Sufrí mucha discriminación y persecución en mi ciudad por haberme declarado homosexual. Aquí me recibieron con los brazos abiertos y sonrisas. Incluso los militares. No tengo de qué quejarme. Me siento muy bien aquí en el refugio”. Lesdy Josefina Abreu, de 33 años, también vive en el refugio BV8 y comparte la opinión de Daniel. “Me aterrorizaba el solo hecho de ver un uniforme en Venezuela. Nos golpeaban, maltrataban a las personas. Aquí es todo lo contrario. Los militares nos respetan y quieren ayudarnos. Estoy muy agradecida”.
En 2018, se registró un promedio diario de 505 inmigrantes, cifra que se mantuvo en 2019 y que continúa en estos niveles en 2020. Desde mayo de 2018, 65 000 personas recibieron atención médica en Boa Vista y 15 000 en Pacaraima. Además, para el mantenimiento de los refugios se contratan servicios como limpieza de pozos, recolección de basura, control de plagas, baños químicos, servicio de Internet, televisión y telefonía satelital.
Relocalización
El traslado de venezolanos se realiza mediante el trabajo articulado entre representantes del gobierno, militares participantes de la operación y la ONU y los representantes municipales y de la sociedad civil interesados en recibir a estos inmigrantes. “A partir de la identificación de vacantes, seleccionamos a los inmigrantes interesados en participar en el proceso de relocalización, quienes además se someten a un examen de salud, regularizan su documentación y por último son enviados a las ciudades de destino. La relocalización es de carácter voluntario. Los refugiados reciben con anticipación información detallada sobre la ciudad de destino. Los participantes firman un acuerdo voluntario con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM)”, dijo el Coronel del EB Francisco Augusto, que trabaja en el puesto de relocalización en Boa Vista.
Los viajes de relocalización comenzaron en abril de 2018, con el transporte de 265 venezolanos hacia las ciudades de São Paulo (199) y Cuiabá (66). Desde entonces, se enviaron más de 27 000 refugiados venezolanos a 25 unidades de la Federación con la ayuda de la sociedad civil, en un proceso que mejora de forma constante. El objetivo de la estrategia de relocalización es reducir el impacto de la llegada de refugiados y migrantes venezolanos a Roraima, permitiéndoles tener nuevas oportunidades de integración e inserción en el mercado laboral, para que rehagan sus vidas y contribuyan al crecimiento de las nuevas comunidades de Bienvenida. La Operación Bienvenida termina con el proceso de relocalización de los inmigrantes, es decir, cuando son enviados a otros municipios brasileños y comienzan a tener más oportunidades de inserción socioeconómica.
Aunque aún no se vislumbra una fecha de finalización de actividades, la Operación Bienvenida se considera la misión humanitaria más importante que se haya realizado en Brasil, con 3000 militares movilizados entre los años 2018 y 2019. “No sé cuándo terminará todo esto, solo sé que tengo muchas sonrisas y abrazos para repartir”, bromeó el Cnel. Mauro.
La iniciativa privada que hace la diferencia
Durante el proceso de Bienvenida a los venezolanos, las Fuerzas Armadas de Brasil trabajan en conjunto con varias ONG y organizaciones importantes, como ACNUR, OIM, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), por nombrar solo algunos, además de agencias gubernamentales, no gubernamentales y entidades religiosas. Sin embargo, una pieza importante en este rompecabezas es el sector privado. Varios pequeños, medianos y grandes empresarios se unieron a esta causa humanitaria.
Una de las empresarias más activas y queridas de la ciudad de Boa Vista es Áurea Cruz, propietaria de Pizzería y Crepería Vila Takuara. Áurea comenzó a ayudar a los inmigrantes venezolanos hace cuatro años, cuando fue invitada por un amigo, un sacerdote católico, a participar en los esfuerzos para distribuir alimentos a los necesitados del país vecino. “Al principio, las tareas de distribución se realizaban tres veces por semana. En promedio, yo preparaba y repartía 40 comidas al día. Después de algunas semanas, eran más de 100 comidas al día. Luego, 200, 300, y hasta llegamos a dar 500 comidas por día”, contó Áurea.
Tal fue el despliegue, que otros voluntarios de la misma iglesia decidieron crear el movimiento Mexendo a Panela (Revolviendo la olla). “Lo que obtengo de esto, no se puede comprar en ningún supermercado. Yo gano abrazos, un ‘muchas gracias’, las sonrisas de muchos niños… Con Mexendo a Panela no gano ni un dólar para comprar una caja de fósforos, pero alimentamos a más de 1800 personas por día”.