Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, Perú y Uruguay aprobaron generar mayores sinergias para posicionar de manera más destacada a Latinoamérica dentro del Sistema del Tratado Antártico, durante la 33.a Reunión de Administradores de Programas Antárticos Latinoamericanos (RAPAL), en Quito, Ecuador, entre el 23 y 26 de agosto, donde asistieron como observadores Colombia, Venezuela y Costa Rica, informó el Estado Mayor Conjunto de Chile.
“Necesitamos unificar las propuestas como Latinoamérica dentro del Tratado Antártico”, resaltó Patricia Ortúzar, titular de la Dirección Nacional del Antártico, del Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina, al diario digital argentino Página 12. “Queremos generar este fortalecimiento latinoamericano, entonces se busca cooperar incluso con observadores o con países que no son miembro pleno o consultivo del tratado antártico”.
RAPAL es un foro de coordinación creado para propiciar la cooperación y el apoyo mutuo en aspectos científicos, técnicos, logísticos y ambientales de los países latinoamericanos con actividades antárticas, para aunar y coordinar esfuerzos, en concordancia con los principios y objetivos establecidos en el Sistema del Tratado Antártico.
El Tratado Antártico fue firmado en 1959 en Washington, DC., para asegurar la libertad de investigación científica, la promoción de la cooperación internacional con fines científicos, la conservación, y la paz en el continente. Fue firmado inicialmente por 12 naciones, pero actualmente cuenta con 54 países miembros.
Al finalizar RAMPAL XXXIII, los países participantes recomendaron desarrollar estaciones con información meteorológica, oceanográfica y sísmica, para establecer una red que permita obtener y compartir información entre los países que efectúan operaciones en la Antártica.
También recomendaron crear un grupo de especialistas en contaminación de microplásticos, para implementar su reducción o eliminación. Además, aconsejaron crear un programa para la conservación de la Isla Barrientos, en el archipiélago de Shetland del Sur, que es uno de los enclaves más visitado en la Antártica por su riqueza biológica, destacó el medio digital ambiental español Ambientum en 2020.
La reunión de RAPAL ocurrió en circunstancias de que China y Rusia siguen utilizando el disfraz de la investigación científica para reclamar más derechos sobre el continente antártico.
“Rusia y China parecen tener los ojos puestos en la explotación minera de la prístina Antártida, un acto actualmente prohibido por el tratado internacional”, expresó el profesor Klaus Dodds, experto en geopolítica de la Universidad de Londres, al portal londinense Express. Al experto le preocupa que ambos países pudiera retirarse del Tratado Antártico, y con ello dar rienda suelta a su afán de explotación de recursos mineros en el continente.
“China está pensando en los escenarios geoestratégicos y geoeconómicos de las próximas cuatro o cinco décadas, y pretende asegurarse el acceso a recursos naturales como agua, minerales, petróleo, y otros que son muy relevantes”, dijo a Diálogo Guillermo Holzmann, analista chileno de defensa y académico de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de Valparaíso. “Desde los años 80 en adelante, China ha estado generando bases no solo de verano, sino que permanentes en Antártica”.
El Tratado Antártico finalizará en 2048, justo un año antes del centenario de la Revolución comunista China, que según Holzmann, será un año emblemático para China, y que con toda seguridad tendrá a la Antártica como centro de conflicto a nivel global. “Con esto, China emerge como un riesgo y una amenaza para los intereses de las potencias que tradicionalmente han estado ahí, como los Estados Unidos y Reino Unido, con un poder que está consolidando lenta, pero consistentemente, y que puede convertir a la Antártica en un escenario de conflicto muy rápidamente”.
En este caso, es posible que se pongan en marcha sistemas de tratados rivales para la Antártida, o incluso una ruptura total de la gobernanza, finalizó el profesor Dodd.