El primer contacto de Lesvia Leticia Gallardo Morales con las Fuerzas Armadas fue cuando vio por vez primera a una patrulla de soldados que pasó cerca de su casa. Tenía 5 años y volteó a ver a su madre para decirle, “cuando sea grande quiero ser soldado”. Mientras crecía en repetidas ocasiones le hizo el recordatorio a su madre, pero su respuesta era siempre negativa. Fue tanta la insistencia, que al final su madre la autorizó con un: “Bueno hija mía, Dios te bendiga”. Hoy, Lesvia trabaja en la Sexta Brigada de Infantería Coronel Antonio José de Irisarri, con sede en Playa Grande, Ixcán, departamento del Quiche, en Guatemala. Ella es la orgullosa Soldado Primero Especialista del Ejército de Guatemala Lesvia Gallardo Morales. Como especialista en Relaciones Civiles Militares y Asistencia Humanitaria fue convocada para participar en los esfuerzos de auxilio posterior a los huracanes Eta y Iota. Diálogo conversó con la Soldado Gallardo sobre esta experiencia enriquecedora, no solo para su carrera militar sino para toda su vida.
Diálogo: ¿Cómo se sintió al participar en una misión tan complicada durante la pandemia?
Soldado Primero Especialista Lesvia Leticia Gallardo Morales: En primer lugar, le quiero comentar que soy una sobreviviente del COVID-19. Estar en esta misión no fue nada fácil para mí, porque las secuelas que deja la enfermedad son muy complicadas. Mis defensas no estaban al cien por ciento, por eso debía de estar pendiente de las normas de seguridad para protegerme, porque llegábamos a las comunidades para evacuar personas, entregar víveres o evaluar daños ocasionados por las tormentas Eta e Iota. En algunas ocasiones teníamos que pasar todo el día mojados porque nos metíamos al agua o realizábamos el trabajo bajo la lluvia. Tenía un gran temor, porque podía resultar contagiada nuevamente. Otro aspecto fue el estar lejos de mi familia, sabiendo que ellos también corrían riesgos por las tormentas y la pandemia; por eso estaba en constante comunicación con ellos. Pero eso no me impidió seguir trabajando y haciendo lo que me gusta,¡Ayudar!
Diálogo: ¿Cómo fue su contacto con los militares norteamericanos durante los rescates?
Sold. Gallardo: Gracias a Dios ellos estuvieron siempre al pendiente de nuestras comunidades. En ningún momento dejaron de dar ayuda. Ellos buscaban el lugar, veían cómo podían aterrizar los helicópteros, llevar la ayuda, porque decían “no están solos, nosotros estamos acá”. Estuvieron los equipos de Estados Unidos y hasta hubo un equipo de Canadá. A ellos no les importó que les llegara el lodo hasta la cintura. Sudaron, les caía la lluvia como no tiene idea. Se lastimaron los pies, las manos. Llevaron medicinas, alimentación. Llevaron ropa, colchonetas. Llevaron todo tipo de ayudas a nuestras comunidades.
Diálogo: ¿Tienes alguna anécdota que nos pueda compartir de algo especial que le haya ocurrido durante los esfuerzos de rescate en los huracanes Eta y Iota?
Sold. Gallardo: Cuando nosotros llegamos la primera vez al municipio de Chisec, el primer rescate que tuvimos fue de una señora embarazada. Llevaba ocho meses y dos semanas aproximadamente de embarazo. En toda la parte de Chisec no había paso, no había ni como poder transitar, mucho menos para que bajara un helicóptero, porque todo estaba totalmente inundado. Entonces, lo que nosotros hicimos fue ver quién nos podía apoyar con alguna lancha tipo balsa, para poder transportar a la señora. El dolor más grande para mí y lo más triste fue que la señora era madre soltera, vivía en extrema pobreza; a su casita se la llevó el agua totalmente. Tenía una niña de 6 años, y las palabras de la niña que todavía llevo en mi mente fueron, “mi mamá va a regresar, mi mamá va a estar bien”. Entonces, en ese momento nosotros hicimos todo lo posible para transportar a la señora, en una lancha rápida para una aldea que le llaman Sonté, en el municipio de Cobán. Ahí la llevamos, pero nosotros tuvimos que caminar aproximadamente unos 45 minutos y yo con la niña en los brazos. La niña me abrazó y me dijo, “prométame que mi mamá va a estar bien y va a regresar”. Desafortunadamente, la señora estaba en un tipo de parto que era grave. Tenía un problema de anemia y el doctor del hospital de Cobán dijo “no tenemos esperanzas para ella, o mucho menos para el niño”.
Diálogo: ¿Y qué pasó con la niña?
Sold. Gallardo: La señora lamentablemente falleció. Se buscaron a los familiares para poderles hacer entrega de la niña, pero la verdad es que nosotros [los militares] no podemos hacer eso, sino que eso ya es responsabilidad de Derechos Humanos. Lo que nosotros tenemos es información de que la niña está bien, con una familia.
Diálogo: Si pudiera hablar con la niña que rescató, ¿qué le diría?
Sold. Gallardo: El mensaje que le daría a la niña es que no está sola. Que Dios está con ella, y Dios sabe por qué nosotros llegamos en ese momento difícil; y que ella pueda seguir adelante, que luche por sus sueños, y que en todo el mundo, en todo el país, el apoyo siempre va a estar con ella, y que el Ejército siempre va a estar apoyándola, y yo en lo personal como madre le puedo decir que un ángel siempre va a estar cerca de ella. ¡Que ella no está sola!
Diálogo: ¿Qué se necesita para tener éxito en el ámbito militar, independientemente del género?
Sold. Gallardo: Yo defino esta pregunta en tres aspectos:
Primero: Honor. El honor es un valor esencial para el militar porque actúa como guía y como motor que le impulsa a obrar siempre bien en el cumplimiento de su deber. Como integrantes de una institución tan importante para Guatemala, debemos siempre actuar con honor para mantener el prestigio de nuestro glorioso Ejército.
Segundo: Lealtad. Es la fidelidad a los jefes, compañeros y subordinados, así como al cumplimiento del compromiso de honor con la patria; esto se ve reflejado en la confianza que mantiene nuestra institución en el pueblo de Guatemala.
Tercero: Sacrificio. El sacrificio del militar está en los retos diario para cumplir su deber con puntualidad, y para tener una buena preparación intelectual y física.
Para finalizar quiero expresar una frase de Audrey Hepburn, dedicada especialmente a esas mujeres que se esfuerzan día con día para llevar el sustento a sus hogares: “Para tener ojos hermosos mira por el bien de los demás, para tener hermosos labios pronuncia solo palabras de bondad, y para tener equilibrio en tu vida camina con la certeza que nunca estarás sola”.