Cuando ocurre un desastre muchos factores entran en juego, a medida que distintas agencias y organizaciones intentan brindar respuesta. Desde socorristas de emergencias y organizaciones no gubernamentales hasta fuerzas militares y públicas, todos quieren dar una mano.
Sin embargo, estos componentes no siempre tienen las capacidades adecuadas, o bien simplemente no saben qué capacidades deben emplear. Es por esto que los escenarios de entrenamiento son tan importantes. Ayudan a mejorar la interoperabilidad y facilitan la comunicación entre distintos elementos de rescate, con el objetivo de preparar a los participantes para enfrentar escenarios de contingencia que puedan ocurrir en el futuro.
Los militares de la Fuerza de Tarea Conjunta Bravo (JTF-Bravo en inglés) y las fuerzas panameñas se reunieron del 3 al 10 de diciembre de 2019 para participar en el ejercicio de respuesta a emergencias y asistencia humanitaria, en la provincia de Darién, Panamá, para perfeccionar capacidades expedicionarias y de preparación en un ejercicio conjunto y combinado llamado Mercury. En medio de la densa jungla y remotas condiciones de campo, más de 100 participantes de los EE. UU. trabajaron junto a los anfitriones panameños, para responder a un desastre por una inundación simulada que tuvo lugar después de un huracán, un escenario totalmente creíble para la región.
El objetivo del ejercicio de bajo costo era sencillo: que los participantes aprendieran juntos a medida que realizaban el despliegue de las maniobras, y que el Equipo de Evaluación Situacional de SOUTHCOM (S-SAT en inglés), los ojos y oídos del Comando Sur de los EE. UU., fuera el primero en llegar a un país afectado por una catástrofe. El S-SAT es un equipo de capacidades múltiples que puede desplazarse rápidamente hacia una zona afectada, para determinar la situación durante una catástrofe o crisis.

“Tenemos la capacidad de llegar con rapidez a la zona afectada y podemos recolectar información por tierra o con imágenes satelitales, para evaluar daños y así desarrollar un curso de acción que ayude a mitigar lo ocurrido”, dijo el Capitán del Ejército de los EE. UU. Juan Ariel Torres, ingeniero de la JTF-Bravo y participante en el ejercicio. “Coordinamos con otros ingenieros del Ejército de los EE. UU. y naciones socias, para ofrecer las capacidades necesarias que habiliten una respuesta eficiente”.
Entre el personal del S-SAT hay ingenieros, especialistas en logística, especialistas en comunicación, analistas de inteligencia, personal médico y otros componentes, que analizan y evalúan la situación en una zona afectada para asesorar a los líderes séniores y tomadores de decisiones, sobre la respuesta adecuada ante una crisis. A partir del trabajo conjunto con la nación anfitriona ellos dicen lo que se necesitan y lo que no, y determinan qué capacidades están disponibles de forma inmediata.
Para el ejercicio Mercury, el S-SAT trabajó junto a diversas agencias panameñas tal como lo harían en un evento real. Una de estas agencias, SINAPROC, es el equivalente panameño de la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias de los EE. UU.
“El ejercicio ha sido todo un éxito”, dijo Ariel Martínez, director provincial de SINAPROC en Darién. “Lo más importante que hemos visto fue que logramos hacer una entrega real de ayuda y lo rápido que pudimos llegar a comunidades alejadas, que son de difícil acceso para nosotros por la falta de equipamiento para movilizarnos hacia estas zonas remotas. Hemos trabajado con [otras agencias como] SENAFRONT, SENAN y la JTF-Bravo, para ver cómo se envían los recursos para brindar la respuesta adecuada a quienes más lo necesitan. Si trabajamos juntos es más fácil brindar respuesta”.
En el escenario de entrenamiento hubo una inundación en el Darién que afectó a varias comunidades adyacentes, en una zona donde el personal y los suministros necesarios solo pueden llevarse por aire, según datos históricos de las características que tendría un desastre en la región.
Entre las comunidades remotas se incluyeron Alto Limón, El Real, Jacque, La Olla, La Palma, La Unión, Meteti, Nazareth, Punusa, Tres Bocas y Nicanor, donde se desplegó el equipo S-SAT para evaluar y apoyar las capacidades panameñas. Al mismo tiempo, el Batallón N. º 1 del Regimiento de Aviación N. º 228 transportó suministros de asistencia humanitaria, en el entorno del escenario del ejercicio que se realizaba. Este ejercicio se basó en el trabajo realizado por el Regimiento N.º 1-228 con el Servicio Nacional de Fronteras (SENAFRONT) a principios de 2019.
El Regimiento N.º 1-228 tuvo un rol integral y fundamental para el éxito del ejercicio por su coordinación de movimientos de vuelo a lo largo de la misión, trabajando con el Servicio Nacional Aeronaval (SENAN) de Panamá y facilitando el transporte de carga a los puestos avanzados del SENAFRONT, tal como se les ordenaría en un caso real, en donde Panamá solicitaría la asistencia del USSOUTHCOM.
“Hubo mucha integración entre nosotros, el SENAN y el SENAFRONT”, expresó el Teniente Coronel del Ejército de los EE. UU. Aaron Elliott, comandante del Regimiento N.º 1-228. “Muchos de nuestros compañeros son integrantes claves en nuestras células operacionales, que trabajan con nuestras fuerzas a diario para asegurarse que la carga viaje en la aeronave correcta y hacia el lugar correcto. Nos deja preparados para responder ante cualquier evento que requiera asistencia humanitaria o ayuda en caso de catástrofe real”.
Panamá es un socio de seguridad regional muy valioso para los EE. UU. y el único país del continente americano con un centro de asistencia humanitaria, dada su proximidad a las zonas propensas a sufrir desastres, el lugar perfecto para llevar a cabo el ejercicio Mercury.