A pesar de los altos índices de violencia y corrupción en Latinoamérica y el Caribe impulsadas por organizaciones criminales del hemisferio, un estudio realizado por investigadores de la Universidad Internacional de Florida (FIU) destaca el creciente impacto de las redes criminales chinas en la región, y expone su vínculo con empresas propiedad del Estado chino.
“Operan discretamente y destacan por su organización y sofisticación, en contraste con las dinámicas tradicionales de la región”, señaló Diego Rojas, coordinador de investigación del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica, en Chile, en declaraciones a Diálogo el 19 de enero. “Su presencia, aunque oculta públicamente, desafía las lógicas operativas habituales en Latinoamérica, subrayando la valía de prestar atención a esta evolución del crimen organizado”.
El informe Tríadas, cabezas de serpiente y dinero volador: El submundo de las redes delictivas chinas en Latinoamérica y el Caribe, revela las actividades criminales de estas mafias, como el tráfico de precursores químicos para fentanilo, el lavado de dinero con “dinero volador”, y el tráfico ilegal de personas y animales exóticos.
“Estas mafias aprovechan la limitada visibilidad de sus negocios en algunas áreas. Su habilidad para mantener un bajo perfil se sustenta en la operación sigilosa respaldada por los negocios de las comunidades chinas en la región”, agregó Rojas. “A diferencia de las dinámicas territoriales violentas observadas en otras bandas criminales de Latinoamérica y el Caribe, estos grupos demuestran una organización y selectividad notables en sus nichos de negocios”.
Tríadas chinas
En el siglo XIX, los primeros inmigrantes chinos llegaron a Latinoamérica desde provincias económicamente débiles como Fujian y Guangdong, fundando comunidades en países como Argentina, Brasil, Cuba, México, Panamá, Perú y Venezuela. El informe detalla que muchas de estas personas se dedicaron a negocios legítimos, aunque algunos incursionaron en actividades ilegales, enredándose con las infames tríadas chinas como la 14K y la mafia de Fujian.
Las operaciones policiales en la región han demostrado la profunda infiltración de la mafia china, como su operación en Chile. En 2020, por ejemplo, las autoridades chilenas desarticularon una rama de la mafia de Fujian, conocida como Bang de Fujian, que explotaba plantaciones de marihuana en interiores y locales de entretenimiento. En Argentina, la mafia de Fujian lleva operando desde los años 90, extorsionando a comerciantes de varias grandes ciudades, exigiendo a algunos propietarios el pago de hasta USD 50 000 en concepto de tasas de protección.
Para Rojas, “la impunidad y la corrupción no solo se han convertido en riesgos críticos para Latinoamérica, proporcionando un entorno propicio para la expansión de estas organizaciones criminales”.
Amenaza mortal
Según el estudio de la FIU, la amenaza creciente del fentanilo, en el que están especializados estos grupos criminales chinos y que es responsable de numerosas muertes en los EE. UU. y Latinoamérica, plantea un desafío para la seguridad nacional. Los cárteles mexicanos obtienen los químicos esenciales para su producción mayormente de empresas chinas, permitiéndoles producir y traficar fentanilo a gran escala en el hemisferio.
En 2023, el Departamento de Estado de los EE. UU., impuso sanciones a empresas chinas vinculadas a esta cadena de suministro, detalla FIU. Los narcotraficantes envían precursores químicos a través de los puertos mexicanos de Lázaro Cárdenas en Michoacán y Manzanillo en Colima. La aplicación de las regulaciones chinas sobre el fentanilo no tienen claridad.
“La amenaza del fentanilo requiere precaución ante su posible expansión. La alianza entre las triadas chinas y los cárteles mexicanos en su producción podría extenderse a otros cárteles de la región”, advirtió Rojas. “La facilidad de producción y la permeabilidad a las fiscalizaciones del fentanilo aumentan el riesgo de su mayor circulación en Latinoamérica”.
Lavado de dinero
Las mafias chinas, afirma el estudio, están cambiando el panorama del lavado de dinero en América, facilitando a los cárteles mexicanos y a otros grupos delictivos regionales el lavado de millones de dólares de manera rápida y eficiente. Esta evolución proporciona ventajas significativas, como la reducción de comisiones y un menor riesgo de detección para aquellos involucrados en actividades ilícitas.
Los grupos cobran una comisión del 2 por ciento sobre el monto a lavar, venden el dinero a ciudadanos chinos ricos para enviarlo a China y, mediante un intermediario, lo transfieren a la cuenta del grupo criminal chino, llevándose éstos un 10 por ciento de comisión, refiere FIU. Este proceso involucra una red de bancos chinos que facilitan las transferencias entre ellos.
Tráfico de vida silvestre
Latinoamérica, con su rica biodiversidad, enfrentan una amenaza importante debido al papel dominante de China en el mercado ilegal de productos de vida silvestre, indica el estudio. La alta demanda china impulsada por la medicina tradicional y creencias infundadas, ha dado lugar a una extensa red de grupos ilegales que operan en la región, contrabandeando vida silvestre a China.
Estos grupos utilizan diversos productos de la fauna como medio de transferencia de valor hacia comerciantes chinos, obteniendo a cambio precursores químicos para la producción ilegal de drogas como el fentanilo y la metanfetamina, detalla.
Estas actividades ilícitas, junto con la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR), llevada a cabo por embarcaciones chinas, afectan gravemente a Sudamérica, representando una amenaza directa para la seguridad nacional y alimentaria, indica la plataforma argentina Infobae.
Respuesta sistémica
Aunque no hay evidencia directa de la participación del Gobierno chino en las actividades ilícitas de estos grupos criminales, la corrupción e impunidad en China y en algunas áreas de Latinoamérica y el Caribe sugieren que funcionarios chinos podrían beneficiarse indirectamente o ignorar deliberadamente a estos grupos ilegales, reporta la FIU. “Los funcionarios de los gobiernos provinciales y municipales de la RPC se benefician, al menos indirectamente, de estos grupos ilegales o hacen la vista gorda ante ellos”, señala el informe.
Se ha descubierto que algunas de las redes delictivas chinas que operan en América Latina y realizan actividades de blanqueo de dinero, tráfico ilegal de especies silvestres (como el tráfico de partes ilegales de jaguar) y pesca INDNR, entre otras actividades ilícitas, colaboran con empresas estatales chinas, lo que plantea la cuestión de la complicidad de China. Una de las redes delictivas de las que se ocupa el estudio, SA1, con sede en Surinam y operativos en Brasil, Guyana y la Guayana Francesa, “se abastece de aletas de tiburón procedentes de Venezuela y el Caribe, que son pescadas por empresas estatales chinas en Venezuela”.
Para el think tank Brookings, el vínculo es mucho más evidente. “Estas redes delictivas prestan diversos servicios al gobierno chino, al Partido Comunista Chino y a las empresas legales chinas”, afirma Brookings en un informe de finales de enero. “Ayudan a construir redes de corrupción e influencia entre políticos y empresas extranjeras (…). Así, los funcionarios del gobierno chino a menudo extienden extraoficialmente el paraguas de la protección del partido y la autoridad gubernamental a estos actores”.
“La preocupación respecto al papel del Estado chino con estas mafias destaca la necesidad de una respuesta sistémica. El llamado es generalizado ya que el problema no se limita a un solo país. La falta de coordinación entre los países podría exacerbar el problema a corto plazo. Es imperativo que los países refuercen la cooperación internacional para abordar de manera eficiente las actividades ilícitas de estas mafias chinas”, finalizó Rojas.