Introducción
Cuando el presidente Danilo Medina de la República Dominicana anunció en mayo de 2018 que su gobierno reconocería a la República Popular China (RPC), abandonando el compromiso diplomático de larga data de la República Dominicana con Taiwán, las campanas de alarma sonaron en Washington, D.C. Panamá había reconocido a la RPC sólo un año antes, mientras que el reconocimiento de la RPC por parte de El Salvador más tarde en 2018 preparó el terreno para una reacción feroz de los Estados Unidos. Sin embargo, al final -gracias a una combinación de problemas con los proyectos chinos, un cambio de gobierno y la pandemia del COVID-19- los avances chinos en la República Dominicana que una vez inspiraron preocupación en Washington han quedado en gran medida sin realizar.
Siguiendo los pasos de la voltereta diplomática de 2017 del presidente panameño Juan Carlos Varela hacia la RPC, el abandono de la alianza de la República Dominicana con Taiwán era posiblemente una prioridad estratégica china: la República Dominicana es el mayor estado que reconoce a Taiwán en el Caribe y ocupa la gran isla de La Española con su problemático vecino que reconoce a Taiwán, Haití. Para señalar con dureza -aunque con cierta sutileza- su victoria ante Taiwán y su menguado número de aliados latinoamericanos, la RPC obligó al gobierno de Medina a dar al embajador taiwanés un plazo de apenas 72 horas para abandonar el país, y al cuerpo diplomático taiwanés sólo 30 días para desalojar su embajada.
Tras el cambio de Panamá, siguiendo el patrón de otros estados que habían alterado de forma similar sus relaciones diplomáticas con China, el gobierno de Medina firmó 18 Memorandos de Entendimiento (MOU) con China, aumentando el compromiso dominicano con la RPC en áreas que van desde la iniciativa “Belt and Road” hasta la cooperación agrícola, los acuerdos fitosanitarios, el turismo, la “integración” financiera, el “intercambio de pueblos” e incluso la pasión nacional dominicana, el béisbol. Los dos países acordaron establecer una “Comisión Mixta” que funcione a alto nivel para facilitar los proyectos comerciales y fortalecer la floreciente relación entre China y la República Dominicana.
Según algunos informes, la República Popular China ofreció a la República Dominicana una cartera inicial de proyectos e inversiones por valor de 3.000 millones de dólares, a los que seguirían otros 10.000 millones de dólares en inversiones. La República Popular China también se comprometió a apoyar a la República Dominicana en su intento de obtener un puesto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
El gobierno de Medina, en una muestra más de su entusiasmo por el fortalecimiento de las relaciones dominico-chinas, estableció una “oficina de China” especial en el palacio presidencial dominicano[i].
Por su parte, la República Popular China envió a uno de sus más talentosos diplomáticos orientados a América Latina, Zhang Run -quien, a pesar de su corta edad, ya había encabezado la organización de América Latina en el Ministerio de Relaciones Exteriores de China y ocupado altos cargos diplomáticos en Venezuela, Argentina y Chile, entre otros países latinoamericanos- para servir como su embajador en Santo Domingo. El embajador Run, que forma parte de la nueva generación de diplomáticos chinos “guerreros del lobo”, habla un español casi impecable, y ha mostrado una afición por integrarse sin problemas en la sociedad dominicana (salvo en los momentos en los que se le ha cuestionado sobre temas como el maltrato de China a su población uigur en Xinjiang, o su violación de los compromisos internacionales sobre Hong Kong y los límites marítimos bajo la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar).
En septiembre de 2018, el ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, realizó una visita oficial a la República Dominicana, inaugurando la embajada de China en la isla, y allanando el camino para que el presidente Medina realizara una visita de Estado recíproca a la RPC en noviembre de ese mismo año.
Como ha ocurrido en otros países que reconocen a la RPC, el presidente Medina fue acompañado en su visita por una gran delegación de empresarios que representaban a algunas de las familias e intereses más poderosos y bien conectados del país. No es de extrañar que la mayoría de los 14 proyectos acordados durante ese viaje -por un valor estimado de 90 millones de dólares- fueran en las áreas de negocio relevantes para los que acompañaron al presidente Medina a China.
La delegación estaba integrada por Juan Bautista Vicini Lluberes y Felipe Vicini Lluberes, del Grupo Inicia (propiedad de la familia Vicini), con intereses en los sectores azucarero y eléctrico; Carlos Martí, del Grupo Martí (propietario de Sunix y Tropigas, con fuertes intereses en el gas licuado de petróleo y la gasolina); y José Miguel González Cuadra, cuya familia es propietaria de las cadenas de supermercados Nacional y Jumbo, y que ahora también participa en el sector energético a través de la firma AES.
En cuanto a la logística y la manufactura, viajaron a China Celso Juan Marranzini, presidente de la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD); Félix García Castellanos, del Grupo Santiago (involucrado en varias operaciones de manufactura ligera, y que posee intereses en el Aeropuerto Internacional del Cibao y el Hospital Metripolitano de Santiago); Frank Rainieri, presidente de la Fundación Grupo Puntacana y del Aeropuerto Internacional de Punta Cana; Abraham Hazoury, jefe del grupo Abrisa (implicado en el proyecto del Aeropuerto Internacional de Bávaro, así como en la Universidad Iberoamericana de Santo Domingo y en varias iniciativas turísticas); así como representantes del Grupo Santiago (con intereses en las zonas francas de la República Dominicana) y de los actores del puerto de Caucedo, entre otros.
Los intereses agrícolas dominicanos también estuvieron representados en la delegación, incluyendo a los hermanos Héctor José y Samil Rizek, involucrados en la producción y exportación de cacao (así como en la generación de electricidad, a través de la empresa Smith Enron en Puerto Plata, y otra planta en Azua); Pedro Brache, presidente de Leche Rica y del Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP); y miembros de la familia Bonetti Guerra, involucrados en la producción de aceite vegetal y granos y propietarios de varios restaurantes.
Sin embargo, quizás el personal no gubernamental más importante y que pasó desapercibido que acompañó al presidente Medina en su viaje a China fueron los empresarios que representan a los principales medios de comunicación dominicanos. Entre ellos, José Luis “Pepín” Corripio, del Grupo Corripio (que controla Listín Diario, Hoy, El Nacional, El Día y TeleAntillas Canal 2, entre otros periódicos y emisoras de televisión); y Manuel Estrella, presidente de la empresa propietaria de El Caribe, Coral 39 y varias emisoras de radio en todo el país.
Tal vez no sea sorprendente, dada la composición y los intereses de la delegación que acompañaba al presidente Medina, que algunas de las primeras iniciativas chinas significativas que siguieron al viaje incluyeran un proyecto en el que China prestaría 600 millones de dólares para la revitalización de la infraestructura eléctrica de la República Dominicana; importantes inversiones en infraestructura en el puerto de Manzanillo; y promesas de una mayor importación china de ron, tabaco, aguacates y frutas dominicanas.
A pesar de los rápidos avances iniciales de China -que también se produjeron en Panamá y El Salvador-, el progreso chino en el país se detuvo drásticamente (aunque sólo temporalmente) por una combinación de fuerte rechazo de la administración Trump; la elección de un nuevo presidente (Luis Abinader, elegido en julio de 2020) más sensible a la relación entre Estados Unidos y República Dominicana que su predecesor; y los efectos devastadores de la pandemia de COVID-19.
Con su toma de posesión el 16 de agosto de 2020, el presidente Abinader trajo un cambio significativo en el tono -si no inmediatamente en la sustancia- de la relación chino-dominicana. Casi inmediatamente, Abinader cerró la oficina especial de China en el palacio presidencial[ii]. Además, en su retórica, enfatizó la importancia de la relación históricamente estrecha de la República Dominicana con los EE.UU., señalando la creciente diáspora dominicana (más de dos millones de dominicanos viven actualmente en los EE.UU.) y el papel vital del comercio y el turismo estadounidense en la economía dominicana.
Durante los breves meses en que el mandato del presidente Abinader se solapó con el del ex presidente Trump, Abinader trató de acercar a la República Dominicana a los Estados Unidos, llegando incluso a contratar al abogado personal del ex presidente, Rudy Giuliani. El embajador designado por el ex presidente Trump en la República Dominicana, Robin Bernstein, supuestamente conectó excepcionalmente bien con la sociedad dominicana;[iii] mientras que el ex secretario de Estado Michael Pompeo, por su parte, enfatizó la necesidad de tener precaución hacia China durante su visita a la República Dominicana en octubre de 2020.
Tras la visita de Pompeo, el presidente Abinader declaró que ya no se permitiría a las empresas chinas operar en sectores estratégicamente sensibles de la economía dominicana, como los grandes proyectos portuarios o la futura infraestructura de telecomunicaciones 5G.
En el contexto de este cambio de orientación hacia la RPC, la pandemia del COVID-19 impuso efectos dramáticos y complejos en la relación de la República Dominicana con China. Por un lado, la pandemia detuvo efectivamente el progreso de los principales proyectos en el país, incluidos los que se estaban discutiendo con la RPC. Al mismo tiempo, la COVID-19 devastó la economía dominicana -en particular el vital sector turístico del país- de manera que aumentó la importancia del mercado de exportación, los préstamos y las inversiones chinas, al tiempo que creó oportunidades inesperadas para que la RPC ejerciera su influencia a través de la diplomacia médica y de las vacunas.
Comercio
Al igual que con la mayoría de los países de la región, el comercio de la RPC con la República Dominicana se ha ampliado considerablemente desde que China fue admitida en la Organización Mundial del Comercio en 2001 (aunque partiendo de un nivel inicial muy bajo, lo que refleja en parte la falta histórica de vínculos diplomáticos significativos entre ambos países). En 2002, el comercio bilateral entre los dos países ascendía a apenas 136 millones de dólares. En 2020, sin embargo, había alcanzado los 4.420 millones de dólares, un aumento de 33 veces.
Incluso tras su reconocimiento diplomático de la RPC, la República Dominicana ha tenido casi siempre un importante déficit comercial con China. Las importaciones dominicanas desde la RPC superaron sus exportaciones a la RPC en todos los años, excepto en 2009, el año de la crisis financiera mundial; en algunos de esos años, dichas importaciones fueron hasta 22 veces mayores que las exportaciones. En 2019 -el año siguiente al reconocimiento dominicano de la RPC- las exportaciones dominicanas a la RPC aumentaron a 411 millones de dólares desde 153 millones de dólares el año anterior; sin embargo, las exportaciones volvieron a caer a 252 millones de dólares en 2020. Por el contrario, las importaciones dominicanas de productos chinos crecieron de forma constante tanto antes como después del reconocimiento diplomático, pasando de 3.370 millones de dólares en 2018, a 3.810 millones de dólares en 2019 y a 4.170 millones de dólares en 2020.
Con respecto a la estructura del comercio, al igual que con otros países de la región, las exportaciones chinas a la República Dominicana consisten en diversos productos industriales de mayor valor añadido, mientras que las exportaciones dominicanas a la República Popular China han incluido en gran medida productos básicos de menor valor añadido.
Incluso antes del reconocimiento diplomático, la empresa dominicana Brugal había estado exportando ron a la RPC; sin embargo, tras la formalización de los lazos diplomáticos, la empresa comenzó a entablar conversaciones sobre el establecimiento de una fábrica en Shanghai. La empresa tabaquera Davidoff tiene un historial similar de exportación de puros dominicanos a China. Tras el establecimiento de las relaciones diplomáticas, los expertos chinos se reunieron con el Instituto del Tabaco de la República Dominicana, que al parecer se mostró receptivo a los acuerdos fitosanitarios que permitirían ampliar la importación de tabaco dominicano. (Sin embargo, no está claro si tales acuerdos agilizarían realmente la importación de tabaco dominicano a granel por parte de las empresas chinas a expensas de los productores establecidos en China).
Además del tabaco y el ron, las empresas chinas también están trabajando para llegar a un acuerdo de importación de cantidades modestas de aguacates Hass, y al parecer están explorando otras opciones para importar cacao, piña, plátano, mangos y café dominicanos.
Dado que la República Dominicana tiene un acceso privilegiado al mercado estadounidense en virtud de los términos del Tratado de Libre Comercio entre la República Dominicana y Centroamérica (CAFTA-DR), además de poseer un eficiente acceso logístico al mercado estadounidense a través de su sistema de puertos, el país es un candidato potencialmente atractivo para las operaciones chinas de ensamblaje final y transformación, ya que podría facilitar la exportación de bienes fabricados con componentes chinos al mercado estadounidense más amplio. De hecho, reflejando la conciencia de tales oportunidades, el número de empresas chinas que operan en la República Dominicana pasó de seis a 25 tras el establecimiento de relaciones diplomáticas.
Al igual que ha hecho con otros países que han cambiado su reconocimiento diplomático de Taiwán a la RPC, China trató de negociar un acuerdo de libre comercio (TLC) con la República Dominicana, además de intentar establecer Zonas Económicas Especiales (ZEE) que habrían concedido un trato especial a las empresas chinas que ensamblan productos en el país. Los poderosos intereses empresariales dominicanos, temiendo que dicho acuerdo permitiera a la RPC penetrar en el mercado dominicano mucho más de lo que abriría el mercado chino a las exportaciones dominicanas, supuestamente bloquearon el inicio de dichas negociaciones del TLC. Con respecto a las ZEE, el gobierno de Medina supuestamente envió personal a la RPC para explorar el tema, pero al igual que con las conversaciones del TLC, no se avanzó más.
Turismo
La esperada expansión del turismo chino en la República Dominicana se ha visto obstaculizada por la pandemia del COVID-19. Sin embargo, otros numerosos factores -incluyendo el tiempo de viaje desde China a la República Dominicana, la falta de una infraestructura de apoyo para los turistas chinos y el hecho de que las vacaciones en la playa no son necesariamente demandadas por los turistas chinos- siguen siendo obstáculos para el desarrollo de una industria turística china[iv].
En 2019 -el año siguiente al establecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países- se produjo un modesto aumento del 33% en el número de turistas chinos que viajaron a la República Dominicana con respecto al año anterior. (Sin embargo, durante el mismo período, hubo un aumento del 41 por ciento en el número de dominicanos que viajaron a la República Popular China).
Minería
El sector minero en la República Dominicana está dominado por la empresa canadiense Barrick Gold -el mayor contribuyente en la República Dominicana- y su mina de oro de Pueblo Viejo. No obstante, en 2013, la empresa Zhonging Lingham, con sede en Shenzhen, estableció una participación minoritaria en la mina Cerro de Maimón, operada por el consorcio Corporación Minera Dominicana (CORMIDOM). Al parecer, los chinos han sido socios relativamente silenciosos en la mina,[v] que, a pesar de la sensibilidad medioambiental de su explotación, se considera en general una operación bien gestionada.
Infraestructura
Cuando la República Dominicana reconoció por primera vez a la RPC, el gobierno de Medina discutió la posible participación china en una amplia gama de proyectos de infraestructura. La posible financiación china para dichos proyectos se contempló en dos de los 18 memorandos de entendimiento firmados al establecerse las relaciones dominico-chinas. Auspiciosamente, el memorando que el gobierno de Medina firmó con el Banco de Desarrollo de China (BDC) establecía que los proyectos “financiados por el BDC deberán contener un “elemento chino” especificado”.
Casi ninguno de estos proyectos de infraestructura financiados por China ha avanzado de manera concreta; esta falta de avance puede haberse convertido en permanente, con la declaración del presidente Abinader en octubre de 2020 de que no se permitiría a los chinos invertir en puertos u otros proyectos de infraestructura sensibles.
En los meses siguientes al reconocimiento de la República Dominicana por parte de la RPC, el gobierno de Medina propuso proactivamente una serie de proyectos con la esperanza de atraer la participación china. Las propuestas incluían la posible construcción de presas en la provincia de Monseñor Nouel y en los ríos Boba y Baqui; la modernización del puerto de Arroyo Barril; la construcción de sistemas de alcantarillado y aguas residuales en varias provincias del norte; un acueducto en Cotuí; y un proyecto en el río Yuna. Los dos gobiernos también hablaron de un ferrocarril que atravesaría la frontera entre Haití y la República Dominicana. Sin embargo, a todos estos proyectos propuestos, los chinos sólo respondieron con promesas no comprometidas de estudios de viabilidad y préstamos en condiciones favorables.
El proyecto más significativo y realista que el gobierno de Medina discutió con la RPC fue la transformación del puerto de Manzanillo en un megapuerto, construyendo infraestructura logística y una zona industrial destinada a producir exportaciones para los mercados de Estados Unidos y Europa. Aunque este proyecto, al igual que otros, no ha avanzado, aún no está claro si la venta de un millón de vacunas Sinovac COVID-19 -que provocó que el gobierno de Abinader diera marcha atrás en su compromiso previo de excluir a los proveedores chinos no confiables de la red 5G de la nación (que se discute más adelante)- también podría hacer que su gobierno reconsiderara su exclusión de las empresas chinas de los proyectos portuarios.
Proyectos de electricidad y energía
Tras la visita del ex presidente Medina a China en noviembre de 2018, la RPC se comprometió a un proyecto masivo para mejorar la distribución de electricidad en la República Dominicana, respaldado por un préstamo de 600 millones de dólares. La RPC aludió además a la construcción de una planta de energía de biomasa y gas de USD $300 millones (separada de la anterior instalación de generación de Punto Catalina, cuyo contrato las empresas chinas finalmente perdieron ante Odebrecht). Sin embargo, hasta la fecha no se ha producido ningún avance en ninguno de estos proyectos energéticos.
Telecomunicaciones
Incluso antes del reconocimiento de la RPC por parte del gobierno de Medina, las empresas de telecomunicaciones chinas desempeñaban un papel importante en la República Dominicana, con Huawei proporcionando una importante infraestructura técnica al proveedor de telecomunicaciones dominante de la nación, Claro.
En octubre de 2018, el regulador de telecomunicaciones dominicano Indotel firmó un acuerdo con Huawei para ampliar la cobertura en las zonas rurales, así como para trabajar en iniciativas de wifi 5G y “ciudad segura” en el país. En octubre de 2020, sin embargo, el recién elegido gobierno de Abinader se comprometió a que República Dominicana participara en la iniciativa “Red Limpia”, liderada por Estados Unidos, lo que habría parecido anular el compromiso previo de Indotel de trabajar con Huawei.
Sin embargo, a pesar de este compromiso -y tras la ya mencionada venta china de casi un millón de dosis de vacunas COVID-19 a la República Dominicana-, el gobierno de Abinader anunció que, después de todo, el Indotel no impediría a Huawei participar en la subasta de contratos para la construcción de infraestructura 5G en el país, prevista para mayo de 2021. De hecho, según un cronograma preliminar difundido por el Indotel, Huawei podría estar instalando redes 5G en el país antes de fin de año.
Más allá del 5G, las empresas chinas también están proporcionando asistencia al gobierno dominicano para actualizar su sistema de respuesta de emergencia. Si bien la evidencia más visible de las contribuciones chinas a la infraestructura de respuesta a emergencias dominicana fue la entrega de 40 camiones de bomberos, se cree que el apoyo chino también implica una actualización de las capacidades técnicas del sistema. Si dicha ayuda incluye enlaces entre el centro de mando de emergencias del país y las cámaras remotas y otros sensores, o el procesamiento de datos a distancia -como ha ocurrido en otros centros construidos por China, como las instalaciones del ECU-911 en Ecuador- podría representar un riesgo adicional para la privacidad de los ciudadanos y las empresas que hacen negocios en la República Dominicana.
Banca, finanzas y comercio electrónico
Hasta la fecha, las actividades financieras chinas en la República Dominicana se han mantenido relativamente limitadas. En 2014, el Banco de China firmó un acuerdo con el Banco de Reserva de la República Dominicana para facilitar el comercio. Además, tanto el BDC como el Banco de Exportación e Importación de China se comprometieron a apoyar la participación china en la economía dominicana. Sin embargo, la línea de crédito de 600 millones de dólares estadounidenses mencionada anteriormente para proyectos del sector eléctrico, y otros préstamos del banco político chino, aún no se han extendido.
Con respecto al comercio electrónico, la empresa china de viajes compartidos Didi Chuxing comenzó a operar en la República Dominicana en octubre de 2020, complementando su presencia en Brasil y Panamá. Para reclutar conductores y promover el negocio de otra manera, Didi supuestamente ofreció tomar sólo un 15 por ciento de comisión, una tasa más competitiva que su principal competidor, Uber. Sin embargo, debido en parte a la pandemia del COVID-19, Didi no ha establecido más que un punto de apoyo marginal en la República Dominicana.
Infraestructura intelectual
Desde las firmas de los memorandos de entendimiento iniciales que acompañaron el reconocimiento de la República Dominicana a China, los dos gobiernos han centrado un esfuerzo significativo en el fortalecimiento de la capacidad de las empresas dominicanas para llevar a cabo efectivamente los negocios en China. Tales esfuerzos incluyeron un acuerdo de diciembre de 2018 con la Universidad de Tsinghua para capacitar al personal del Ministerio de Relaciones Exteriores dominicano, y un acuerdo que dio a los estudiantes dominicanos que habían estado estudiando en Taiwán la oportunidad de completar sus estudios en la RPC. La RPC también acordó financiar becas para diez dominicanos por año para estudiar en China, con la RPC cubriendo la matrícula más el alojamiento y la comida.
El gobierno chino también firmó un memorando de entendimiento en el que se compromete a establecer un Instituto Confucio en la República Dominicana. Según una fuente conocedora del proceso, este tipo de institutos suelen establecerse en universidades públicas; sin embargo, los chinos decidieron evitar la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) -la principal universidad del país y, por tanto, la opción lógica para un Instituto Confucio- por temor a que la UASD estuviera demasiado influenciada por los intereses taiwaneses. En su lugar, China eligió el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC), una de las escuelas privadas más prestigiosas del país, donde se inaugurará un Instituto Confucio en mayo de 2019.
Más allá de los esfuerzos asociados a los acuerdos oficiales, otros lazos entre China y la República Dominicana han sido cimentados por las empresas locales y a través de la pequeña comunidad de dominicanos de ascendencia china que han vivido en el país durante más de un siglo. La comunidad china de la República Dominicana, formada principalmente por descendientes de inmigrantes de Guangzhou (Cantón) y Fujian, está relativamente bien integrada en la población dominicana en general. En un sentido superficial, la presencia de la comunidad puede sentirse en los 500 a 700 restaurantes y otros negocios que constituyen el barrio chino de Santo Domingo. Desde que estableció su presencia en la República Dominicana, la Embajada de la RPC ha realizado algunos esfuerzos de acercamiento a la comunidad de descendientes de chinos. Aunque algunos dominicanos chinos adinerados siguen enviando a sus hijos a China para que estudien, según se informa, la comunidad sólo tiene un número limitado de contactos comerciales actuales en la RPC[vi].
Diplomacia COVID-19
Aunque el nivel y el impacto inicial de las gestiones diplomáticas de China relacionadas con COVID-19 hacia la República Dominicana fueron modestos, su capacidad previamente señalada de proporcionar más de un millón de dosis de la vacuna Sinovac al país, a pesar de la evidencia de la baja eficacia de la vacuna, en el contexto de la dificultad del gobierno de Abinader para adquirir vacunas de los aliados occidentales, ha demostrado ser significativa.
Al igual que hizo con otros países latinoamericanos con los que mantiene relaciones diplomáticas, en las primeras fases de la pandemia, China y sus empresas suministraron a la República Dominicana una modesta cantidad de material médico. Dichos envíos de suministros incluyeron al menos 450.000 mascarillas, equipos de protección personal para el personal médico y 10.000 pruebas COVID-19.
Con respecto a las vacunas, la dificultad del gobierno de Abinader para obtener los diez millones de dosis de la vacuna de AstraZeneca que pidieron dejó un hueco para que la empresa china Sinovac acudiera al rescate, proporcionando envíos acelerados de sus propias vacunas. En febrero de 2021, 768.000 dosis de la vacuna Sinovac habían llegado a la República Dominicana. A mediados de marzo, el gobierno dominicano había recibido un millón de dosis que había comprado a un coste de 19 millones de dólares, más otras 50.000 dosis donadas por China.
A los ojos de muchos dominicanos, el simbolismo de la venta de la vacuna china fue poderoso, dada la declaración del presidente Abinader de que no se permitiría a las empresas chinas operar en ciertos sectores estratégicos.
Otras actividades económicas de la RPC
Más allá de los proyectos mencionados en los párrafos anteriores, China también habló de la construcción de 10.000 unidades de viviendas para personas de bajos ingresos, que serían financiadas con un préstamo de 200 millones de dólares de la RPC y construidas por empresas chinas. El proyecto, aparentemente de interés personal para el gobierno de Medina, no ha seguido adelante bajo la nueva administración.
En el sector petrolero, donde el país posee siete cuencas marinas que pueden contener algún petróleo recuperable, el gobierno dominicano ha buscado -hasta ahora, sin éxito- fomentar la inversión china.
En marzo de 2021, el gobierno chino propuso un modesto acuerdo de 200 millones de RMB para apoyar la planificación urbana y el apoyo técnico en la República Dominicana (aunque tampoco se conoce ninguna acción con respecto a ese acuerdo).
Los chinos también han hecho importantes avances en la República Dominicana a través de acuerdos de cooperación a nivel subnacional. Estos incluyen un acuerdo de “ciudad hermana”, firmado en enero de 2021, entre la provincia china de Hunan y el gobierno metropolitano de Santo Domingo, que se conmemoró con la donación simbólica de un tractor cosechador Zoomlion chino. Tales esfuerzos a pequeña escala podrían permitir que el compromiso chino en la República Dominicana continúe, mientras se evitan acuerdos nacionales de mayor perfil que podrían dañar la relación dominicana con Washington, D.C.
Cooperación en materia de seguridad
La cooperación en el sector de la seguridad entre la República Dominicana y la RPC, hasta la fecha, ha sido limitada. En noviembre de 2018, el buque hospital chino Peace Arc hizo una escala en el puerto de la República Dominicana, proporcionando servicios médicos a 4,000 pacientes. El compromiso fue seguido poco después por una visita más larga del buque hospital estadounidense Comfort, que trató a más de 6.100 personas.
Además, en 2020, la RPC donó 140 motocicletas a las fuerzas de seguridad dominicanas, junto con ocho vehículos todoterreno, y 15.000 piezas de repuesto. Según se informa, la mitad de estos suministros se distribuyeron entre la policía y la otra mitad entre los militares, y el presidente Abinader anunció que los vehículos ocuparían un lugar destacado en su Plan de Seguridad Nacional.
Conclusiones
Los efectos combinados de un nuevo gobierno, la pandemia de COVID-19 y otros obstáculos diversos han impedido hasta ahora en gran medida que China realice la mayoría de los compromisos que asumió a cambio del reconocimiento diplomático de la República Dominicana en mayo de 2018. Sin embargo -a pesar del firme compromiso del gobierno del presidente Abinader de mantener un fuerte vínculo con Estados Unidos- la diplomacia de las vacunas de China, y la ambigüedad del gobierno con respecto al papel de Huawei en el sistema 5G dominicano, pone de manifiesto la vulnerabilidad del gobierno dominicano ante la presión china. Para los Estados Unidos, la República Dominicana representa tanto una oportunidad fugaz como un desafío en su lucha contra la creciente presencia de China en la región del Gran Caribe. Proporciona un estudio de caso revelador sobre las promesas chinas incumplidas y el cultivo de expectativas poco realistas para aquellas naciones latinoamericanas -como Panamá y El Salvador- que buscan el enriquecimiento o la transformación económica cambiando una alianza con Taiwán por una relación con la RPC. Sin embargo, a Estados Unidos le corresponde exponer este caso a la región mediante una diplomacia pública eficaz. Recíprocamente, la República Dominicana es una historia sobre un socio clave de Estados Unidos -impulsado por vínculos geográficos, comerciales y migratorios- que tiene la oportunidad de renunciar temporalmente a los beneficios ofrecidos por China para proteger su relación con Estados Unidos. Es imperativo que la administración del presidente Joe Biden presione a la República Dominicana para que aproveche esta oportunidad mientras dure, y que demuestre a la República Dominicana y al resto de la región cómo Estados Unidos trata a sus aliados.
Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista y opiniones expresados en este artículo son los del autor. No necesariamente reflejan la política o posición oficial de ninguna agencia del gobierno de los EE. UU., la revista Diálogo o sus miembros. Este artículo de la sección de Academia fue traducido por máquina.