Tras la intensificación de los cortes eléctricos en Venezuela, el suministro regular de agua empeoró notablemente, generando aún más dificultades para los ciudadanos venezolanos. Según un estudio del Observatorio Venezolano de Servicios Públicos, un 72 por ciento de las personas almacenan agua, sin embargo, no todos tienen la posibilidad de hacerlo siguiendo recomendaciones internacionales para prevenir enfermedades, como con la utilización de envases herméticos.
Para potabilizar el agua, tampoco todos están en capacidad de hervirla ya que el suministro de gas es también cada vez más irregular. “No la hervimos, la agarramos y así nos las tomamos, dispuestos a lo que venga”, aseguró a Venezuela 360 de la Voz de América, Miriam Vega. Ella vive con su familia en un empobrecido sector de Caracas y tomó la decisión de limitar el consumo de gas para asegurarle a su familia la cocción de los pocos alimentos que puede comprar.
Como ella, miles de venezolanos se ven obligados a medir el uso de servicios básicos. Sin embargo, el régimen de Nicolás Maduro asegura trabajar para garantizar la calidad de vida a las comunidades.
“Venezuela tiene un sistema de seguridad social, de protección social, de misiones, grandes misiones y específicamente, un sistema de salud profundamente humano, profundamente incluyente”, aseguró Maduro a finales de agosto.
En cambio, los ciudadanos consultados por la Voz de América aseguran que la crisis de los servicios básicos les impide seguir hasta las recomendaciones más sencillas para evitar la propagación de enfermedades, como el dengue, chikungunya o el Zika, que si no se atienden a tiempo pueden ser fatales.