Selvas tropicales inhóspitas, sin acceso vehicular y cerca del océano Atlántico, son las zonas predilectas de los grupos criminales para el cultivo de arbustos de coca en Honduras. Así lo explicó el Teniente del Ejército José Antonio Coello, oficial de Comunicaciones de las Fuerzas Armadas de Honduras, en entrevista con Diálogo.
Desde que fue descubierta en 2017 la primera plantación de coca en el departamento de Lempira (con 10 000 arbustos), las fuerzas de seguridad hondureñas han ido incrementado sus operativos de localización y aseguramiento de cultivos de coca, así como de narcolaboratorios, que según el Tte. Coello se encuentran en zonas aledañas a las plantaciones.
En 2020, las autoridades hondureñas destruyeron 424 900 arbustos de coca, mientras que solo se reportaron 40 000 arbustos en 2019, precisó el Tte. Coello. Asimismo, se hallaron 12 narcolaboratorios en 2020, ocho más que en 2019, agregó.
“Lo que estas estructuras buscan es experimentar si el territorio nacional es un área factible para la producción de clorhidrato de cocaína, y para los arbustos tiene que ver con la topografía, la altura, el clima, los niveles de suelos”, explicó el Tte. Coello.
El oficial indicó que han logrado rastrear la cocaína producida en Honduras, y precisó que parte fue distribuida en territorio nacional y que otra pudo salir hacia otros países.
“Es por eso que se mantienen operaciones constantes con países de la región”, puntualizó el Tte. Coello. Destacó que en 2020 fueron aseguradas ocho avionetas, más de 47 embarcaciones y más de 370 vehículos que transportaban droga; logros que se hicieron a pesar de la pandemia y la destrucción ocasionada por los huracanes Eta y Iota.
Sin embargo, las plantas de coca cultivadas en Honduras serían de menor calidad que las que crecen en Sudamérica, dijo a Diálogo Raúl Pineda Alvarado, catedrático en Política Criminal de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras y doctor en Ciencias Penales.
“[Los arbustos] no llegan a los 80 centímetros [de altura], no llegan a los 2 metros que tienen las [plantas] de Colombia”, señaló Pineda.
Según el profesor, los experimentos con plantaciones de coca en Centroamérica se deben a la caída de los cárteles colombianos de Cali y Medellín. Los narcotraficantes, agregó, encontraron en los países centroamericanos áreas para cultivar y producir la droga que pudiera facilitar o abaratar el tráfico.
La primera plantación de coca fue descubierta en Centroamérica en junio de 2013, en la región panameña del Darién, fronteriza con Colombia, reportó entonces el diario Español El País. Luego de que el Gobierno de Honduras confirmara en 2017 la destrucción de arbustos de coca en su territorio, Guatemala y Costa Rica anunciaron en 2018 sus primeros hallazgos de plantas de coca, reportaron entonces Reuters y el diario costarricense El Observador.
Según Pineda, fueron mexicanos vinculados al Cártel de Sinaloa quienes iniciaron los cultivos de coca en territorio hondureño. “Es probable que [el Cártel de Sinaloa] haya continuado con esa actividad”, agregó.
El diario hondureño El Heraldo reportó en octubre de 2020 que según inteligencia del Estado hondureño, miembros de los cárteles de Sinaloa y Jalisco estarían atrás de los cultivos de coca y narcolaboratorios descubiertos este año. “Ellos mandan desde México grandes cantidades de dólares para la siembra de arbustos de coca y las instalaciones de los narco laboratorios para la producción”, dijo una fuente de inteligencia al diario.
Además de realizar un ataque frontal a la producción de cocaína, el Tte. Coello explicó que el narcotráfico también causa daños al medio ambiente y a la vida silvestre, por lo que se requieren acciones adicionales. “Al momento que se diseña un área clandestina o plantación hay tala de árboles, es por eso que se están combatiendo los delitos conexos: la deforestación, la tala ilegal, la caza ilegal de animales en peligro de extinción”, precisó.
“Las Fuerzas Armadas en el marco de FUSINA [Fuerza de Seguridad Interinstitucional Nacional], están unificadas con los países amigos y aliados en el combate a estas amenazas regionales, para erradicar o reducir considerablemente el ingreso de la droga a Honduras”, concluyó.