El informe de la organización internacional de investigación periodística Proyecto de información sobre la delincuencia organizada y la corrupción (OCCRP), en colaboración con el Centro Latinoamericano de Periodismo de Investigación (CLIP) y otras organizaciones latinoamericanas, pone de relieve la profunda implicación del régimen venezolano y de sus militares en el tráfico de drogas. El proyecto, publicado el 6 de noviembre, comenzó con una filtración masiva de documentos de la Fiscalía General de Colombia.
“La gestión del tráfico de cocaína en Venezuela no es algo nuevo”, dijo a Diálogo el 26 de noviembre Euclides Tapia, profesor titular de Relaciones Internacionales en la Universidad de Panamá. “Desde que Maduro asumió el control ha sido identificado como el principal responsable de este mecanismo ilegal y de lavado de dinero”.
La investigación incluye testimonios de exfuncionarios del régimen chavista, agentes de la Administración para el Control de Drogas de los Estados Unidos (DEA) y exmiembros de la operación criminal, que detalla el funcionamiento del Cártel de los Soles dirigido por altos mandos de la Fuerza Armada de Venezuela, respaldando las denuncias de la justicia estadounidense.
“No tiene capo, pero es manejado por la alta oficialidad de la Fuerza Armada Nacional. Hace poco ruido, pero tiene aliados tan poderosos como el Cártel de Sinaloa y el ELN [Ejército de Liberación Nacional]. Su estructura es difusa, a veces se le tiene por una leyenda, pero existe, y es capaz de trasegar hasta 350 toneladas de cocaína al año. Entre ríos, fincas y avionetas, en Venezuela sigue traficando el Cártel de los Soles, como lo establecen las acusaciones de la justicia estadounidense a las que ahora respaldan decenas de documentos de la Fiscalía colombiana”, advierte el portal de investigación venezolano Armando.Info.
En 2020, el Departamento de Justicia de los EE. UU. acusó al venezolano Nicolás Maduro y altos funcionarios de su régimen de liderar el Cártel de los Soles, para traficar cocaína a los EE. UU. Los documentos filtrados confirman la alianza con las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), incluso después de la desmovilización de la mayoría de la guerrilla.
Un exagente de la DEA dijo a OCCRP que, dada la jerarquía en las fuerzas militares, involucra la directa implicación de líderes principales y el ministro de Defensa Vladimir Padrino López, quienes controlan el territorio junto al Ejército Bolivariano y la Guardia Nacional.
Los documentos filtrados revelaron la implicación de más de 75 nombres de altos funcionarios y empresarios del régimen vinculados al cártel, incluyendo miembros de las Fuerzas Armadas, funcionarios locales y regionales, así como empresarios que protegen y encubren las actividades y bienes del Cártel de los Soles.
Objetivos y tácticas
La red de narcotráfico creada por el régimen venezolano tiene cuatro objetivos centrales: realizar pagos periódicos a unidades militares; establecer corredores seguros para el transporte de drogas; utilizar vehículos militares para mover los estupefacientes; y controlar la infraestructura de tráfico especialmente en puertos y aeropuertos, refiere la firma de inteligencia con base en Londres Grey Dynamics.
Señala además que en dos décadas el Cártel de los Soles evolucionó de ser una red de tráfico desorganizada a un sistema elaborado de clientelismo. Este sistema se emplea para distribuir la riqueza generada por el narcotráfico entre aquellos individuos que Maduro percibe como fundamentales, para sostener la estabilidad del régimen.
El Ejército Venezolano facilita el tráfico de drogas en tierra, mar y aire, al permitir el paso y protección de cargamentos, manipular radares para vuelos ilegales, recibir pagos para evitar registros y autorizar la salida de cargamentos, desde instalaciones vigiladas por militares y agentes gubernamentales, detalla.
“Maduro [a través del Cártel de los Soles] intenta institucionalizar el tráfico de cocaína, aumentando considerablemente la capacidad para incrementar el comercio de drogas directamente, lo que podría resultar aún más riesgoso”, agregó Tapia.
Tráfico internacional
El tráfico desde Colombia hacia Venezuela comienza con la producción de hoja de coca en el Catatumbo. Según el informe de OCCRP, la mayoría de los cultivos de coca, en las 42 000 hectáreas de esta zona limítrofe con el estado Zulia, se dirigen a Venezuela a través de los ríos Catatumbo, Zulia y Tarra.
Una vez en Venezuela, los Soles envían la cocaína hacia puertos y pistas clandestinas, detalla. Estos cargamentos son contrabandeados a destinos intermedios como República Dominicana, Trinidad y Tobago, Honduras, Surinam, Guyana, e incluso en algunos casos, llegan a destinos finales como los EE. UU. y Europa.
En los últimos años, según el informe, el cártel evolucionó de transportar a procesar la mercancía. Establecieron una red de laboratorios en territorio venezolano que tienen la capacidad de transformar la pasta de coca en cocaína en polvo, lo que resulta en ganancias más substanciales.
El reporte más reciente de la ONG Transparencia Venezuela, señala que el tráfico de drogas es la primera de las economías ilícitas del país. Los cárteles, grupos guerrilleros y otras organizaciones criminales, obtuvieron en 2022 ganancias de USD 5115 millones, equivalente a 8,5 por ciento del Producto Interno Bruto del país.
La producción de cocaína en la región fronteriza de Venezuela, marcada por la pobreza, el aislamiento y el dominio de grupos armados, es propicia para su expansión. En un país sumido en una grave crisis económica y un gobierno corrupto, esto constituye una gran amenaza, indica el sitio especializado en crimen organizado en Latinoamérica InSight Crime.
“Invulnerabilidad”
La participación del Cártel de los Soles no se limita al tráfico de drogas internacional y local; sus actividades también incluyen el contrabando de gasolina, minería ilegal, tala de árboles, venta ilegal de productos regulados y tráfico de armas y municiones dentro de las cárceles, señala Grey Dynamics.
“Su sensación de invulnerabilidad surge del respaldo interno y externo apoyados por naciones como China y Rusia, particularmente respaldados por el Ejército ruso”, abundó Tapia. “Consideran que nadie tiene la capacidad para destituir a Maduro o a su estructura de poder, lo que les brinda un sentido de seguridad absoluta”.
Sin embargo, “el destino de Maduro podría seguir la trayectoria de Manuel Noriega, el dictador capturado y encarcelado”, advirtió. “Una condena de la Corte Penal Internacional por violaciones de derechos humanos lo dejaría con pocas opciones de refugio: Cuba, China, Irán, Corea del Norte, Nicaragua o Rusia. De lo contrario, correría el riesgo de ser detenido”.