Empresas chinas se ocultan tras cooperativas mineras, que reciben una renta a cambio de mantener el secreto para extraer oro en las regiones del norte del departamento de La Paz, Bolivia, sin pagar impuestos, mientras contaminan y dañan la salud de los bolivianos, señala la plataforma peruana de periodismo de investigación Ojo Público.
“El tema del oro no está fiscalizado a pesar de que hay normativas para hacerlo, y existe la estatal Empresa Boliviana de Oro”, dijo el 30 de enero a Diálogo Ely López, investigadora de la organización latinoamericana TerraJusta, que estudia proyectos extractivos y sus efectos en la región. “Este tema está fuera del control del Estado”.
Estos “arreglos turbios” se han convertido en una costumbre entre los capitales chinos y las cooperativas nacionales, indica en Internet la plataforma latinoamericana VIST. Los inversionistas chinos se llevan hasta el 75 por ciento del valor del oro sin pagar impuestos al Estado, asegura Ojo Público.
“Los chinos se llevan todo y no dejan nada para el pueblo”, comentó a Ojo Público un ciudadano del poblado paceño de Mayaya, quien pidió no revelar su nombre por cuestiones de seguridad.
“China ayuda con la compra de dragas y maquinaria para excavar los ríos, expresó a Mongabay, la directora de operaciones de una mina de Guanay, quien también solicitó ocultar su identidad por temor a represalias. “Los chinos tienen bastante maquinaria [en Bolivia]”, precisó.

Hay camiones de volteo de la empresa estatal china China National Heavy Duty Truck Group Co. (CNHTC); maquinaria de Guangxi LiuGong Machinery Co., empresa pública china; equipo de la firma Sinotruk Group, de la CNHTC, y motorizados Detank, una marca vinculada al Partido Comunista de China, refiere el diario boliviano El Deber.
Detalló El Deber que la presencia de Beijín no solo está en las empresas y la maquinaria que operan sobre tierra firme, sino en las dragas que flotan sobre el río. Hay alrededor de 20 dragas en 54 kilómetros de trayecto desde Mayaya hasta el encuentro con el río La Paz. “Son estructuras que operan a todas horas”, abundó.
Destrucción
El oro es la segunda exportación más relevante de Bolivia, precisó Mongabay. Sin embargo, la extracción ilegal de este mineral ha llevado a la deforestación generalizada y la contaminación por mercurio. La Amazonía boliviana se enfrenta a un riesgo cada vez mayor de destrucción ambiental.
La zona de mayor preocupación es el Parque Nacional Madidi, área protegida de casi 19 000 kilómetros cuadrados, con algunos de los índices de biodiversidad más altos de América, indicó Mongabay. El área se ha convertido en el núcleo de la extracción de oro en Bolivia. Cada año, las actividades mineras se entienden en el interior del parque.
“Al existir una presencia indiscriminada de dragas hay contaminación en los ríos por el uso del mercurio”, señaló López. “Si el mercurio está en los ríos, está en las personas, los animales y en toda la vegetación circundante”.
Igualmente hay “avasallamiento de tierras por parte de los capitales chinos en la región. La gente ha tenido que escapar de sus comunidades”, precisó López.
Factor de atracción
La extracción ilegal de oro boliviano controlada por cooperativas mineras, en asociación con compañías chinas, podrían estar ligadas a otras actividades ilícitas en el norte paceño como el narcotráfico y la trata de personas, indicó el diario boliviano Opinión. Además, propician el tráfico ilegal de mercurio a otros países, añade el diario boliviano Página Siete.
El incremento de la demanda de oro boliviano actúa como un “factor de atracción” para los delincuentes de la región, incluidos los grupos de delincuencia organizada que están involucrados en los delitos financieros, refiere en un reporte de abril 2022 la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol).
“Tenemos una Bolivia sitiada por las mafias del oro, el contrabando y el narcotráfico, que mueven grandes cantidades de dinero”, dijo en diciembre a la prensa el senador por la alianza política boliviana Comunidad Ciudadana Rodrigo Paz.
Garante
“Se necesita trabajar profundamente el tema de la regulación de las cooperativas mineras para que nos podamos adecuar a cuidar la madre Tierra”, dijo a Mongabay Víctor Ticona, alcalde de Guanay, Bolivia.
“Si al menos se respetara la normativa vinculada a la protección de las áreas protegidas, sería un garante para evitar la minería indiscriminada. Pero, lo que se está discutiendo ahora en Bolivia es abrir más aún las áreas protegidas para la expansión y exploración minera”, dijo López. “No veo cómo pueda cambiar la situación. Tal vez con la ayuda de países amigos”.