Pekín busca posicionarse como líder en el sector eléctrico en Latinoamérica, a través de inversiones y adquisiciones estratégicas que aprovechan vacíos dejados por otras empresas, reportó la plataforma uruguaya Latinoamérica 21.
“Esto puede generar dependencia tecnológica y económica de China, lo cual le permitiría a Pekín convertirse en una superpotencia con influencia mundial”, dijo el 18 de julio a Diálogo el profesor de sociología de la Universidad Estatal de Palm Beach, en Florida, y experto en Latinoamérica Luis Fleischman. “Esta es una ambición que Xi Jinping ha extremado”.
Según el Centro de Políticas de Desarrollo Global de la Universidad de Boston (BU), durante varias décadas China financió globalmente plantas de energía eléctrica, mediante inversión extranjera directa y préstamos de los bancos chinos China Development Bank y China Export-Import Bank.
La estrategia de China en Latinoamérica es clara: “ser dueño de la luz”, indicó Latinoamérica 21. Pekín invirtió grandes sumas de dinero para adquirir activos consolidados, en lugar de construir desde cero aprovechando la salida de empresas europeas y el declive de compañías vinculadas al escándalo Lava Jato (lavacoches), un caso de corrupción con múltiples ramificaciones que en los últimos años involucró a destacadas figuras públicas en Brasil y que ha tenido en Petróleos de Brasil a uno de sus epicentros, dice BBC Mundo.
Las empresas y los bancos de políticas chinas respaldan 648 centrales eléctricas en el extranjero, lo que representa 1423 unidades generadoras de energía individuales, que proporcionan un total de 171,6 Gigavatios de capacidad de generación de energía en 92 países, detalló la BU.
De acuerdo con la base de datos de la BU, las firmas chinas incursionaron en el sector eléctrico de Brasil con 114 proyectos de fusiones y adquisiciones y financiamiento de deuda. Además, realizaron 10 operaciones en Chile y México respectivamente, tres en Perú y dos en Ecuador.
Entre 2017 y 2021, China adquirió el 71 por ciento de las empresas en Latinoamérica, por un total de USD 44 400 millones, reportó Latinoamérica 21. El dominio chino en la región resalta con la diferencia abismal del 7 por ciento de inversión en el sector eléctrico por parte de otras corporaciones.
El “poder suave” de China busca controlar elementos para hacer a otros países dependientes. Estos proyectos, conocidos como Iniciativa de la Franja y la Ruta, otorgan a Pekín ventajas estratégicas y políticas, precisó Latinoamérica 21.
CSGI-Enel Perú
El grupo energético italiano Enel informó en abril que su filial Enel Perú acordó vender
su participación en dos activos de energía a China Southern Power Grid International (CSGI). Esto representa una concentración del mercado de distribución eléctrica de la ciudad de Lima, advirtió el diario peruano El Comercio.
Enel Perú cubre poco más de la mitad de la población de Lima, detalló Reuters. En 2020, el grupo China Three Georges Corporation adquirió la firma Luz del Sur, que proporciona energía a la otra mitad de Lima. La Sociedad Nacional de Industrias del Perú (SIN) expresó su preocupación por el contrato de compraventa entre CSGI y Enel Perú.
El Gobierno peruano debe considerar todas las implicaciones de permitir que dos empresas estatales extranjeras controlen el 100 por ciento del servicio de distribución eléctrica, en un sector estratégico clave para el desarrollo económico del país, expuso SIN en un comunicado el 11 de abril.
No se trata de la generación de un monopolio en manos privadas sino de la “creación de un monopolio”, en la propiedad de la distribución de energía eléctrica en manos de una potencia extranjera, que podría exponer a los consumidores a pagar precios excesivos, como consecuencia de la ausencia de competencia, alertó SIN.
“El dominio energético de China puede generar un gran descontento, como se observa en Pakistán y otros países de Asia”, alertó Fleischman. “Las compañías chinas desplazan a las locales, provocando consecuencias medioambientales y económicas. La expansión de China se realiza a costa de la industria local”.
Además de Perú, Pekín también muestra interés en Colombia. En abril, una delegación de China Yangtze Power International visitó Bogotá, para reunirse con autoridades y explorar el mercado local. En este país China no tiene participación en el sector de la distribución eléctrica, señala en Internet el medio chileno DF SUD.
Las inversiones directas en empresas eléctricas remplazaron a los préstamos de gobierno a gobierno en la estrategia de Pekín, para expandir su influencia en Latinoamérica. Estos préstamos plantean un panorama de retorno incierto. Además, varios países del sur corren el riesgo de incumplimiento de pago, detalló Latinoamérica 21.
“La falta de debate y transparencia en los acuerdos entre China y los gobiernos latinoamericanos, especialmente de izquierda, podría llevarlos a involucrarse en un negocio problemático sin darse cuenta y llevar a la población a descubrir más tarde las consecuencias perjudiciales de la intervención china”, remarcó Fleischman.