La Policía de Investigaciones de Chile (PDI) detuvo en junio en distintas partes del país, a 55 integrantes de la banda criminal venezolana Tren de Aragua. Los delitos imputados a los delincuentes son tráfico de drogas, infracción a la ley de armas, secuestro extorsivo, lavado de dinero y trata de personas para fines de explotación sexual, entre otros crímenes.
Con los detenidos apresaron a parte de la cúpula de la organización, entre ellos Carlos González Vaca, oriundo de Caracas y mano derecha del líder del Tren de Aragua en Venezuela Héctor Rusthenford Guerrero, alias Niño Guerrero, destacó el diario digital chileno El Mercurio.
Además, “La PDI puso a disposición de los tribunales a 171 personas implicadas con las operaciones de la banda”, dijo el director general de la PDI Sergio Muñoz a la cadena Televisión Nacional de Chile. Miembros del Tren de Aragua han sido vistos en diferentes países latinoamericanos, entre ellos Bolivia, Colombia, Ecuador, Chile y Perú.
El Tren de Aragua pasó de ser una pandilla carcelaria local al grupo criminal más poderoso de Venezuela y una verdadera amenaza para la seguridad transnacional, advirtió la organización especializada en crimen organizado en Latinoamérica y el Caribe Insight Crime. “En 2022, Chile tuvo un incremento de un 32 por ciento en los homicidios, muchos de ellos concentrados en la región del norte con la llegada de la megabanda venezolana”, remarcó.
“La forma de abordar al Tren de Aragua y la reciente captura de los delincuentes anunciados por nuestro director general no es casualidad, sino fruto de la madurez y la experiencia de la PDI y del aprendizaje del modus operandi de otros grupos criminales”, dijo el 5 de julio a Diálogo el prefecto inspector Paulo Contreras, jefe nacional contra el Crimen Organizado de la PDI. “Ya hemos interrumpido al Cártel de Juárez y al Cártel de Sinaloa en sus intentos de instalación, entre otros, y para esto la cooperación internacional como la de los Estados Unidos es un gravitante”.
En Chile, el Tren de Aragua comenzó sus operaciones en la región de Tarapacá y Coquimbo, en el norte del país, para luego avanzar a las regiones de Valparaíso y Metropolitana, en la zona central del país, llegando hasta la región del Bío-Bío, en la zona sur, reportó El Mercurio. Ahí desarrolla crímenes que van desde la trata de personas con fines de explotación sexual, hasta tráfico de armas y de drogas, cuyo común denominador es el lavado de activos.
“El grupo innovó al usar la crisis de migrantes venezolanos para la expansión transnacional, aprovechando a los migrantes y la diáspora venezolana para establecer operaciones en Colombia, Bolivia, Perú y Chile”, dijo Insight Crime. “Esta expansión geográfica en su casa y en el exterior facilita la expansión económica de las actividades, como la trata de personas y el microtráfico a pequeña escala”.
El actuar de la banda fue detectado rápidamente por las fuerzas de seguridad chilena. A partir de un abordaje de la banda que data de 2021, la policía chilena se retroalimentó en metodologías de investigación, desplegadas con países que ya habían detectado células o indicios del colectivo criminal en sus territorios como Colombia, Ecuador y Perú. Aquí, la Organización Internacional de Policía (Interpol) ofició como el gran articulador de un esfuerzo colectivo multinacional para organizar una capacidad de respuesta interagencial robusta.
En junio de 2022, Christopher Wray, director de la Buró Federal de Investigaciones (FBI) de los EE. UU., se reunió con Muñoz, su par en la PDI, y firmaron un memorando de entendimiento. Este acuerdo estableció un marco para la ampliación bidireccional de la capacitación conjunta y de los intercambios entre las agencias de aplicación de la ley de ambos países, para facilitar un intercambio más sólido de información y para alinear sus esfuerzos en la prevención del crimen, destacó la Embajada de los EE. UU. en Chile el 23 de junio.
En el caso del Tren de Aragua, Contreras explicó que los EE. UU. están viendo con atención cómo es abordado el combate de la banda en Chile y en otros países de la región, para estar preparados para enfrentarlos en una eventual escalada de su instalación en ese país, que hasta la fecha es incipiente.
“Ese memorando de entendimiento está muy activo (…) hoy tenemos una relación virtuosa y de confianza con diversas agencias estadounidenses. No solo con el FBI, sino también con la DEA [Administración para el Control de Drogas], con Homeland Security [Departamento de Seguridad Nacional], y con el ATF [Buró de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego]”, enfatizó Contreras. “Ellos son referentes en la seguridad pública y ciudadana y en la persecución de delitos. Respecto del FBI, hoy estamos acelerando y avanzando en el intercambio de información y de experiencias, en el trabajo criminalístico y en la formación continua de nuestros detectives”.