El ejercicio aéreo multinacional combinado Salitre es uno de los más importantes y de mayor envergadura de Sudamérica. Sus objetivos son incrementar la interoperabilidad de las fuerzas participantes bajo normativas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), intercambiar experiencias en la conducción y ejecución de los medios en operaciones combinadas, y reforzar los lazos de amistad.
“Salitre 2022 fue un ejercicio que marca una aceptación, comprensión y proyección de que el conflicto hoy es multidominio, y que el control del dominio espacial es fundamental en cualquier guerra moderna”, dijo a Diálogo Miguel Navarro, profesor de la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos de Chile. “El que los Estados Unidos hayan aceptado venir incorporando su Fuerza Espacial es un reconocimiento al desarrollo incipiente de Chile en el uso del espacio para fines militares y pacíficos”.
La planificación, coordinación y desarrollo del ejercicio, estuvo a cargo de la Fuerza Aérea de Chile (FACh), en las bases aéreas Cerro Moreno, en Antofagasta; y Los Cóndores, en Iquique, en el norte de ese país.
Salitre 2022 integró, entre el 10 y el 21 de octubre, recursos de las fuerzas aéreas de Argentina, Brasil, Chile y los Estados Unidos; y a observadores de Canadá, México, Perú y Uruguay. En esta oportunidad participaron comandos de Aviación de la FACh y Controladores Conjuntos de Ataque Terminal de la Fuerza Aérea de los EE. UU.
El ejercicio constó de cuatro fases: la primera involucró el despliegue de medios y personal; la segunda fue de adaptación y familiarización con el ambiente operacional, con misiones de interceptación, ataque aéreo y a tierra, y de apoyo aéreo cercano. La tercera fue un ejercicio libre con una operación aérea compuesta, y por último la cuarta fase de información y repliegue.
Este año, la FACh participó con siete de sus grupos de aviación. Por su parte, la Fuerza Aérea de Argentina asistió con 81 efectivos y sistemas de armas, y la delegación de la Fuerza Aérea de Brasil con 75 efectivos, informaron las fuerzas en sus portales oficiales.
Salitre 2022 recreó un escenario ficticio donde un país denominado “Tierra Roja” ocupó ilegalmente territorios del país denominado “Amarillo”, realizando acciones hostiles sostenidas mediante una fuerza militar, generando el desplazamiento de civiles y situaciones de emergencia humanitaria.
“Mediante una resolución de las Naciones Unidas se creó una coalición internacional con medios aéreos operando desde el país ‘Tierra Azul’, con una fuerza combinada a cargo de asegurar que el agresor cesara las acciones hostiles sobre los civiles, repeliendo además a las fuerzas agresoras mediante operaciones aéreas sobre blancos estratégicos de ‘Tierra Roja’, forzando la restitución de territorios ocupados y revirtiendo la situación humanitaria ocasionada”, detalló el General de Aviación de la FACh Leonardo Romanini, director de Salitre 2022, al portal argentino Gaceta Aeronáutica.
Por primera vez, Salitre contó con una Célula Espacial integrada al Centro de Operaciones Aéreas Combinadas del ejercicio, y compuesta por especialistas del Grupo de Operaciones Espaciales y del Servicio Aerofotogramétrico de la FACh, quien integró además a la Fuerza Espacial de los EE. UU. La Célula Espacial se abocó a la operación y explotación de la información obtenida por satélites, para la correcta operación aérea y terrestre del entrenamiento.
“Hoy, el espacio juega un papel preponderante en los teatros de operación, y los sistemas espaciales tienen injerencia en los sistemas aéreos y terrestres”, dijo a la prensa el Capitán de la FACh Jorge Calderón, jefe de la Célula Espacial del ejercicio. “La finalidad de este grupo espacial es aportar información sobre qué ocurre en el espacio y cómo nuestros sistemas podrían ser afectados tanto por el clima espacial o por otros sistemas satelitales”.
El balance del entrenamiento multinacional es positivo. “Se realizaron más de 300 misiones aéreas, con 50 salidas diarias donde participaron más de 800 personas y 37 aeronaves de todas las fuerzas, y lo más importante es que todo ello fue con cero incidentes”, destacó a la prensa el Gral. Romanini.
“[El ejercicio] fue relevante por la actualización de procedimientos y protocolos de interoperabilidad entre las distintas fuerzas y capacidades aéreas de países que mantienen una relación importante con las normas OTAN y con los EE. UU.”, dijo a Diálogo Guillermo Holzmann, analista de defensa y académico de la Universidad de Valparaíso, Chile. “Para Chile es dar cuenta de su nivel de entrenamiento, sus capacidades profesionales y de combate. También significa haber puesto a prueba las capacidades de coordinación y logística que requiere un despliegue, en este caso asociado a un conflicto de baja intensidad”.