Las plataformas sociales emergen como instrumento efectivo contra el régimen socialista.
A pesar de que muchos cubanos todavía no tienen acceso a Internet porque el Estado mantiene una conexión costosa y controlada, los jóvenes utilizan la tecnología para cuestionar al sistema político de la isla. Durante el 2019, grupos disidentes promovieron protestas a través de las redes sociales para mostrar su rechazo al Gobierno que encabeza Miguel Díaz-Canel, que terminaron con la intervención de la fuerza policial.
“En 2019 vimos más protestas contra la dictadura. La sociedad cubana despertó y se solidifica con las nuevas tecnologías y el acceso a Internet”, dijo a Diálogo la activista cubana Liu Santiesteban, directora del programa Despierta Cuba, una transmisión en vivo por Facebook desde los Estados Unidos. “Antes no existía este mecanismo y herramienta, no solo de información, sino de coordinación interna”.
Las denuncias al régimen de la isla, que no permite ninguna forma de expresión social, “generaron en 2019 una oleada de represión policial a centenares de personas entre opositores y activistas de derechos humanos y económicos, incluido el derecho a cambiar el sistema político”, comentó a Diálogo Javier Larrondo, presidente de Prisioners Defenders, ONG española de acción jurídica y defensa.
El 8 de septiembre hubo una ola de arrestos en contra de integrantes de las organizaciones disidentes Unión Patriótica de Cuba y de Cuba Decide, después de convocar en las redes sociales a manifestarse con un girasol en la mano para expresar su solidaridad con las víctimas de abusos del Estado.

“La represión contra quienes promovieron y convocaron la marcha de los girasoles fue mediante un operativo policial a gran escala en toda la isla”, dijo a Diálogo la activista cubana Rosa María Payá, coordinadora del movimiento Cuba Decide, exiliada en los EE. UU. desde 2012. “La marcha asustó tanto al sistema que más de 180 activistas fueron a prisión. Es ridículo el nivel de miedo que transmite el régimen”.
Anterior a esta manifestación, usuarios y administradores de la primera red de calles, creada en 2001, protestaron el 12 de agosto frente al Ministerio de las Comunicaciones de Cuba, contra las nuevas regulaciones que volvieron ilegal a la red que permitía a miles de personas compartir contenido y opiniones en foros virtuales. Después que las autoridades disolvieron la manifestación, la infraestructura de la red fue absorbida por el Estado.
“Ahora, los reclamos de descontento son más variadas porque vienen de diferentes grupos de la sociedad y no exclusivamente de la oposición organizada, como fue el caso de la marcha del 11 de mayo en La Habana en respuesta a la prohibición de la tradicional Conga gay, marcha que cada año realiza el oficialista Centro de Educación Sexual”, explicó Paya. “Más de 300 miembros de la comunidad gay fueron reprimidos y tres detenidos por agentes policiales, por defender pacíficamente los derechos de las minorías sexuales”.
El régimen se lanzó además contra cientos de opositores que tomaron las calles el 23 de febrero para rechazar el texto de la nueva Constitución de Cuba, aprobada contra la voluntad popular al día siguiente. “La policía incrementó las detenciones y torturas contra todos los que hacían campaña contra el referéndum constitucional”, comentó Larrondo. “Más de dos millones de cubanos le dijeron no al régimen”. La nueva Constitución ratifica como irrevocable la implementación del socialismo en la isla.
Las redes sociales sirven en Cuba para nivelar el campo de juego y forzar la interacción verbal con el oficialismo. “El populismo que degeneró en dictadura será desmantelado por los jóvenes cubanos con ayuda de las nuevas tecnologías y las redes sociales, un campo donde el régimen no les podrá ganar”, concluyó Santiesteban.