Los millonarios rusos y la población ucraniana están en movimiento, pero no por las mismas razones. Al menos cuatro yates propiedad de multimillonarios rusos enfilaron hacia Montenegro o a las Maldivas, según datos de Marine Traffic, revisados por CNBC. Este es el resultado de las sanciones impuestas a Rusia por los gobiernos occidentales, que se comprometieron a “cazar y confiscar” las posesiones de los multimillonarios rusos, incluidas sus mansiones, yates y otras propiedades adquiridas mediante transacciones turbias, para blanquear el dinero obtenido ilegalmente.
“No me arrepiento de nada de lo que he hecho, y lo volvería a hacer”, dijo un mecánico ucraniano de 55 años que compareció ante un tribunal español tras intentar hundir un yate que pertenecía a su jefe, un ejecutivo de una empresa rusa de armamento, informó el boletín diario The Brew el 1.º de marzo. “El conflicto está obligando a los países occidentales a tener en cuenta su historia como refugio del dinero sucio ruso. Londres incluso se ganó el apodo de ‘Londongrad’, por ser un lugar seguro para que los multimillonarios rusos depositaran sus riquezas blanqueadas”, dijo The Brew.
Refugiados
Mientras los multimillonarios rusos se afanan por salvar sus preciadas posesiones, unos 660 000 refugiados huyeron de Ucrania a los países vecinos, entre el inicio de la invasión y el 1.º de marzo, según datos gubernamentales recopilados por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). La agencia de la ONU para los refugiados afirma que, a este ritmo, la situación parece que se convertirá en la mayor crisis de refugiados de Europa de este siglo, y el ACNUR está movilizando recursos para responder con la mayor rapidez y eficacia posible. El ACNUR está presente desde hace tiempo en la región, incluso en Polonia, Hungría, Moldavia, Eslovaquia y Rumanía; y coordina la respuesta a los refugiados con otras agencias de la ONU y organizaciones no gubernamentales asociadas, en apoyo de las autoridades nacionales.
Según varios medios de comunicación, la mayoría de los ucranianos huyen a Polonia, Hungría, Moldavia, Rumanía y Eslovaquia, mientras que otros se dirigen a otros países europeos. A continuación, se ofrece una breve descripción proporcionada por el ACNUR en referencia a la situación hasta el 1.º de marzo, que incluye los países que han recibido más ciudadanos ucranianos hasta ahora.
En Polonia:
El personal de campo del ACNUR informa de filas kilométricas en la frontera del lado ucraniano. Los que cruzaron la frontera dijeron que esperaron hasta 60 horas. La mayoría de los que llegan son mujeres y niños procedentes de todas las partes de Ucrania. Las temperaturas son gélidas y muchos han informado que pasaron varios días en la carretera esperando cruzar.
En Hungría:
El ACNUR está presente en la frontera evaluando el número de refugiados, y está preparado para aumentar su apoyo operativo al gobierno. Las llegadas son constantes y los tiempos de espera varían. Los agentes humanitarios municipales y los miembros de la comunidad prestan su apoyo.
En Rumanía:
Hay filas de hasta 20 horas para entrar a Rumanía. Las autoridades nacionales están gestionando el alojamiento y el transporte: los recién llegados son trasladados desde la frontera a centros de recepción u otros lugares. Las comunidades locales ayudan generosamente con el transporte y el alojamiento, mientras que las empresas privadas pagan los hoteles. Los voluntarios prestan servicios de interpretación y otras formas de apoyo práctico.
En Moldavia:
Siguen necesitando 24 horas para recorrer los casi 65 kilómetros que separan a Odessa con la frontera con Moldavia. Los recién llegados son alojados en centros temporales de recepción, y se están designando otros lugares. Algunos encuentran su propio alojamiento o son recibidos por comunidades locales.
En Eslovaquia:
Desde el 24 de febrero, el ACNUR visita regularmente cuatro de los cinco principales pasos fronterizos. Las llegadas a Eslovaquia bajaron, pero el gobierno mantiene una política abierta y de bienvenida hacia los refugiados, y cambia rápidamente las leyes de asilo para ayudar a acelerar los procedimientos de amparo.
En Ucrania:
El ACNUR también intensifica su respuesta en Ucrania para ayudar a las personas desplazadas y afectadas por el conflicto. Pero la inestabilidad de la situación, los problemas de seguridad, la falta de acceso seguro para los trabajadores humanitarios y las restricciones de movimiento, plantean grandes retos para los trabajadores humanitarios, incluido el personal del ACNUR.