La Contraalmirante de la Marina de los EE. UU. Martha Herb es oficial de buceo, rescate y guerra de superficie, y forma parte de la comunidad de neutralización de materiales explosivos. Nació en Atlanta, Georgia, y obtuvo una licenciatura en Humanidades en el Colegio de Lake Forest. Entre otros reconocimientos, fue elegida para el Salón de la Fama de Buceadoras en 2007, y en 2010 fue promovida a Contraalmirante. Actualmente, la directora del Colegio Interamericano de Defensa (CID), utiliza su determinación para implementar cambios en una institución tradicionalmente dominada por los hombres. Para tener una idea, ella es apenas la segunda oficial mujer a cargo del CID desde su fundación en 1962. Para hablar de los retos que aún enfrentan las mujeres en las fuerzas armadas,
Diálogo conversó con la Contralmte. Herb en su oficina de Fort Lesley J. McNair, Washington D.C. Diálogo: De los 64 alumnos que en la actualidad asisten al CID, solamente seis son mujeres. ¿Eso le incomoda?
Contraalmirante de la Marina de los EE. UU. Martha Herb: Sí, conseguir más estudiantes femeninos ha sido mi primera prioridad. Cuando llegué aquí por primera vez [la Contraalmirante Herb está en su segundo término de dos años a cargo del CID], lo añadí a la carta de reclutamiento del CID, y cuando visito otros países hablo con los líderes militares y oficiales de alto nivel específicamente acerca de la posibilidad de enviar mujeres al CID.
Diálogo: ¿Cómo realiza este reclutamiento?
Contralmte. Herb: Como cada nación está en una situación diferente en cuanto a la inclusión de mujeres en sus fuerzas armadas, le digo a la gente: “Reconozco que tal vez no tengan mujeres de graduación superior en sus fuerzas armadas, pero no piensen que no pueden mandar mujeres al CID. Ustedes tienen civiles en las oficinas del gobierno, tienen policías, tienen mujeres con muchas destrezas oficiales diferentes dentro del gobierno; necesitan darle a estas mujeres la oportunidad de estudiar en el CID”.
Para que nuestra misión sea efectiva, es muy importante que los alumnos avanzados aquí en el CID tengan experiencia para trabajar con mujeres. ¿Por qué?
Dicho simplemente, porque dentro de 8 o 10 años, algunos de los alumnos del CID serán el siguiente general de cuatro estrellas o el primer general, y deberán estar preparados para abogar por los asuntos de las mujeres en las fuerzas armadas. Diálogo: Los EE. UU. han avanzado mucho en este ámbito, pero el personal militar superior en los EE. UU. reconoce que aún queda mucho por hacer. ¿Cómo ve a las mujeres en las fuerzas armadas de los países de Centroamérica, Sudamérica y el Caribe? Contralmte.
Herb: Depende del país. A veces los temas de inclusión de la mujer son motivados por políticas anticuadas que dificultan lograr el objetivo de la inclusión femenina. Por ejemplo, un país, o incluso una organización, podría establecer un objetivo global de 50 por ciento de inclusión femenina; sin embargo las políticas en los diferentes niveles de una organización o del país pueden llegar a contrarrestar y neutralizar esa inclusión. Lleva cierto tiempo resolver esto. No es sólo cuestión de política, la inclusión femenina también requiere de un cambio cultural. El cambio cultural es muy lento, hay quienes dicen que podría tomar una o dos generaciones. La política y la cultura son dos temas que dificultan la inclusión. Hay también prejuicios, y todo el mundo los tiene. Yo tengo prejuicios, usted los tiene. Es necesario cierto tiempo para reconocer los prejuicios propios y superarlos, para que más tarde ocurra una transformación. Por eso toma tanto tiempo cambiar una cultura. A un nivel más práctico, es importante establecer esos criterios. Fijar el estándar y luego esperar que todos lo logren. Cuando hay estándares congruentes, todo mundo tiene derechos. Todo el mundo hace su trabajo, y en ese momento no importa si es varón o hembra. No tiene nada que ver con el estándar.
Diálogo: ¿Cree que la etnicidad, además del género, juega un papel en las Fuerzas Armadas de los EE. UU.?
¿Si esa militar es latina, cree que su vida será más difícil? Contralmte. Herb: Es una buena pregunta. Me imagino que sí, pero probablemente también está relacionado con la preparación: las referencias culturales de cada quien, la forma en que fue educada en el seno familiar, los valores practicados por la familia, y luego el comportamiento cotidiano. Tuve aquí una maravillosa gerente de recursos en el CID, que tenía un excelente ritmo de trabajo y logró grandes resultados. Probablemente algún día será general. Es latinoamericana. Ha tenido mucho éxito en su carrera, pero creo que ha trabajado mucho para lograrlo. Es una persona muy motivada; ha sido fiel a sí misma, a su cultura, sin dejar de ser la mejor profesional en el campo militar. Independientemente de la nacionalidad, la mayoría de las mujeres sienten que los demás esperan que ellas den el 120 por ciento antes de que puedan considerarlas lo suficientemente buenas.
Diálogo: ¿Cree que las mujeres tienen que esforzarse más que los hombres, especialmente en las fuerzas armadas?
Contralmte. Herb: Sin duda. Y parte del problema es que nosotras, como mujeres, a veces somos nuestras peores defensoras, nos exigimos más a nosotras mismas que lo que otros esperan de nosotras. Creo que las mujeres, en su mayor parte, son menos del 25 por ciento de la población en las Fuerzas Armadas de los EE. UU., por lo que somos pioneras. Luchamos por tener éxito en un mundo predominantemente masculino. Es que, simplemente, no hay muchas de nosotras. Puedes ir a una reunión y, con bastante frecuencia, ser la única mujer. Como pioneras, a veces nos fijamos estándares para nosotras, que en su mayoría son extremadamente altos. Somos duras con nosotras mismas; a veces las personas son menos severas con nosotras que nosotras mismas.
Diálogo: ¿Cuándo fue más difícil para usted, cuándo era una joven oficial o después de ascender a Contraalmirante?
Contralmte. Herb: Creo que cuando llegué a rango de Contralmte. Cuando era más joven y recién llegada al campo del buceo, la mayoría de mis compañeros hablaban muy abiertamente de lo que pensaban sobre las mujeres buceadoras. Pero eso fue en 1979. Como Contralmte. recién promovida tenía que demostrar que me habían seleccionado por mi capacidad, liderazgo y profesionalismo y no porque era mujer. Y tengo que hacer dos aclaraciones en este punto. Es un honor y un privilegio haber sido seleccionada para esta posición. He aprendido mucho de otros generales y almirantes. La otra aclaración está relacionada con mis antecedentes como terapeuta y psicóloga. Soy observadora – observo cosas, las dinámicas de las personas. Considero los hechos junto con lo que observo en las personas. A veces ésta no es la norma ni el procedimiento para tomar decisiones. Es simplemente un procedimiento diferente.
Diálogo: ¿Cuándo cree que podremos hablar acerca de la carrera de alguien sin poner la palabra “mujer” o “femenino” a continuación? Contralmte. Herb: Creo que hemos mejorado mucho en esa área. Lo vamos a conseguir.
Diálogo: El hecho de que hablamos sobre esto en una entrevista, ¿demuestra que aún no lo han conseguido?
Contralmte. Herb: Es cierto. He estado en las fuerzas armadas un tiempo suficientemente largo para decir que he observado una mejoría. Estamos a años luz de donde estábamos en 1979. Aprecio que el servicio me haya dado esta extraordinaria oportunidad para servir, vivir aventuras, divertirme y hacer cosas interesantes y diferentes. Muchas de estas cosas fueron solo por la época y por mi historia personal, por lo que creo que la aceptación de la mujer ha cambiado enormemente. ¿Es eso suficientemente bueno?
¡No! La aceptación de la mujer sigue motivada por mujeres extraordinarias. Aún hoy en día, muchas de las mujeres en la policía militar tienen un cierto tipo de personalidad; son mujeres muy trabajadoras, decididas, no renuncian, son ágiles, adaptables, y estas son las mujeres que realmente trabajan por la inclusión de la mujer. Sin embargo, tras las puertas cerradas, estas mismas mujeres comparten sus frustraciones y desilusiones por los prejuicios que aún existen. Diálogo: ¿Qué opina sobre las mujeres en zonas de combate?
Contralmte. Herb: Si pueden hacer el trabajo, dejémoslas hacerlo. Volvemos al estándar. Algunas mujeres tienen mucho talento. Yo tuve suerte porque era una buena deportista. Así, cuando ingresé en la Marina para convertirme en buceadora, cumplí con los requisitos de muchas de las pruebas físicas. La actividad física y el trabajo físico no eran un gran problema. Si mi capacidad física es un don que Dios me ha dado, entonces déjenme usarlo. Y creo que ese tiene que ser un estándar universal. Este es el estándar y esto es lo que es necesario para llevar a cabo su misión. Si puede cumplir con el estándar, entonces puede realizar la misión.
No obstante, muchos hombres y mujeres pueden alcanzar el estándar. Es importante evitar la elección de candidatos calificados en base a la clasificación del mejor al peor (cuando todo el mundo está por encima del estándar). A la larga, para poder lograr la inclusión femenina probablemente será necesario establecer algunas cuotas.
Diálogo: ¿Cree en el sistema de cuotas? Contralmte. Herb: No. Primero, todos deben satisfacer los criterios establecidos. Así, usted tendrá todo un grupo de personas que han cumplido con estos criterios. Por ejemplo, tenemos 100 personas que cumplieron con el estándar y solamente podemos aceptar a 75. Entonces lo que ocurre aquí es que como los estándares son muy altos, los últimos 25 —de los 100 que cumplieron con el estándar— podrían ser mujeres. El resultado neto es que no habrá mujeres aceptadas, año tras año. ¿Es porque no pudieron satisfacer los criterios?
, ¿Quiere decir que hay que cumplir el requisito y competir con los mejores para ganarse los mejores puestos? Es un tema difícil, pero las experiencias de combate han demostrado el valor de que los dos género participen en la misión. Diálogo: Pero los estándares están hechos por hombres, para hombres, ¿cierto? ¿Deben mantenerlos cómo están?
¿O deben las mujeres mejorar de alguna manera? Contralmte. Herb: Exactamente. Realmente no importa si el estándar tiene sentido para la misión. Cuando tienes mujeres con antecedentes atléticos, ellas ya tienen todo el entrenamiento físico, por los años como atletas. Por ejemplo, yo fui una nadadora de categoría nacional antes de llegar a las fuerzas armadas. Cuando alguien me decía, “tienes que hacer ejercicios en barra fija”, estaba bien, no había problema. Pero no fue porque me entrené para cumplir con el estándar, fue por todos los años que practiqué natación en una piscina de un extremo al otro lo que me ayudó a cumplir con el estándar.
Diálogo: Sin embargo, la gente dice, por ejemplo, si ponen a Novak Djokovic y Serena Williams en la misma cancha de tenis —como sabemos, ambos son grandes atletas— Djokovic ganará al final, no porque sea mejor que Serena, sino debido al aspecto físico del juego. Contralmte. Herb: No tengo problema con eso. Los hombres y las mujeres somos diferentes. Si alguien no puede distinguir eso, entonces debe hacerse un examen de la vista.
Diálogo: ¿Cómo las necesidades de una mujer se adaptan basadas en el hecho de que son claramente diferentes a las de los hombres? ¿Cómo maneja ese tema?
Por ejemplo, los sanitarios en un submarino. Contralmte. Herb: Cuando entré por primera vez al servicio militar era raro encontrar baños para mujeres en muchas unidades militares que visitaba porque no había mujeres en las fuerzas armadas. Teníamos un letrero que decía ‘Mujeres’ por un lado, y ‘Hombres’ por el otro, y simplemente lo volteábamos. Eso es lo que había. Cuando fui a la escuela de buceo realmente no teníamos un vestidor para mujeres; había un baño pequeño con unos armarios y dos compartimientos privados; y tener en ese espacio para dos mujeres al mismo tiempo era difícil. Por ejemplo, estábamos en la fase de buceo autónomo en la escuela de buceo y salíamos del agua con el traje de buceo, corríamos al edificio —que no estaba cerca del agua, por supuesto, sino en otro lugar, porque el baño para hombres estaba cerca del agua. Entonces nos teníamos que quitar el traje de buceo, nos lavábamos y nos teníamos que poner el uniforme y llegar a clase. Teníamos tal vez 10 minutos.
Es difícil quitarse un traje de buceo en un espacio pequeño cuando otra mujer trata de hacer lo mismo, y luego las dos necesitan tiempo para ducharse. Pero eso es lo que había en aquel entonces. Estábamos enfocadas en pasar [los cursos] en la escuela de buceo, no en el entorno difícil. De alguna manera ese tipo de pruebas nos hace más fuertes y más resistentes. Finalmente, hay que decidir si vas a hacer el esfuerzo de superar algunos de esos obstáculos. En cuanto a mí respecta, solo quería ser una buceadora de mar profundo de la Marina de los EE. UU.
Diálogo: ¿Y qué ocurre con los embarazos y los asuntos familiares que las mujeres realizan tradicionalmente, especialmente en Latinoamérica? ¿Cómo lo solucionan?
Contralmte. Herb: Eso es un problema. Pero la cultura tiene que superarlo. ¿Tiene un esposo en casa y el niño está enfermo? ¿Sabes qué? ¡Papá, haz tu trabajo! El 50 por ciento de ese niño es tuyo. Un papá no puede lavarse las manos y decir, “no tengo que hacer nada”. Una pareja tiene que encontrar una solución, pero los dos tienen que participar. Yo tuve bastante suerte porque cuando mi marido y yo decidimos tener hijos, llamé a mi jefe y le dije: “Queremos empezar una familia”, y él dijo: “Usted está de servicio en tierra, no hay problema”. Para cuando nació el bebé ya había terminado mi servicio activo.
Pero hice la transición a las reservas, porque me proporcionaba una forma de hacer ambas cosas. Continuar en el desempeño de un papel importante en las fuerzas armadas, en el servicio a mi país, al mismo tiempo que podía estar en casa con mis hijos. Y después, a medida que mis hijos crecían, tuve la oportunidad de llevar el uniforme con más frecuencia que un fin de semana por mes y dos semanas por año. Así es como lo resolvimos mi esposo y yo. Hay también mujeres que lo hacen todo y continúan en el servicio activo: tienen hijos, sirven y están a bordo de barcos en el mar. Estas mujeres son increíbles. Al final, depende de las cosas con las que la familia esté a gusto y esté dispuesta a apoyar.
Diálogo: ¿Qué tan difícil es para una mujer tratar con el acoso sexual en las fuerzas armadas? Contralmte. Herb: Es algo muy difícil de tratar. Incluso aquí, en los EE. UU. porque como mujer una está dividida entre no querer causar confusión, callar y aguantar. No obstante, con el tiempo te cansas. Simplemente decimos: “Me cansé de aguantar y voy a hablar”. Cualquier líder, ya sea hombre o mujer, necesita prestar atención a las interacciones entre las personas. No es simplemente lo que te cuentan, es también lo que uno ve. Hay que observar y escuchar. Eso me hace volver a lo que dije antes, yo observo a las personas, porque cuando las observo me entero más de lo que pasa en el puesto de mando que si alguien me lo comunica.
Diálogo: El día 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer. ¿Está usted a favor o en contra?
Contralmte. Herb: Tenemos días dedicados a todos. Tenemos el Día de la Madre, el Día del Padre. ¿Por qué no un Día de la mujer?
Diálogo: Pero no tenemos un “Día del hombre…” Contralmte. Herb: Lo sé, pero tienen un “Día del hombre” todos los días. En serio —y esto mostrará mi ignorancia—, el primer Día de la Mujer que celebré fue en Afganistán, y fue un día muy importante porque no consigo imaginar ningún lugar mejor para celebrar esa fecha que en una cultura donde las mujeres no tienen ninguna oportunidad, donde tienen condiciones muy duras y aguantan tantas cosas. Así que lo celebré con mucha devoción. Ahora, en el Día de la Mujer en el CID tenemos una conferencia sobre género y para mí es una forma de alentar al hemisferio para hablar del tema. ¿Por qué no darles oportunidad a las mujeres, por qué no encontrar la manera de decir que tendremos condiciones más equilibradas? Entonces, aquellas mujeres que quieran estar en los servicios militares, en la policía, o la profesión que sea, y tengan la personalidad y la preparación física para hacerlo, ¡por Dios, démosles esa oportunidad a las mujeres!