La costa del estado de Sucre, en el noreste de Venezuela, es el lugar más peligroso del país debido a la piratería, indica el último reporte de la Organización de Salvamento y Seguridad Marítima de los Espacios Acuáticos de Venezuela (ONSA), que en octubre de 2021 estableció nuevas zonas de riesgo basadas en los incidentes de los últimos años.
Según la ONSA, organización fundada en 1998 para apoyar la seguridad, navegación, búsqueda y rescate, las aguas desde la ciudad de Carúpano (Sucre) hasta el Delta Amacuro, en la frontera con Guyana, son las más peligrosas.
“Esa zona está tomada por irregulares que ejercen el control”, dijo a Diálogo el Vicecomodoro Luis Guillermo Inciarte, secretario general de la ONSA. “Hay una red de grupos irregulares en esas costas e incluso compiten por las rutas del narcotráfico”.
En un reporte de 2019, la organización internacional que estudia el crimen transnacional en Latinoamérica InSight Crime, indicó que en los últimos 10 años Sucre se convirtió en una base para el narcotráfico; y que según los expertos los piratas trabajan para bandas de narcotraficantes con sede en el estado noroccidental de Barinas.
Según reportó en octubre de 2021 el sitio de noticias venezolano Efecto Cocuyo, la ONSA dijo tener información de ataques a embarcaciones liderados por piratas armados con equipos de guerra, como fusiles AR15 y AK47.
El caso del velero Klinker y su tripulante Fabio Tavares, quien fue asaltado en septiembre de 2021 cuando navegaba en la costa de la península de Paria (Sucre), brindó atención regional a esta área. Según reportó el diario venezolano El Siglo, Tavares, quien viajaba desde Panamá hacia el puerto de Natal, Brasil, fue secuestrado por 40 hombres armados que llegaron en cuatro embarcaciones, que lo torturaron y mantuvieron como rehén buscando rescate. Dos días después tras su liberación, continuó El Siglo, Tavares navegó hasta Trinidad y Tobago donde notificó a las autoridades.
“Le robaron todo, el dinero y los equipos. Le desvalijaron el barco”, explicó Inciarte. Además del caso de Tavares existen otros incidentes similares.
Según Carmen Julia Amundaraín, coordinadora de la organización cívica Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV) para el estado de Sucre, en junio los tripulantes de una embarcación pesquera que había zarpado desde Carúpano fueron atacados mientras navegaban hacia el oriente. A finales de 2020 la OVV reportó en su sitio web docenas de casos de pescadores que “fueron tiroteados, golpeados y robados por piratas cuando se encontraban en altamar”.
En un articulo de 2018 sobre las amenazas crecientes por piratas en las aguas del Caribe, el Washington Post reportó que “a menudo, según los observadores, los actos de villanía parecen producirse con la complicidad o la participación directa de funcionarios corruptos, especialmente en las aguas de la colapsada Venezuela”.
Según datos de la OVV, se reportaron más de 150 ataques a embarcaciones en Sucre en 2020, o sea 30 más que en 2019. Inciarte indicó que desde entonces los informes de ataques de piratas disminuyen debido al control que los criminales tienen sobre las comunidades locales. “La poca información que hay es suministrada por extranjeros afectados, que logran salir del área de control, y sienten que pueden denunciar”, explicó.