Como la primera y única oficial superior en la Fuerza de Defensa de Jamaica (JDF en inglés), la Comodoro Antonette Wemyss-Gorman busca inspirar a las mujeres para que sigan sus pasos.
Hija de madre soltera, la Comod. Wemyss-Gorman creció con sus abuelos en una zona rural de Jamaica, aunque sorprendentemente eligió unirse a la Guardia Costera, a kilómetros de distancia de su hogar. Cuando terminó la escuela secundaria, la Comod. Wemyss-Gorman se trasladó a Kingston para asistir a la universidad, en donde escuchó por primera vez sobre la JDF, evaluó seguir la carrera militar y se decidió en 1992.
Casi tres décadas después, la Comod. Wemyss-Gorman alcanzó el rango de Oficial Ejecutivo de la JDF, lo que significa que es la segunda al mando y la segunda a cargo con el Teniente General Rocky Meade. Para hablar de su trayectoria, Diálogo visitó el despacho de la Comod. Wemyss-Gorman, en el cuartel general de la JDF, en Kingston.
Diálogo: ¿Cómo era la JDF cuando usted entró, en 1992?
Comodoro Antonette Wemyss-Gorman, Oficial Ejecutivo de la JDF: Cuando ingresé a la JDF, había muy pocas mujeres en el cuerpo de oficiales. En el cuerpo de suboficiales había un poco más, pero en el de oficiales podías contarlas con los dedos de las manos. Y todas ellas tenían roles de apoyo. No me había unido a la fuerza para ser oficinista. Pensé: “¡Vaya! Puedo tocar puertas y hacer cosas; es por esto que me estoy uniendo a la JDF”.
Diálogo: ¿Su determinación viene por ser hija de madre soltera? ¿Eso tiene algo que ver?
Comod. Wemyss-Gorman: Sí, creo que sí. Y sigue influyendo en quien soy; pero no crecí pensando en que había cosas que no podía hacer. No era consciente de que tenía un origen muy humilde, que venía de circunstancias muy humildes. Pensaba que era muy rica, porque me enseñaron a pensar que podía hacer lo que quisiera. Tuve la oportunidad de asistir a una escuela realmente muy buena. No estaba acostumbrada a que me dijeran que no podía hacer algo, aunque viniera del área rural de Jamaica y hubiera crecido con mis abuelos. Ellos nunca me dijeron, ni me permotieron pensar que había cosas que no podía hacer. En mi infancia hacía muchas cosas. Se me permitía ser yo misma. Era como un varoncito. Nos íbamos a andar kilómetros en bicicleta con un grupo de niños, y me gustaba.
Diálogo: ¿Diría que la JDF era una especie de club de varones cuando entró?
Comod. Wemyss-Gorman: Yo no diría eso. En cambio, diría que la JDF no había madurado lo suficiente para comprender o desarrollar las políticas necesarias para que las mujeres pudieran lograr todo lo que pueden hacer en la actualidad. En ese momento, aunque tomaron la decisión de incluir a mujeres como parte de la fuerza, no había ninguna política acordada sobre cómo integrarlas.
Diálogo: ¿Cuándo cambió esto?
Comod. Wemyss-Gorman: Fue mucho después. Cuando ingresé [1992], el jefe de Estado Mayor era el Almirante Brady, un oficial de la Guardia Costera, quien era muy abierto en el empleo de mujeres y en cuanto a la diversidad en el empleo de mujeres en la fuerza. Por entonces no se convirtió en una política. De hecho, la JDF no hizo una revisión estratégica sino hasta 2006, y yo ingresé en 1992, e incluso por aquel entonces no había un enfoque de género en sentido estricto, ni del empleo de mujeres.
Pero gradualmente, a medida que las mujeres iban ingresando a distintas áreas y probaban que eran capaces de hacerlo, el liderazgo de la fuerza amplió su visión y empezó a considerar cómo emplear a mujeres en roles no tradicionales. En la actualidad, tenemos mujeres que se desempeñan casi en todas las áreas. Creo que el último lugar fue nuestro grupo de operaciones antiterroristas, y también hubo algunas mujeres que hicieron el entrenamiento básico el año pasado [2019].
Diálogo: ¿Pero sigue siendo la única oficial superior de toda la fuerza? ¿Se considera usted una pionera?
Comod. Wemyss-Gorman: Facilitaba la apertura, porque yo insistía y terminaba generando el ascenso de las mujeres en los rangos, donde anteriormente se creía que había topes.
Por cierto, cuando me uní a la fuerza, el proceso de ascenso para oficiales en la fuerza era diferente para las mujeres. Por entonces, las mujeres no tenían la oportunidad de ser candidatas para el rango de oficial de campo, porque no podían hacer los exámenes requeridos. Entonces llegaban hasta el grado de capitán. Esto era así porque no se las consideraba capaces de comandar. Aunque tuvieran un entrenamiento básico a nivel de comandante de pelotón, no trabajaban en un pelotón, y tampoco tenían la oportunidad de ser candidatas a oficiales de campo, ni como comandantes, ni en otros puestos.
Cuando ingresé, fui a la Guardia Costera. Era una rareza. No había nada que hacer en la Guardia Costera salvo ir al mar. A lo mejor había alguna oficial de Estado Mayor en el cuartel general que no iba al mar en la Guardia Costera, que era oficial de administración. Claramente yo no estaba allí para ser oficial de administración, porque ya había terminado mi entrenamiento naval.
Terminé automáticamente haciendo lo mismo que hacían los muchachos. Tenía que aprobar mis exámenes, tenía que ir al mar y hacer lo mismo que ellos. Y de este modo comenzaron a abrirse las puertas para otras mujeres.
Diálogo: Desde que asumió este rol, ¿ha cambiado algo en cuanto a aprovechar el conjunto de talentos en general, independientemente del género?
Comod. Wemyss-Gorman: El haber conseguido un lugar en la mesa y estar al mando de mi propio buque, luego de mi unidad y luego de mi brigada, me dio la oportunidad de forjar mi posición. Pero no voy vanagloriarme por ello. [El jefe de Estado Mayor de Defensa de la JDF, Teniente] General [Rocky] Meade ha tenido como prioridad en su agenda la optimización de género en la fuerza. Él es muy importante en la agenda de la iniciativa Mujeres, Paz y Seguridad [WPS en inglés], de la ONU. Entonces diría que varios jefes en la década anterior han conseguido verdaderamente promover oportunidades para las mujeres en la fuerza.
En mi comando, sin lugar a dudas brindo las mismas oportunidades tanto a hombres como mujeres. Trato de guiar a las mujeres, no solo en mi unidad, sino también en toda la fuerza. Antes teníamos lo que denominábamos “unidad de mujeres”, pero yo no quería una unidad de mujeres. No estábamos segregadas.
Entonces, se puede designar a alguien que se encargue de cuestiones de género, algo que empecé a pedir antes de que surgiera la agenda de la WPS. Me rehusé a ser catalogada como la mujer a cargo de cuestiones de mujeres. Les dije que no era ninguna cuestión de mujeres, sino de personas con rango militar. Siempre insistí en ser tratada igual, sin deferencias; las mujeres no deben ser premiadas por su género sino por sus competencias, sus calificaciones y sus rangos.
Diálogo: Esta semana fue el Día Internacional de la Mujer. ¿Cree que todavía es importante celebrar este día?
Comod. Wemyss-Gorman: Todavía hay países, hay organizaciones que son muy androcéntricas e ignoran las cuestiones o ventajas de la igualdad u optimización de género, tal como lo llamamos en la JDF. Ciertamente, tuve muchas experiencias al haber trabajado con distintas fuerzas militares en todo el mundo. Veo que todavía quedan muchas experiencias por vivir en las fuerzas armadas y en la sociedad; creo que en algunos países y en algunos pueblos aún queda mucho por hacer. Entonces, sí sigue siendo importante.
Diálogo: ¿Qué talentos únicos aportan las mujeres a las fuerzas de seguridad?
Comod. Wemyss-Gorman: Creo que aportamos una perspectiva diferente. Las mujeres tienden a utilizar más la inteligencia emocional en cuestiones de mando y control. Y eso difiere del enfoque tradicional de una estructura organizacional muy estricta y jerárquica. Ellas brindan un estilo de liderazgo, la mayoría de las veces es la perspectiva y distintas habilidades. Las mujeres se vuelven útiles en los escenarios y espacios de seguridad que tal vez los militares no tenían en cuenta en el pasado. Por cierto, ahora las fuerzas militares más importantes consideran que las mujeres son extremadamente útiles en las operaciones especiales, y su contribución al éxito de la misión tiene mucho más peso del que habían pensado.
Antes admirábamos a los militares y al personal militar por su capacidad de resistencia y bravura física, y así no es el mundo ni las amenazas de seguridad que ahora enfrentamos, lo que requiere aplicar enfoques muy flexibles, poco tradicionales y muy diversos para solucionar problemas. Por eso, creo que las mujeres brindan una dimensión y un enfoque diferencial a la paz y a la seguridad.
Diálogo: ¿Qué es el éxito para usted, y qué talentos se necesitan para lograrlo, independientemente del género?
Comod. Wemyss-Gorman: Creo que en mi caso el fracaso no es una opción. Y para tener éxito en lo que una hace primero hay que ser competente, trabajar con pasión, con determinación. Es cierto que, cuando estaba en el mar, hubo momentos en los que pensaba “¿qué estoy haciendo? ¿Por qué?” Pero al fin y al cabo una se da cuenta de que ha adquirido un compromiso; no tiene la opción de fracasar y va a llegar hasta el final, una tiene la determinación de lograrlo. Y esas cosas te impulsarán, te ayudarán a lograr el éxito. Por cierto, como militar una tiene que tener mucha confianza en sí misma y disciplina, y hay que ser muy competentes en lo que se hace.
Diálogo: Si pudiera cambiar algo para que la vida de las mujeres en las fuerzas armadas sea más fácil, ¿qué cambiaría?
Comod. Wemyss-Gorman: Creo que lo que verdaderamente facilitaría la vida de las mujeres en las fuerzas armadas, que ya está ocurriendo en algunos casos, sería invitarlas a sentarse a la mesa en donde se toman las decisiones. Creo que eso sería lo más importante.
Diálogo: ¿Cuál es el legado que quisiera dejarles a sus sucesores?
Comod. Wemyss-Gorman: Si una demuestra que es competente y que trabaja arduamente a la gente no le quedará otra opción que escucharla, que mirarla, que darle la oportunidad. Si la oportunidad no se presenta, una debe generarla y aprovecharla.