El tráfico de personas es una forma moderna de esclavitud, según lo define la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que combate este tipo de delitos desde hace más de una década.
En Sudamérica, la mayoría de las víctimas son mujeres. Esto señala el Informe global sobre el tráfico de personas de 2020, de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC en inglés). El estudio, publicado en febrero de 2021, abarca 148 países y proporciona una descripción general de los patrones y flujos de tráfico de personas a nivel mundial, regional y nacional. Los datos se basan en casos de tráfico detectados entre 2016 y 2019.
Según el documento, en 2018, las autoridades detectaron 2358 mujeres víctimas de tráfico de personas en Sudamérica, en comparación con 850 hombres. Entre la población infantil, hubo 172 niñas y 41 niños. Estas mujeres suelen verse obligadas a unirse a redes de explotación sexual, aunque el trabajo forzado también es común en la región. El 35 por ciento de las víctimas pertenecen a esta última categoría.
La UNODC también rastrea flujos de tráfico. La encuesta señala que el 97 por ciento de las víctimas en Sudamérica son ciudadanos del mismo país en donde padecen la explotación, o son oriundos de países de la misma región. Fuera de esta zona, las autoridades han detectado la presencia de sudamericanos víctimas del tráfico de personas principalmente en Europa, Norteamérica, Asia oriental y Medio Oriente.
De los traficantes arrestados por este delito en Sudamérica, cerca del 60 por ciento son hombres.

Visión global
El estudio destaca que, en 2018, se identificaron alrededor de 50 000 víctimas en todo el mundo. No obstante, “el número real de víctimas de tráfico puede ser mucho mayor debido a la naturaleza oculta de este crimen”, según la investigación.
En 2018, de cada 10 víctimas en el mundo cinco fueron mujeres adultas, y dos fueron niñas. Entre la población masculina esta proporción fue de aproximadamente el 20 por ciento de hombres adultos, mientras que el 15 por ciento fueron niños.
Independientemente del sexo, edad y procedencia de las personas que caen en estas redes delictivas, la situación de vulnerabilidad es un rasgo común que une a las víctimas. A los representantes de la ONU les preocupa que la recesión provocada por la pandemia, exponga aún más a las personas al riesgo del tráfico.
“Millones de mujeres, niños y hombres en todo el mundo están sin trabajo, sin asistir a la escuela y sin apoyo social en la continua crisis del COVID-19, que los pone en mayor riesgo de caer en el tráfico de personas. Necesitamos acciones específicas para evitar que los traficantes criminales se aprovechen de la pandemia para explotar a los vulnerables”, expresó Ghada Waly, director ejecutivo de UNODC.