En las últimas décadas, el escenario geopolítico en América Latina ha experimentado cambios significativos, particularmente en el ámbito del entrenamiento militar y el comercio de armas. Mientras la región ha mantenido históricamente estrechas relaciones con las potencias de la OTAN, la creciente participación de China y Rusia señala un cambio en el panorama de la seguridad y la defensa. Instituciones como el Instituto de Cooperación para la Seguridad del Hemisferio Occidental (WHINSEC) han desempeñado un papel importante en la colaboración y el fortalecimiento de las relaciones entre las Fuerzas Armadas de las naciones amigas y los países de la OTAN, contribuyendo a un entorno hemisférico más unificado. Partiendo de una exploración de la evolución histórica del entrenamiento militar en América Latina, el presente artículo tiene como objetivo examinar el papel emergente de China y Rusia en el comercio de armas y entrenamiento militar en la región, a fin de analizar las implicaciones y desafíos que esto representa para la geopolítica y la seguridad en América Latina.
Durante la Guerra Fría, América Latina desempeñó un papel estratégico en el tablero geopolítico global. La mayoría de las naciones de América Latina establecieron alianzas y acuerdos militares con Estados Unidos y otras potencias de la OTAN.[i] Estas alianzas, reflejadas en programas de entrenamiento militar y comercio de armas, fortalecieron las capacidades de defensa de la región. La Iniciativa de Asistencia de Seguridad Internacional y los acuerdos bilaterales con países europeos son los acuerdos mas notables de la asistencia militar de Estados Unidos en la región.[ii] Sin embargo, a medida que la Guerra Fría llegaba a su fin, surgieron nuevos actores en el escenario regional. Particularmente China y Rusia han incrementado su presencia y participación en la región, marcando el inicio de una nueva era en las relaciones militares y el comercio de armas en América Latina.[iii]
A lo largo del siglo XX, el entrenamiento militar y el comercio de armas en América Latina han evolucionado significativamente bajo la influencia de las potencias occidentales. Tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos estableció una serie de programas de asistencia militar y acuerdos de cooperación con países latinoamericanos.[iv] Estos programas incluyeron el entrenamiento de oficiales y soldados, así como el suministro de equipamiento y armamento. En la década de 1980, la cooperación militar se expandió para incluir a varias naciones europeas. La compra de aviones de combate y vehículos blindados entre naciones europeas y América Latina son claros ejemplos de esta expansión.[v] Los progresos en la tecnología militar han sido un factor esencial en la evolución de las Fuerzas Armadas de la región.
Por otro lado, el inicio del siglo XXI en América Latina marcó un cambio en el enfoque de la cooperación hemisférica. Se promovió un interés en temas de protección a la población civil, delincuencia organizada trasnacional y lucha contra el narcotráfico. Este cambio ha generado un reenfoque más holístico y complejo en la cooperación militar, el cual no se limita a los entrenamientos y armamentos convencionales.
En las últimas dos décadas, la participación de China y Rusia en América Latina ha experimentado un aumento significativo en términos de entrenamiento militar y comercio de armas. China ha impulsado su presencia mediante la inversión económica y el desarrollo de relaciones bilaterales.[vi] Rusia, por su parte, ha revivido sus relaciones soviéticas-socialistas y ha buscado nuevas alianzas.[vii] En cuanto a tecnología y equipamiento, China ha estado proveyendo a varios países latinoamericanos con drones, mientras que Rusia ha vendido sistemas de misiles antiaéreos avanzados en la región.[viii] Además, ambos países han ofrecido programas de entrenamiento militar a oficiales latinoamericanos. Por ejemplo, los institutos militares chinos han comenzado a ofrecer cursos de capacitación en español, y Rusia ha incrementado el número de plazas y becas militares para estudiantes latinoamericanos.[ix]
Asimismo, la cultura y diplomacia militar de China y Rusia están impactando a Latinoamérica. La apertura de centros culturales chinos y el incremento de las visitas de altos funcionarios militares rusos a la región indican el fortalecimiento de las relaciones no solo a nivel gubernamental, sino también militar, cultural y social. Estas relaciones tienen el potencial de reconfigurar de las relaciones intra-latinoamericanas a medida que las naciones de la región sopesan sus asociaciones históricas con las potencias occidentales frente a las oportunidades emergentes con China y Rusia.
La creciente participación de China y Rusia en el entrenamiento militar y comercio de armas en América Latina plantea desafíos e implicaciones geopolíticas y de seguridad. Esta diversificación de alianzas militares tiene el potencial de debilitar las relaciones de diplomacia militar con los Estados Unidos y los países de la OTAN, quienes han sido históricamente un componente fundamental en la seguridad hemisférica.[x] Además, el aumento en la disponibilidad de tecnología militar avanzada germina el riesgo de impulsar una carrera armamentista regional. Ante esta realidad, América Latina tiene el desafío de equilibrar las relaciones con potencias globales y gestionar su entrenamiento y adquisiciones militares de manera que contribuyan a la estabilidad y seguridad regional.
La creciente participación de China y Rusia en el entrenamiento militar y comercio de armas en América Latina es una batalla silenciosa que evidencia un cambio significativo en el panorama de seguridad regional. Las causas multifactoriales que amenazan la defensa y seguridad en la región requieren revisar los alcances de las alianzas y los acuerdos de colaboración hemisférica actuales. Ante este escenario en constante evolución, es imprescindible que los países de la región evalúen sus capacidades de entrenamiento y armamento para enfrentar los desafíos geopolíticos y de seguridad que se presentan. Las potencias globales y los países latinoamericanos cuentan con instituciones militares para la seguridad hemisférica (ej. WHINSEC) que funcionan como importantes centros de convergencia para la colaboración y cooperación hemisférica. En la toma de decisiones estratégicas para lograr la estabilidad regional es necesario tomar en consideración estas instituciones.
Ante la evolución del entrenamiento militar y el comercio de armas en América Latina, es crucial que las naciones de la región tomen acción de manera conjunta. La optimización de la cooperación y el diálogo hemisférico son elementos fundamentales para enfrentar los desafíos geopolíticos y de seguridad. La colaboración estrecha y una comprensión mutua son las únicas acciones reales para asegurar un futuro estable y próspero para América Latina. ¡Es momento de reflexionar unidos y forjar un camino hacia la seguridad y la paz duradera!
El Capitán de Fragata de la Armada de México Alcides Barrenechea López es un destacado oficial con vasta experiencia en liderazgo y formación académica. En la actualidad, se desempeña como instructor internacional invitado del Curso de Comando y Estado Mayor en el Instituto de Cooperación para la Seguridad del Hemisferio Occidental (WHINSEC); también sobresale como Lector y Jefe de Comité de tesis en el Programa de Maestría en Artes y Ciencias Militares de la Escuela de Mando y Estado Mayor General de la Universidad del Ejército de los Estados Unidos.
Descargo de responsabilidad: Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor. No reflejan necesariamente la política o posición oficial de ninguna agencia del Gobierno de los Estados Unidos, de la revista Diálogo o de sus miembros.
Notas:
[i] Thompson, Jack, Danny Pronk, Hugo van Manen, Tim Sweijs, Giorgio Berti, Jens Emmers, Saskia Heyster, et al. “Key Actors in the World.” Geopolitical Genesis: Dutch Foreign and Security Policy in a Post-COVID World. Hague Centre for Strategic Studies, 2021. http://www.jstor.org/stable/resrep29556.7.
[ii] Stockholm International Peace Research Institute. “SIPRI YEARBOOK 2020: Armaments, Disarmament and International Security.” Stockholm International Peace Research Institute, 2020. http://www.jstor.org/stable/resrep25312.
[iii]Farah, Douglas and Marianne Richardson. Dangerous Alliances: Russia’s Strategic Inroads in Latin America. Washington: National Defense University Press, 2022, https://go.openathens.net/redirector/armyuniversity.edu?url=https://www.proquest.com/other-sources/dangerous-alliances-russias-strategic-inroads/docview/2769543771/se-2.
[iv] Farah, Douglas, and Caitlyn Yates. “Great Power Competition in Latin America: A New Normal.” The Fletcher Forum of World Affairs 44, no. 2 (2020): 45–64. https://www.jstor.org/stable/48599309.
[v] Amarante, Jose Carlos Albano, and Patrice Franko. “Defense Transformation in Latin America: Will It Transform the Technological Base?” Democracy and Security 13, no. 3 (2017): 173–95. https://www.jstor.org/stable/48602433.
[vi] JENKINS, RHYS. “Latin America and China—a New Dependency?” Third World Quarterly 33, no. 7 (2012): 1337–58. http://www.jstor.org/stable/41698788.
[vii] MAZARR, MICHAEL J. “Understanding Competition: Great Power Rivalry in a Changing International Order—Concepts and Theories.” RAND Corporation, 2022. http://www.jstor.org/stable/resrep40392.
[viii] FARAH, DOUGLAS, and LIANA EUSTACIA REYES. “Russia in Latin America: A Strategic Analysis.” PRISM 5, no. 4 (2016): 100–117. http://www.jstor.org/stable/26459215.
[ix] Enrico Fels, Jan-Frederik Kremer, and Katharina Kronenberg, Power in the 21st Century International Security and International Political Economy in a Changing World (Springer Berlin, 2014).
[x] Garzón, Jorge F. “Multipolarity and the Future of Regionalism: Latin America and Beyond.” German Institute of Global and Area Studies (GIGA), 2015. http://www.jstor.org/stable/resrep07600.