Pero los defensores del ex policía insisten en que nunca se probó su culpabilidad, y que su arresto obedecía a una venganza política. Simonovis, ex jefe de seguridad de la Alcaldía Metropolitana de Caracas y ex Jefe Nacional de Operaciones, fue detenido cuando iba a viajar a los Estados Unidos, y condenado a 30 años de prisión. Debido a su estado de salud debilitada, después fue trasladado a detención domiciliar.
En mayo de 2019, a pesar de la fiscalización reforzada en su casa debido a un indulto firmado por el presidente interino de Venezuela Juan Guaidó, Simonovis realiza una escapada de cine, que involucró la escalada de una pared de 25 metros, el uso de un bote y de una avioneta para llegar a los Estados Unidos. Para hablar del presente y del futuro de Venezuela, Diálogo conversó con Iván Simonovis en Miami, donde tiene residencia temporal, además de una oficina en Washington, D.C.
Diálogo: ¿Por qué decidiste huir de tu casa, aunque sabías que habían reforzado la vigilancia?
Iván Simonovis: Redoblaron el número de policías frente a mi casa, se pusieron más quisquillosos, a mí me tomaban fotografías todos los días con un periódico del día. Yo tenía la foto, tenía un brazalete electrónico, y además, eso es el control típico que ellos tienen de entradas y salidas de la casa. Yo tenía restringido visitas, yo tenía restringido dar declaraciones, yo tenía restringido el uso de los medios, las redes sociales. Entonces fue cuando decidí que era hora de buscar una salida y buscar mi libertad. También me habían comentado que en una reunión en Miraflores con Maduro, se le planteó mi caso, porque querían soltar algunos presos políticos y llegaron a mi nombre, y él dijo: “No, ese que se seque dónde está. Que se muera ahí en esa vaina.” Todo apuntaba a que yo no iba a tener posibilidades de salir más nunca y que iba a envejecer dentro de mi casa solo y entonces fue cuando decidí huir de allí y salir del país.
Diálogo: ¿Hubo la ayuda de agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional? ¿Eso demuestra una ruptura entre los agentes del SEBIN y Nicolás Maduro?
Iván Simonovis: Es imposible que una persona como yo, o sea con el nivel de importancia que tiene Iván Simonovis para el gobierno, sin ningún tipo de documentación, salga de la casa en Caracas, y luego salga del país sin la ayuda de funcionarios militares y policiales. Hay una serie de funcionarios de policía y oficiales militares que están en contra de lo que está sucediendo en el país. Hay lo que llamo una memoria genética de lo que es la real, lo que es democracia, y ellos sencillamente no están satisfechos ni contentos. Ellos pasan por las mismas penurias que pasan todos los demás ciudadanos: falta de comida, falta de medicina, sueldos muy bajos, no están entrenados, no están equipados, o sea, unas condiciones extremadamente deplorables y esas personas me ayudaron a salir de Venezuela. Con el compromiso que una vez que yo estuviese en territorio americano, yo viera cómo articulaba reuniones, cómo podía yo ayudar, cómo podía yo dar información que ellos mismos me están suministrando, para de alguna forma agilizar la salida o la caída del régimen.
Diálogo: ¿Por qué, con todo lo que mencionaste, muchos militares y policías todavía apoyan a Maduro?
Iván Simonovis: Hay un dicho que dice que la dieta favorita del dictador es pan y agua. A pan y agua es que te van manteniendo. En Venezuela hay actualmente 800 presos políticos; 600 civiles y 200 militares. Basta ver lo que acaba de suceder hace días con el Capitán de Corbeta de la Armada Acosta [Rafael Acosta Arévalo, quien se encontraba bajo custodia de las autoridades venezolanas por su supuesta participación en una conspiración en contra de Nicolás Maduro y que aparentemente fue torturado hasta la muerte en la cárcel], para que te des cuenta hasta dónde son estos señores capaces de llegar. O sea, no les importa absolutamente nada. Todas esas estrategias que ellos utilizan son prácticas que ya tienen 60 años, 70 años, y han dado resultados en Cuba, y han dado resultados en otros sitios porque eso forma parte de un estudio que estoy seguro que ellos han hecho. A todos en Venezuela les da miedo hablar entre ellos, o sea, han mandado un mensaje subliminal que no te permite confiar en absolutamente nadie. Yo hablaba a veces con cinco funcionarios, y de los cinco ninguno confiaba en ninguno de entre ellos. Ellos me decían “no confíe en él”, y pues, confiaban ellos en mí.
Diálogo: Hablando sobre la seguridad, ¿cuál es el principal problema de Venezuela en estos momentos?
Iván Simonovis: La guerrilla colombiana en general, el ELN y las FARC, que no es un problema solamente para Venezuela, sino para todos los países vecinos y también para los Estados Unidos. Ellos están protegidos, están bajo el manto protector del gobierno del dictador Maduro. El Hizbulá es otro grande problema. Ellos tienen empresas y hacen cosas que parecen legales en Venezuela, pero es solo fachada; las cosas que ellos financian son para hacer actividades ilegales fuera de Venezuela. Eso no es una amenaza para Latinoamérica, no es una amenaza para los Estados Unidos; es una amenaza para el mundo. Eso ahí es como el territorio de nadie y es como el ISIS que tenemos en Siria y como todos esos grupos que andan en territorio de nadie, planificando y haciendo cosas sin que nadie los toque.
Diálogo: ¿Qué pueden hacer los países que están siendo más afectados de la inmigración masiva de venezolanos, como Brasil, Colombia, Ecuador y Panamá?
Iván Simonovis: Yo diría que esto tiene que ser algo exactamente como lo que sucedió con la Segunda Guerra Mundial. ¿Cómo hacer para detener a Hitler? Ahí se aliaron hasta los que nadie se imaginaría que podrían aliarse, como los rusos y los americanos. Pero, hubo una coalición de países que determinadamente decidieron detener a Hitler y su matazón. ¿Y cómo lo hicieron? Hubo una coalición que se puso de acuerdo, y determinó el día, se prepararon, se unieron, se entrenaron juntos e invadieron los países que tenían que invadir a través de Normandía para poder retomar Francia y poder recuperar todo lo que habían hecho. O sea, a mi manera de ver, esto es un punto que es más político que de mi experticia. Es una decisión política de Ecuador, Colombia, Brasil, Panamá, las Islas Antillanas que tenemos en el Mar Caribe, que están siendo afectados como todos ellos. Primero en el lado económico, porque cuando a ti te llegan 500 mil personas por una frontera, es un desequilibrio muy fuerte económico, y mucho más para estos países que no son países ricos. Por otro lado, es público y comunicacional que, en los países del sur, hay delincuentes venezolanos que ya no podían seguir operando en Venezuela porque decían “aquí no hay más nada que robar”, y se fueron a otros países. En Perú, en Ecuador, en Colombia, hay bandas criminales asesinando y asaltando bancos, joyerías…entonces son dos problemas que tiene esta gente. ¿Cómo haces tú cuando un cáncer tiene metástasis? Tienes que hacer una limpieza completa y letal. Entonces, yo diría que el mundo tiene que tomar una posición y decir: “vamos a cerrar completamente Venezuela y vamos a hacer algo donde le ponemos hora y día y fecha. Ustedes tienen dos días, tres días, o un mes para que depongan esto, sino vamos a entrar y los vamos a sacar”.
Diálogo: ¿Cómo va a ser el futuro de Venezuela?
Iván Simonovis: Hace 30 años, jamás se hubiese imaginado nadie que Colombia fuese la potencia que es hoy en día. Es un país próspero, un país con gente culta, un país con tecnología. Y no es un país rico, porque Colombia no es un país rico. Nosotros tenemos a nuestro favor, la posibilidad de salir en un tiempo prudencial, razonable, muy rápido de la principal crisis. En tres años Venezuela está saliendo de eso. Luego viene un proceso de educación, que tardará unos 20 años. Pero, tienes que hacerlo y tienes que retomar los principios, la moral. Todo eso tiene que involucrar a la sociedad, a las policías, a los políticos, todo. Yo creo que eso es algo que se puede hacer, siempre y cuando tengas a los líderes que son necesarios, que son los buenos y que de verdad el ciudadano venezolano entienda que robar, que ser el vivo, no te lleva a nada. Es una cuestión de cultura. Y esa cultura hay que trabajarla, es posible, siempre y cuando lo hagan.